Medirán la calidad del aire en Mendoza con un monitor hecho en el país
Es un desarrollo de la Universidad de Cuyo, hecho con hardware abierto y un costo mucho menor al de los equipos importados; la intención es crear una red de medición de la limpieza del aire
¿Cuál es la calidad del aire que respiramos? En la Argentina, el equipamiento para monitorear la calidad del aire es muy costoso y no se produce localmente. Esto redunda en que las mediciones no se hayan podido extender mucho más allá de ciertas zonas de las grandes ciudades. Sin embargo, la disponibilidad de herramientas más accesibles como las plataformas de hardware abierto y los sensores de bajo costo baja la barrera de acceso al desarrollo de estos dispositivos.
Investigadores de la Universidad Nacional de Cuyo (Uncuyo) trabajan desde hace varios años en el desarrollo del Monitor Abierto de Calidad del Aire (MACA). Además de proporcionar una alternativa de bajo costo e inexistente en el país, el objetivo final del proyecto es conformar una red ciudadana de monitoreo ambiental en la ciudad de Mendoza. De esta manera, el dispositivo podría convertirse en una herramienta de gestión ambiental que permitirá obtener datos de manera participativa y a largo plazo.
“Es interesante empezar a desarrollar una infraestructura que permita que el conocimiento sobre el medio ambiente también pueda ser producido por no expertos. Pensar en laboratorios ciudadanos, en promover el desarrollo de hardware abierto, porque de lo contrario todo queda relegado a lo que pueda resolver un laboratorio. Eso muchas veces es costoso y los verdaderos afectados no tienen acceso”, le dijo a TSS el ingeniero Fernando Castro, uno de los responsables del proyecto, junto con su colega María Ruth Clausen. Ambos pertenecen al Laboratorio de Análisis Instrumental de la Facultad de Ingeniería de la Uncuyo.
Castro, además, es parte de Nodo 39 FabLab, un equipo multidisciplinario que tiene a su cargo la fabricación del segundo prototipo de MACA, actualmente en desarrollo. El primer prototipo fue realizado por los investigadores de Uncuyo y el ingeniero Pablo Cremades, de la UTN Facultad Regional Mendoza. “En el mundo, hay muchos desarrollos basados en la premisa de una ciencia abierta, lo que permite que no caigamos siempre en lo que fabrican laboratorios y empresas del exterior”, subraya Castro.
¿Qué es MACA?
En la Argentina existen estaciones de monitoreo de la calidad del aire en ciudades como Buenos Aires y Córdoba pero no hay una red operativa que provea datos de manera sistemática. Los monitores de referencia que se utilizan habitualmente son equipos que cuestan desde unos 20.000 dólares en adelante. Además, su operación y mantenimiento requiere conocimientos técnicos específicos.
“Cuando se compran estos equipos no se suele asignar un presupuesto adicional para la operación y el mantenimiento, por lo que a veces quedan en desuso. Por eso quisimos hacer un desarrollo más económico, que, aunque no sea de referencia, permita que lo podamos resolver todo nosotros”, dice Castro.
El primer prototipo que hicieron en la Uncuyo podía medir ozono. Lo utilizaron como prueba de concepto y obtuvieron buenos resultados. El año pasado comenzaron a trabajar en el segundo prototipo, que combina un detector óptico de partículas y sensores de óxidos metálicos para monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y ozono. Es una adaptación de otros monitores de calidad del aire ciudadanos y abiertos y la electrónica de MACA está basada en una plataforma abierta: la placa Arduino Mega 2560.
El funcionamiento es sencillo. Los sensores se colocan en las zonas donde se pretende medir la presencia de los diferentes gases y los datos son enviados a una tarjeta de almacenamiento, aunque también tiene la capacidad de transmitirlos en tiempo real a través de la conexión Wi-Fi que poseen estos dispositivos.
Los sensores tienen la forma y el tamaño de un botón y poseen semiconductores sensibles a la presencia de los gases a monitorear. Castro explica que no son muy selectivos y pueden tener alguna interferencia, pero son muy económicos: cada uno cuesta cinco dólares, mientras que los que se usan en los equipos convencionales cuestan entre 100 y 150 dólares.
El desarrollo de los investigadores mendocinos podría costar entre 2000 y 3000 pesos. “El año que viene deberíamos tener un prototipo calibrado y funcionando para evaluar los últimos detalles y analizar si es necesario fabricar otro prototipo. Posteriormente, abriremos el desarrollo a quienes quieran participar del monitoreo y veremos si hay demandas para replicar la experiencia”, dice el ingeniero.
Los investigadores pusieron el desarrollo a disposición de los ciudadanos a través de una wiki abierta, en la que se puede seguir paso a paso la fabricación del dispositivo y, una vez finalizado, posibilitará la intervención de quienes estén interesados en participar. En el sitio se encuentran los planos del proyecto, la lista de materiales, referencias bibliográficas y una plataforma para que quienes estén interesados en la iniciativa puedan realizar aportes.
“El principal problema de la contaminación urbana es que quien contamina y quien se ve afectado es el mismo sujeto. Participar del proyecto es una manera de concientizar, incorporar ese conocimiento y empezar a comportarse de forma consecuente con eso”, dice Castro. Y concluye: “Creemos que los datos que se van a obtener podrían ser usados por los ciudadanos para generar cierta presión en las autoridades de turno e instar a quien se tiene que hacer cargo de monitorear, para que efectivamente se haga”.
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