Las tecnologías para medir la movilidad y el contagio serán esenciales para administrar la salida de la cuarentena
La decisión del presidente Alberto Fernández de extender el plazo hasta el 26 de abril e ir a una fase de "cuarentena administrada" estuvo basada en datos científicos y herramientas tecnológicas. Una de ellas es el Índice de Movilidad Ciudadana, desarrollado por la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y la compañía Movistar, que mide diariamente el desplazamiento físico de los habitantes y su relación con la propagación del Covid-19.
Este índice "se construye utilizando las señales de conexión de celulares a las antenas de la red de Movistar en todo el país", explica el físico Daniel de Florián, quien dirige este proyecto en la Unsam. "Son datos anónimos, sin ninguna información personal ni epidemiológica (es decir, no consta si las personas que se desplazan tienen el virus o no), y promediados sobre grandes cantidades -aclara- Lo que hacemos es analizar a qué antenas se conectan los celulares, para estimar su posición y desplazamiento a lo largo del día, sin la exactitud ni individualización de un GPS, pero con una precisión suficiente para el análisis que realizamos".
De este modo, se elabora un promedio de kilómetros recorridos por día, y se compara con los datos de la semana del 2 al 6 de marzo, previa a la cuarentena. Así se obtiene un indicador de cuánto se redujo el desplazamiento promedio, lo que permite evaluar el acatamiento a las medidas de restricción. Herramientas similares están siendo implementadas en España, Brasil y otros países de la región para monitorear el acatamiento a la cuarentena y la evolución del virus.
En conferencia de prensa, el ministro del Interior Wado de Pedro destacó que durante la primera fase del aislamiento social obligatorio, la circulación de personas en todo el país se redujo al 30% (cayó casi un 70% en promedio). Y en el comienzo de la "cuarentena administrada" aumentó levemente, en consonancia con las nuevas actividades liberadas (como los bancos).
El IMC se combina a su vez con los datos epidemiológicos sobre cantidad de nuevos contagios, provistos por el ministerio de Salud. Y de esta forma se puede establecer una correlación entre movilidad de las personas y expansión del virus.
"A medida que el gobierno tome medidas de flexibilización del aislamiento, se podrá medir cómo evoluciona la movilidad y monitorear cómo repercute en la tasa de contagio para que no se torne exponencial", explica Horacio Mansilla, director de Big Data e Inteligencia de Negocios de Movistar Argentina.
Esta herramienta de Big Data que está a disposición del gobierno nacional "no permite la individualización ni el seguimiento de personas y cumple con la Ley Nacional de Protección de datos", aclara. El ejecutivo señala que se está evaluando su uso por parte de gobiernos locales para administrar una flexibilización de la cuarentena en algunas localidades que presentan una tasa baja o nula de contagio.
Biovigilancia
El uso de aplicaciones para el celular que permiten un seguimiento personalizado y cruzan datos de movilidad con epidemiológicos ha sido controvertido. China y Corea del Sur utilizaron estas herramientas de biovigilancia para seguir a portadores del virus durante la cuarentena y se cree que en esto se basó parte del éxito en el control de la infección.
Pero las leyes y la cultura occidentales son diferentes, y la aparición de este tipo de soluciones tecnológicas despierta de este lado del mundo más suspicacias que entusiasmo.
FluPhone es una aplicación desarrollada en la Universidad de Cambridge para que sus usuarios reporten la presencia de síntomas de gripe, y avisa a quienes estuvieron en contacto con ellos en las últimas dos semanas. Los investigadores la adaptaron a los síntomas del Coronavirus y la pusieron a disposición del gobierno y los ciudadanos, pero solo el 1% de la población de Cambridge se la descargó en su teléfono, una problemática que enfrentan otras aplicaciones donde el éxito depende de la instalación voluntaria.
Con el mismo espíritu colaborativo y anónimo, desarrolladores argentinos crearon CoTrack, una aplicación que cruza los datos de movimiento de los usuarios con los casos reportados de personas contagiadas por el Covid-19. Así arma un mapa con zonas "calientes" que es preferible evitar. "Los datos son anónimos y voluntarios; el mapa muestra por dónde estuvimos y qué tan cerca pasamos de calles donde hay reportes (de otros voluntarios o de datos oficiales) de personas contagiadas", comentaron los emprendedores a LA NACION.
La pandemia del Covid-19 fue la primera en la historia en ser detectada y monitoreada por Inteligencia Artificial. Y las herramientas tecnológicas de biovigilancia jugarán un papel central durante y en la post cuarentena. El dilema ineludible es, una vez más, entre el control y la privacidad.
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