En 1968, el físico argentino e impulsor de buena parte de su programa nuclear, Jorge Sabato, junto con el politólogo Natalio Botana, formularon un modelo de interacción triangular entre tres vértices: gobierno, infraestructura científico-tecnológica –conformada en gran parte por la academia– y sector productivo, integrado por las empresas públicas y privadas, como base para el desarrollo y la innovación en materia tecnológica. El modelo pasó a ser conocido internacionalmente como el "Triángulo de Sabato".
El miércoles 15 de agosto, en el marco de la feria Expotrónica 2018, la muestra de tecnología que cada dos años realiza en la Ciudad de Córdoba la Cámara de Industrias Informáticas, Electrónicas y de Comunicaciones del Centro de Argentina (CIIECCA), se presentó oficialmente el Nodo de Colaboración Científico Industrial para la Investigación y el Desarrollo de la Inteligencia Artificial. El "Nodo" es una iniciativa de cooperación entre la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FAMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Córdoba Technology Cluster, de la que participa el Centro de Computación de Alto Desempeño (CCAD), también de la UNC.
El Nodo
El convenio que dio origen al Nodo fue firmado por Mirta Iriondo, decana de la FAMAF, y Diego Casali, presidente del Cluster, el 14 de marzo de 2018, e inmediatamente la cooperación comenzó a materializarse a través de una Diplomatura en Ciencias de Datos, Aprendizaje Automático y sus Aplicaciones, destinada al personal de las empresas socias del Cluster, a docentes e investigadores académicos, estudiantes y empleados gubernamentales.
Iriondo, doctora en Matemática e investigadora adjunta del CONICET, comenzó su exposición enmarcando la idea del Nodo en el esquema del Triángulo de Sabato. En ese contexto, enfatizó que uno de los roles del Estado es "traccionar con proyectos que impulsen a las pymes" para el desarrollo de nuevas tecnologías y capacidades productivas.
La Argentina, y la misma Córdoba, tienen ejemplos de cómo este rol ha podido ser cumplido de manera sobresaliente por empresas estatales en cuyo entorno han surgido y madurado pymes tecnológicas de alto valor. INVAP y el Laboratorio de Hemoderivados de la UNC son dos casos testigo de esta dinámica virtuosa. El Nodo, con su especificidad, aspira a recorrer en derrotero similar empleando los conocimientos en ciencias de la computación acumulados en la FAMAF y las capacidades del CCAD para potenciar a empresas privadas locales de base tecnológica.
La decana de la FAMAF dijo que también se buscará replicar el modelo de vinculación inaugurado con el Cluster en las otras áreas en las que la FAMAF viene realizando trabajos de transferencia, como en ciencias de materiales y radares, rubro en el cual la universidad tiene un rol destacado al gestionar el primer Radar Meteorológico Argentino (RMA) que entró en operaciones, tarea que comparte con la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFN) de la UNC.
Fuego para el desarrollo
El otro pilar del Nodo es Nabucodonosor, la última "super" computadora del CCAD, un servidor de altas prestaciones cuyo nombre no rinde homenaje a un rey de la antigua Babilonia o a la nave insignia de la flota de Sion en la trilogía cinematográfica de Matrix, sino al chanchito vegetariano con veleidades de metrosexual y filósofo en la historieta de Roberto Fontanarrosa "Inodoro Pereyra". Nabuco (contracción del nombre) fue armado en el Taller de Electrónica de la FAMAF con la contribución de las empresas Apex, Mercado Libre, Bitlogic.io y el propio Cluster, con el objetivo de servir de herramienta para analizar la factibilidad de proyectos en inteligencia artificial, antes de pasar a su desarrollo en máquinas de mayor potencia. El Nodo también se nutre de aportes de otras entidades, como el Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (IATE) del Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC) de la UNC, y está abierto a incorporar nuevos miembros.
"Lo pensamos [a Nabuco] como un fuego para calentarnos entre la industria y la academia", expresó en la presentación del Nodo, Oscar Reula, director del CCAD, doctor en física e investigador principal del CONICET. Tanto en la empresa como en la academia hay en Córdoba un número considerable de personas haciendo aprendizaje automático (machine learning). "Esas dos comunidades estaban un poco dispersas y las queremos juntar para tener una masa crítica de gente", explicó Reula. "Tenemos un ecosistema y lo queremos cuidar porque es único en Córdoba. De los millones de puestos de trabajo que se van a crear (gracias a la inteligencia artificial), no queremos que se creen sólo en Estados Unidos y Europa mientras acá se pierden empleos", añadió el director del CCAD.
