Para representar diversidades, innovar o como una forma de ahorrar dinero en campañas publicitarias. El porqué detrás del fenómeno de avatares
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Kami es la primera influencer digital con síndrome de Down. Surgió de la unión de la inteligencia artificial y la creatividad humana. Los retratos de más de 100 mujeres con síndrome de Down se alinearon y luego se agregaron a un programa que condensó todas esas diversidades en una imagen. Luego se utilizó una herramienta para crear personajes en 3D. La conjunción de esta artesanía con el poder de los algoritmos le dio vida (virtual) a Kami. La iniciativa surgió de la Asociación Internacional de Síndrome de Down (DSI, por sus siglas en inglés), la agencia creativa Forsman & Bodenfors (F&B) y la agencia de modelos digitales The Diigitals.
“A pesar de ser una sociedad más conectada, el mundo digital aún no ha adoptado plenamente la diversidad. Los avatares que nos permiten elegir un rostro y un cuerpo ‘ideales’ provocan una fuerte subrepresentación y una visibilidad reducida de las personas con discapacidad”, se lee en el sitio oficial de The Diigitals. Con Kami se buscó revolucionar el mundo digital y darle espacio a una influencer virtual con síndrome de down.
Kami es la abreviatura del nombre Kamilah. “Significa perfección, y así quieren que el mundo la vea. Al otorgar intencionalmente el síndrome de Down a alguien universalmente conocido como ‘perfecto’ en la esfera social, Kami será una representación poderosa de que el síndrome de Down no es un defecto ni un error, y que ella no necesita ‘arreglarse’”, explican sus creadores en la página web.
La agencia The Diigitals tiene una gran variedad de modelos digitales: Dagni luce ojos rasgados, pecas y una estética que la asemeja con un hada o una elfa. Brenn es curvilínea, de cabellera larga y tiene estrías en el abdomen y los glúteos. También está Koffi, un modelo de tez oscura y bien musculoso o Galaxia que, a diferencia de todos los demás, no busca reflejar rasgos del entorno real, sino que directamente es un concepto irreal. Tiene piel azul y una estética que solo se podría imaginar en una criatura de otro planeta.
Estos modelos digitales han participado de campañas de importantes marcas de la moda como Karl Lagerfeld, e incluso han sido tapas de revistas de moda como Elle o Glamour. Un nuevo fenómeno que llega de la mano del avance de la IA.
Influencers digitales para campañas
Lo cierto es que ya hay varias agencias que están ofreciendo servicios similares, como AI Model Agency o The Clueless, de la cual se habló mucho en estos últimos días a raíz de la popularidad que ganó Aitana López, una de sus modelos virtuales. Aitana, que cuenta con más de 145.000 seguidores en Instagram, factura cerca de 4000 euros mensuales por campañas de publicidad para marcas.
No es la única modelo de The Clueless. También está Maia Lima, la influencer digital que es argentina, vive en Barcelona y es apasionada del fútbol. ¿El club de sus amores? Boca. Sus ojos azules, su cabellera casi blanca y los rasgos de su personalidad son todos atributos que cobraron forma, como en los casos anteriores, gracias a la magia de los algoritmos y la imaginación humana.
“Nuestros modelos no son solo rostros; son la encarnación de la innovación, la diversidad y las posibilidades ilimitadas. Cuando contratas a uno de nuestros modelos, estás presentando una personalidad virtual que cautivará a tu audiencia y elevará tu marca”, se lee en la página oficial de The Clueless.
Las modelos virtuales, según sus creadores, permiten a las marcas ahorrar importantes costos a la hora de hacer publicidad. Porque si bien cobran un caché, lo cierto es que sus honorarios están bien lejos de las cifras millonarias que piden modelos, deportistas y celebridades de carne y hueso.
Además de eso, es todo una forma de zambullirse en las nuevas alternativas que abre la inteligencia artificial generativa. Como dicen en su página: “cuando contratas uno de los modelos de The Clueless, estás abrazando el futuro del modelado y la creación de contenido, donde la IA se encuentra con la creatividad para redefinir la narración visual”. Toda una declaración.
Modelos para armar
Si se sigue explorando el mundo de los modelos digitales, también se pueden encontrar propuestas de avatares para armar. La plataforma Lalaland.ai, por ejemplo, promete que se puede crear un modelo digital en menos de cinco minutos. Basta con ingresar en el portal para personalizar el avatar, eligiendo el peinado, el estilo, color de piel y mucho más. “Además, seleccione entre una variedad de poses, emociones y otras características”, se indica en el sitio.
Si bien esta plataforma está diseñada especialmente para este propósito, bien se podría utilizar cualquiera de las herramientas de generación de imágenes, como Midjourney o DALL-E, para este fin.
Vmodel.ai es otra plataforma que también invita a los usuarios a crear sus modelos digitales. Se puede subir la foto de un maniquí o una persona real para que funcione como inspiración. El resto queda en manos de la IA. Como se indica en la página, el objetivo de esta propuesta es ayudar a las marcas y pequeños emprendedores a que ahorren costos en sus campañas. “Las modelos tradicionales exigen no solo un pago, sino también gastos relacionados con su presencia, desde maquilladores hasta fotógrafos y costos de locación”, se destaca en la página.
El costado adulto
Así como surgen modelos e influencers que participan en campañas publicitarias, también hay otro costado: el que abastecen de contenido a plataformas como OnlyFans o Fanvue. Los casos paradigmáticos son los de Emily Pellegrini, con más de 100.000 seguidores en Instagram y un perfil para adultos en Fanvue, y que según el New York Post facturó 10.000 dólares en seis semanas, o Claudia, habitué de Reddit a principios de este año con contenido subido de tono; sus creadores, según Rolling Stone, fueron dos estudiantes de informática que probaron generar las imágenes con Stable Diffusion y se encontraron con un inesperado mercado para ese tipo de contenido.
Un fenómeno que crece
El interés por los influencers virtuales viene creciendo en el último tiempo. Más allá de ser un recurso para ahorrar costos o mostrar diversidades, con influencers que se ciñen a rajatabla a un guión, no envejecen y no cambian de postura frente a su trabajo, también son una forma que tiene la industria de llegar a los consumidores con propuestas más novedosas. Noonoouri, una influencer digital que acumula más de 420.000 seguidores en Instagram, tiene un contrato con la discográfica Warner Music. Produce canciones y se espera que genere ingresos comparables a los de una cantante de carne y hueso. Lil Miquela, que tiene 2,7 millones de seguidores y está online desde 2016, es parte de una campaña de BMW.
El mundo analógico se sigue replicando en la esfera digital. El futuro ya llegó.