Luces LED y pantallas: cómo cuidar nuestra piel y ojos de la sobreexposición en casa
La vida por Zoom. Las reuniones de trabajo, la sesión con el psicólogo, la escuela y hasta las entrevistas laborales se virtualizaron. Nuestro tiempo frente a las pantallas aumentó dramáticamente, y con él el tiempo de exposición a las distintas luces de emiten las propias pantallas y las lámparas que utilizamos para ambientar y mejorar nuestra cara de cuarentena lo más dignamente posible.
Ya nos pasábamos varias horas frente a una pantalla, sin duda pero ahora, en cuarentena, lo hacemos más: cada reunión (laboral o social) se resuelve en una videollamada. Cada tarea laboral o educativa tiene una pantalla de por medio. Y le sumamos luces para vernos mejor ¿Es seguro pasar ocho o diez horas con estas luces iluminando nuestra piel?
Para exponernos tanto a la luz solar como a la luz artificial, debemos tomar ciertos recaudos para evitar la incidencia de los distintos tipos de rayos que impactan sobre nuestra piel. Eva Fischer, médica especialista en estética, describe los tipos de radiaciones que recibimos al exponernos a pantallas y luces.
Todo el día iluminados
"Dentro de las radiaciones tenemos la que nuestro ojo puede ver (la luz visible), que alcanza una longitud de onda de entre 400 y 700 nanómetros del espectro electromagnético. Por arriba de 700, ya empiezan los rayos infrarrojos, que no podemos ver, pero que generan cambios en nuestro piel, y por debajo de 400 nanómetros están los rayos ultravioleta que también generan daños en la piel", explica.
Dentro de la luz visible está la luz azul, que emiten las luces tipo LED (y que incorporan las pantallas electrónicas) y que está muy cerca del ultravioleta. "Comparten las mismas características de daños en la piel, que tiene que ver con la producción de radicales libres: esto provoca el envejecimiento acelerado de la piel y podrían causar cáncer. En el envejecimiento acelerado vemos la producción de manchas y también se rompen las proteínas de la piel que le dan firmeza, estructura y elasticidad", describe Fischer.
La luz azul también tiene otro efecto: altera nuestro sueño porque el cerebro la asocia con el amanecer, la razón por la que muchos celulares y notebooks permiten sumar un modo "noche" con un tinte amarillento, más cercano a los colores del atardecer.
Si bien los rayos de luz azul tienen menos intensidad que los ultravioletas, es muy relevante la cantidad de horas de exposición frente a las pantallas y luces, sobre todo esos aros de luz que muchos están usando en videollamadas para iluminar en forma pareja todo su rostro.
"La mejor manera de prevenir es reducir el tiempo frente a la pantalla, y usar cremas hidratantes y protectores solares; estos últimos, que además de tener filtros para rayos ultravioletas especifiquen que tenga filtros para luz azul y con las cremas hidratantes, elegir las que tengan antioxidantes, porque estos vienen a mitigar la influencia de los radicales libres", detalla Fischer.
"La banda azul/violeta del espectro visible de la luz solar tiene un nivel de energía alto, esta también es emitida por la iluminación fluorescente y las luces LED. En estos últimos meses aumentamos la cantidad de horas que pasamos frente a notebooks, celulares, tabletas, pantallas de televisión, aumentando la exposición a esta luz azul/violeta. Hay mucho por investigar todavía, pero hay evidencia científica que demuestra que el daño causado por estos dispositivos es similares a la radiación solar después de una exposición prolongada", explica la médica especialista en dermatología Carolina Palmeyro.
No genera quemaduras como tomar sol en verano, pero según la especialista dentro de los daños que estas luces pueden causar se encuentran las lesiones de fotoenjevecimiento cutáneo, es decir hiperpigmentación (manchas amarronadas), arrugas, engrosamiento de la piel, eritema (enrojecimiento de la piel), al tiempo que acelera procesos como el melasma, hasta incluso lesiones premalignas.
¿Qué otros cuidados podemos tomar en casa? "Intentar cambios en los estilos de vida, consumiendo una dieta rica en antioxidantes, realizar una buena higiene de la piel dos veces por día, incorporar los sueros ricos en vitamina C y el uso de protectores solares durante el día y renovarlo cada 3 hs aunque no salgamos", aconseja Palmeyro.
La postura y la vista
Además de la salud de nuestra piel, es importante cuidar la postura corporal y especialmente no descuidar la salud de la vista, que también sufre por nuestros comportamientos frente a las pantallas, sobre todo durante la pandemia. Según un informe de The Vision Council, un 32% de las personas que usan dispositivos digitales lo hace entre 6 y 9 horas y un 28% más de 10 horas por día. Según el Dr. Tomás Jaeschke, director del Instituto de la Visión, mas del 50% de los pacientes se queja de fatiga visual en todas sus formas. "Frente a las pantallas, el efecto nocivo de la luz azul de estos dispositivos electrónicos, la disminución en la frecuencia de parpadeo, y el enfocar objetos de cerca donde el músculo ciliar (que se usa como si fuera una máquina de fotos y nos permite enfocar lejos y cerca) está en contracción todo el tiempo, todo eso causa fatiga", explica el médico oculista.
Jaeschke recomienda la regla del 20-20-20: por cada 20 minutos que pasemos mirando una pantalla, debemos mirar algún punto que esté a una distancia de 20 pies (6 metros) durante 20 segundos. Contra la disminución del parpadeo (puede disminuir de 16-20 veces por minuto a 5 o 6), lo que hace que cuando estemos atentos a pantallas muchas horas le "debamos" a ese ojo un número muy grande de parpadeos. "Esto repercute en la lubricación de la superficie y en la calidad visual, la lágrima que es sumamente importante en nuestra visión. Acá hay otra regla, alargar y concientizar nuestra frecuencia de parpadeo ayudado", explica. Esto es: cada diez minutos, hacer seis parpadeos largos y mantener nuestros ojos cerrados un par de segundos. También podemos optar por lubricantes oculares a intervalos reglados. "Está probado que la luz azul emitida por el sol daña las estructuras oculares, pero no está demostrado que lo hagan las pantallas", cierra Jaeschke.
Mientras el trabajo remoto sigue siendo obligatorio y necesario para muchos, y una posibilidad permanente para otros tantos, se torna indispensable tener un plan para cuidar nuestra salud ante las pantallas, mejorar nuestra postura corporal y controlar la vista con la incorporación de pequeños nuevos hábitos, que pueden hacer una gran diferencia.
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