Solos no se llega
El Cluster es una asociación de empresas tecnológicas con 17 años de trayectoria que hoy cuenta con cerca de 200 firmas asociadas en la ciudad de Córdoba, más otras 70 vinculadas a través de los clústers tecnológicos de Río Cuarto, Villa María y San Francisco. La presidencia de la entidad es ejercida por Diego Casali, ingeniero en sistemas y responsable de Dicsys, una empresa especializada en análisis e inteligencia de negocios (business analytics-business intelligence) y desarrollo de software (software factory) con oficinas en la Argentina, Brasil y Panamá.
"El sector privado comenzaba a demandar tecnologías innovadoras y en Córdoba faltaban recursos humanos capacitados, científicos en empresas y vinculación", explicó Casali en la presentación del Nodo. "Esa fue nuestra principal inquietud –agregó– y la razón por la cual nos vinculamos con la FAMAF".
En la caracterización de la situación en la que se encuentra la industria informática en Córdoba y los desafíos que tiene por delante, Casali señaló que "sólo con desarrollo de software no vamos a llegar, porque vamos a competir con otros países más fuertes en tamaño y precio". Es por ello que la apuesta de trabajar juntos con la FAMAF y el CCAD es fundamental para "convertirnos en el polo de inteligencia artificial de la región, con la idea es ir mucho más allá de la Argentina", sostuvo el presidente del Cluster, para quien uno de los objetivos de aquí en adelante es sumar más empresas para que trabajen con el Nodo.
De Toronto a Córdoba
Nahuel Di Paolo es licenciado en Ciencias de la Computación y director de desarrollo de software y tecnologías de Sitti, una firma de 15 empleados especializada en el desarrollo de soluciones informáticas para el sector público. Di Paolo está poniendo en marcha un nuevo emprendimiento para trabajar con inteligencia artificial y también se desempeña como vicepresidente primero del Cluster.
Di Paolo fue uno de los principales impulsores del Nodo dentro del Cluster. La representación de una asociación empresaria le permitió conocer los principales nodos de innovación mundial en la actualidad, como los que se están consolidando en Toronto (Canadá) y Nueva York (Estados Unidos). "Las empresas tienen una gran capacidad para impulsar comercialmente un producto pero las universidades tienen la capacidad de innovación, de generar conocimiento", dijo Di Paolo en diálogo con TSS. Y agregó que una limitación a superar es "reconvertir nuestra matriz productiva: pasar de proveer horas/hombre al exterior a desarrollar productos propios".
Atraso y cercanía
TheFuzzyFish es una empresa dedicada el desarrollo de software y al marketing digital. Con 17 personas en su nómina, exporta a Estados Unidos y Nueva Zelanda. Lucas Romagnoli apenas pasa los 30 años y su vida profesional comenzó como arquitecto para luego dar un giro hacia la tecnología. Hoy es el director ejecutivo de TheFuzzyFish y vicepresidente cuarto del Cluster.
Para Romagnoli, el ecosistema informático cordobés adolece de un atraso general que obstaculiza el acceso a nuevas tecnologías y a personal capacitado. "Uno de los déficits es tener colaboradores que nos permitan acceder a clientes de mayor envergadura", le dijo el director de TheFuzzyFish a TSS. Y esta es una de las razones por las cuales el trabajo con las universidades es tan relevante.
Di Paolo y Romagnoli coincidieron en que el contexto macroeconómico de una devaluación favorece las exportaciones de las empresas informáticas, aunque "impacta negativamente para el mercado interno", aclaró el segundo. "De todas maneras, lo que buscamos los empresarios, sin importar el tamaño de la empresa, es una estabilidad y un horizonte más marcado y no tanta volatilidad", dijo Romagnoli.
"La devaluación favorece –añadió Di Paolo– pero tenemos que cambiar también esa idea de estar esperando la devaluación para vender más afuera. Tenemos que lograr generar mayor valor agregado porque si generamos productos [en lugar de horas hombres vía software factory] no nos va a importar la devaluación".
El Triángulo de Sábato fue pensado, precisamente, para llevar a cabo una transformación de la matriz productiva del país y así poder asegurar las exigencias de la soberanía nacional y del bienestar de la población. Aplicando esta fórmula en el sector nuclear y en el biotecnológico, la Argentina logró un desarrollo relevante con una importante proyección internacional en algunos casos. El Nodo FAMAF-CCAD-Cluster es un intento por reeditar esa triangularidad virtuosa en uno de los campos tecnológicos que marca el ritmo de esta época.
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