¿Le duele algo a tu gato? Una app japonesa gratis usa inteligencia artificial para averiguarlo con una foto
Cat Pain Detector es una herramienta entrenada con miles de fotos de los rostros felinos para determinar, por la posición de las orejas, los ojos y los bigotes, si tiene dolor por una lesión o una enfermedad
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Buenas noticias para los dueños de gatos que quieran velar por el bienestar de sus felinos. Una empresa de tecnología con sede en Tokio lanzó una aplicación que utiliza inteligencia artificial para detectar si un gato muestra signos de dolor después de una lesión o enfermedad, basándose en gran medida en las expresiones faciales del animal.
En colaboración con la Universidad de Nihon, los investigadores recopilaron alrededor de 6000 fotos de gatos utilizando un método desarrollado por un equipo de investigación de la Universidad de Montreal. A través de la evaluación de diferentes elementos, desde la posición de las orejas, hasta los ojos y los bigotes del animal, los resultados son ingresados a una calculadora con apoyo de inteligencia artificial para determinar si el felino tiene dolor.
Según los cálculos estadísticos de la empresa, el modelo tiene una tasa de precisión de más del 90%. De esta manera, el desarrollador de la aplicación, Carelogy Inc. espera que la herramienta de IA, llamada Cat Pain Detector, pueda ayudar en el diagnóstico y tratamiento tempranos. La aplicación está actualmente disponible de forma gratuita en el sitio web de la compañía.
“La investigación para detectar síntomas relacionados con el dolor en las mascotas está progresando rápidamente en Japón y en el extranjero, por lo que es probable que en el futuro se desarrollen aplicaciones similares basadas en IA”, dijo el profesor Ryuji Fukushima, especialista en medicina veterinaria de la Universidad de Agricultura y tecnología de Tokio, agregando que si se usa en medicina veterinaria, se podría eliminar cualquier error de diagnóstico realizado por los veterinarios, permitiendo diagnósticos más objetivos.
Dos cosas que la IA no puede hacer
La inteligencia artificial pareciera poder resolver todo mejor que las personas, sin embargo, esto no es así. Para despejar escenarios apocalípticos, los expertos suelen mencionar dos aspectos en los que la IA no puede reemplazar a las personas.
Uno de los aspectos destacables que nos separa a los humanos de las inteligencias artificiales es la generación espontánea de acciones y de conocimiento. El impulso. El ser humano es un espontáneo creador del todo. Una persona puede despertar un día e imaginar una idea, una historia o un poema, un pensamiento creativo. A partir de la historia personal, el ser humano crea nuevo conocimiento, nuevas historias y nuevas experiencias. No hay inteligencia artificial que genere conocimiento o realice acciones espontáneamente.
La segunda gran diferencia: la ética. La inteligencia artificial y las máquinas no tienen ética per se, hay que inculcársela. Ellas solo siguen parámetros preestablecidos, reglas claras y precisas de lo que deben hacer. El ser humano dispone de un reglamento (Constitución, leyes, religión, etc.) de lo que debe hacer, y también tiene claro lo que no debe hacer. Pero la ética es más que un reglamento, va más allá de una guía.
La ética es, nada más y nada menos, el discernimiento entre el bien y el mal. Es tan importante en nuestra especie que se encontró que bebés de 5 meses ya hacen juicios morales y actúan acorde con ellos. Las que sí tienen ética son las personas que programan a las máquinas y a las inteligencias artificiales. Una máquina no es buena o mala. Es efectiva. Hace lo que le ordenan y para lo que fue programada.
Aunque ciertamente se puede programar la ética. El físico José Ignacio Latorre lo explica en su obra Ética para máquinas. Vaticina: “La inteligencia artificial se sentará en el Consejo de Ministros”.