Max Planck, genio
Homenaje al hombre que descubrió un principio fundamental para la electrónica: los cuantos .
En estos días puede faltarnos de todo, pero no balances. Los vemos, leemos y oímos a menudo, una costumbre típica de fin de año que ahora se ve exaltada por la llegada del 2000.
A diferencia de otros años, ahora se pretende abarcar todo el siglo, y no sólo los últimos 365 días. Sin embargo, tengo la impresión de que cien años es demasiado tiempo para la memoria histórica del hombre. Muchas veces (hay honrosas excepciones) las sinopsis no van mucho más atrás de la Segunda Guerra Mundial.
No es culpa de los autores de estas recopilaciones, sino de que 20 años no es nada, pero 100 es demasiado. Para el tema que nos ocupa cada lunes en este suplemento, la situación es todavía peor. Las computadoras son tan nuevas, tan modernas y tienen tanto futuro que casi nadie recuerda la primera mitad del siglo XX al pensar en ellas.
Pero fueron los primeros años de este siglo los más importantes para que estos sistemas maravillosos existan.
Incertidumbre y tragedia
Una figura en particular viene a la memoria, la de Max Planck, creador de la física cuántica. La idea de que la energía no viene en un flujo constante, sino en paquetes (o cuantos) discretos es la base para la conducción de electricidad en los metales y semiconductores. Sin la genial idea de Planck, que en rigor vino a su mente en el último año del siglo XIX (1900), ni los transistores ni los circuitos integrados se habrían hecho realidad.
Como muchos otros científicos europeos de las primeras décadas de este siglo, Planck padeció los horrores de dos guerras y se opuso a las persecuciones raciales de los nazis, con lo que perdió su puesto de director de la Sociedad para el Avance de las Ciencias, luego llamada Sociedad Max Planck; sólo recuperaría el cargo tras la caída del III Reich.
Sin embargo, fue especialmente trágico el final de su vida, una vida durante la que se enfrentó con los postulados de su época utilizando tan sólo su inspiración y su lógica. Tras perder a su primera esposa en 1909, su hijo mayor, Karl, murió en el frente en 1916. Luego, en 1917 y en 1919, respectivamente, sus dos hijas murieron al dar a luz. Su casa en Berlín fue destruida por los bombardeos aliados y el golpe final, que según sus biógrafos le quitaría toda voluntad de vivir, fue la acusación de que su hijo menor, Erwin, había estado implicado en el atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944. Erwin fue ejecutado de un modo horrible por la Gestapo. Planck murió el 4 de octubre de 1947 en Göttingen. Le debemos nada menos que los cimientos mismos de la electrónica moderna.
Antes que Planck, los trabajos de Ludwig Eduard Boltzmann en mecánica estadística contribuyeron al descubrimiento de los cuantos.
Otro hallazgo fundamental para nuestras computadoras fue la tesis doctoral de un noble francés, Louis-Victor De Broglie, que se despachó con la por entonces disparatada idea de que los electrones tenían las mismas propiedades que las ondas, a pesar de ser partículas.
La supuesta incongruencia llevaría a Erwin Schrödinger, católico austríaco que tuvo que escapar de Alemania por las persecuciones nazis, a formular una ecuación que reemplazaría la teoría atómica tradicional. El valor de la función de onda que Schrödinger asociaba con una partícula en movimiento está relacionada con la probabilidad de encontrar dicha partícula en un punto en determinado momento del tiempo. Luego de siglos de determinismo y solidez, no es extraño que sus ideas provocaran rechazo y resistencia entre los científicos de su época.
Otros grandes físicos de la primera mitad de este siglo tuvieron que ver con la microelectrónica moderna: Enrico Fermi, Félix Bloch y Rudolph Peierls, por citar sólo tres.
Desde que estos hombres investigaron el universo de lo infinitesimal (y, en el caso de Einstein, también el cosmos en su conjunto), la sociedad, la cultura y las costumbres han cambiado mucho. El mundo es otro y nos resulta difícil concebir el milagro intelectual que produjeron Planck, De Broglie, Schrödinger, Fermi, Bloch y Peierls sin la ayuda de los instrumentos con que contamos hoy. Esos instrumentos que ellos contribuyeron a crear, sentando las bases teóricas de la electrónica.
Ya que hemos dedicado la nota de tapa de ésta, la última edición de 1999, a los ejecutivos de las compañías punto com, no podemos menos que dedicarle un homenaje a los esforzados hombres que hace casi cien años y soportando la abismal barbarie de la guerra fueron capaces de desen- trañar los secretos mejor guardados de la naturaleza y abrir el camino hacia las computadoras, Internet y todo lo demás.