En el evento donde anunciaron un nuevo tipo de orbe para escanear iris, Sam Altman, cofundador de OpenAI y de Tools for Humanity (la compañía detrás de Worldcoin) habló sobre la manera en que la inteligencia artificial está cambiando para bien nuestro día a día
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Sam Altman es la figura tecnológica indiscutible del momento. Además de haber fundado OpenAI (la compañía detrás de ChatGPT) y ser cofundador de WorldCoin (que ahora se llama Word) es quien es señalado como uno de los principales referentes a la hora de pensar (y definir) cómo la Inteligencia Artificial cambiará el mundo. Porque, además, gran parte de esos cambios son provocados por sus productos, con ChatGPT a la cabeza. Esa fue justamente una de las inquietudes que le preguntaron en un encuentro en San Francisco la semana pasada, cuando anunció que World ID, su sistema de verificación de humanidad (escaneando iris a cambio de criptomoneda) tiene 2,2 millones de inscriptos en la Argentina.
En un encuentro con la prensa le hicieron una pregunta clave: ¿hasta dónde cree Altman que la IA puede ayudar a solucionar los problemas que hay en el mundo?
Tres ejemplos de cómo la IA está cambiando el mundo
“Voy a señalar tres ejemplos”, enumeró Altman. “El primero es lo que está sucediendo con la IA en la educación, lo cual es bastante notable. La forma en que los niños la están usando para aprender, los maestros para enseñar, e incluso solo con herramientas como ChatGPT, sin mencionar todas las increíbles aplicaciones que las personas están creando encima de ella. Parece que va a transformar el mundo de una manera importante: si todos en la Tierra pueden obtener una educación personalizada de alta calidad, lo cual ahora parece posible, aún se necesitarán muchos grandes maestros para trabajar junto con la tecnología, pero parece que ahora tienen un gran apalancamiento”.
El CEO de Open AI siguió con la atención médica como segundo ejemplo. “El número de doctores con los que he hablado en los últimos meses que dicen cosas como “por favor, no le digas a nadie porque no se supone que deba estar haciendo esto, pero estoy usando ChatGPT u otras herramientas para ayudarme a proporcionar diagnósticos más precisos y no puedo creer lo bueno que es”, y está haciendo esto y “me está permitiendo ofrecer una atención médica mucho mejor”.
“Algunos de los ejemplos específicos son realmente asombrosos”, agregó Altman. “Todavía recibimos muchos correos electrónicos de personas que dicen cosas como ´he estado enfermo durante años o décadas y no podía descubrir qué era, puse mis síntomas y resultados de pruebas en ChatGPT y me dijo que tenía esta rara condición, fui a un médico, me hice la prueba y tenía razón, ahora estoy mejor”.
Por último, como tercer ejemplo señaló los avances en la ciencia a partir de la versión 4 de GPT. “Escuchamos mucho de científicos que dicen ´finalmente estoy usando esto para aumentar la velocidad con la que puedo hacer buena ciencia´, y esos son algunos de los correos electrónicos de los que más orgulloso he estado de recibir. Hablamos durante mucho tiempo sobre cómo, tal vez algún día construiríamos una IA que pudiera acelerar la ciencia, y la ciencia es una gran manera de abordar esta cuestión de la prosperidad. Creo que el progreso científico es una forma de llegar allí, y las personas pueden resolver todo tipo de grandes problemas en todo el mundo, y ahora eso realmente está sucediendo. Ya no es algo del futuro”, explicó.
¿Es World ID una solución a un problema autocreado?
La pregunta la formuló alguien del público y apunta a una cuestión central. World ID es un sistema que usa el escaneo de iris para crear una suerte de certificación digital de humanidad. ¿Por qué? Porque las diferentes instancias de inteligencia artificial que conocemos actúan como humanos, y nos resulta cada vez más difícil distinguir, en un diálogo digital, si estamos hablando con una persona real o sintética, algo que se acrecentará con el paso del tiempo y la evolución de estas herramientas, incluyendo ChatGPT. Así, de alguna manera, World ID parece nacida para resolver un problema creado por GPT; en ambas está, como cofundador, Sam Altman.
“En primer lugar, la razón por la que creamos [OpenAI], y creo que está sucediendo, es porque resulta que entrenar modelos como lo hacemos actualmente es lo que los hace tan útiles para muchas otras tareas, que muchas personas en todo el mundo están utilizando, y más lo harán con el tiempo. Como muchas otras tecnologías, donde hay un beneficio que es mucho mayor que los aspectos negativos, por supuesto, surgen problemas”, admitió.
“Tan pronto como vimos que eso iba a suceder o aparecer, dijimos, ´de acuerdo, necesitamos encontrar formas para que las personas interactúen con esta tecnología´ [en forma segura]. Uno de nuestros principios guía para el despliegue es justamente ese. Y esa es la única forma en la que creemos que esta tecnología puede ser razonablemente implementada en el mundo. Pero igualmente es genial tener formas para que las personas puedan autenticar a otros; creo que eso va a ser importante por muchas razones, y la IA es solo una de ellas. Así que realmente no lo veo como si estuviéramos creando un problema aquí y resolviéndolo allá”, resumió.
Ya no será necesario escanear el iris para obtener WLD
Cuando nació Worldcoin, el proyecto funcionaba como el cruce de dos ideas: por un lado, tener una herramienta de validación de humanos (escaneando su iris para generar una firma digital única) en un mundo con IA cada vez más sofisticadas; por otro, incentivar la adopción de ese pasaporte digital entregando una criptomoneda (worldcoin) como retribución a los integrantes de la red y a quienes sumen más miembros como referidos. Aumentar la popularidad de worldcoin como criptomoneda y red financiera, además, debería mejorar su valor de cambio frente a otras cripto más establecidas. Por eso la compañía cambió de política y ahora ofrecerá orbes (la cámara que fotografía los iris y el rostro para generar esa firma unívoca) tanto en espacios públicos (con el patio de comidas del shopping Abasto como punto inicial global, pero también en cafeterías y bares) como privados: será posible pedir un orbe con un Rappi, o comprar uno y usarlo para sumar amigos y conocidos (y recibir un pago como comisión).
Pero también anunció que será posible obtener tokens WLD (es decir, el dinero cripto de la plataforma) sin antes tener que escanear los propios ojos, sino a partir de una validación como humanos con un pasaporte físico convencional. No es para todo el mundo: por ahora está limitado a tres países. “En los EE. UU., Malasia y el Reino Unido y expandiéndose en las próximas semanas a muchos más países de todo el mundo, los titulares de World ID ahora pueden opcionalmente almacenar información de sus pasaportes físicos habilitados con NFC en World App en su dispositivo—sin que ninguno de los datos se almacene fuera de su dispositivo o sea accesible para World Foundation, TFH o cualquier tercero—y luego usar su World ID para probar cosas como la edad, la nacionalidad y la propiedad única del pasaporte sin revelar su verdadera identidad. Además, la Fundación Mundial ha decidido permitir que los titulares de pasaportes verificados reclamen tokens WLD (donde estén disponibles) incluso antes de que verifiquen completamente su World ID con Orb”, según informó la plataforma.
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