Las gafas Apple Vision Pro, en primera persona: cuestan US$3500 y hay polémica sobre qué tan buenas son
El visor de la compañía salió a la venta en los primeros días de febrero; LA NACION habló con tres usuarios que los probaron y cuentan sus experiencias; por qué no son para usar por la calle; qué piensan los psicólogos sobre estar “en dos realidades”
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Pasó tiempo desde 2015, cuando Apple sorprendió con el Apple Watch. Ahora volvió a patear el tablero con un producto innovador: las gafas de computación espacial Apple Vision Pro. Esta joya tecnológica llegó para batallar en el mercado con Meta, que también busca imponerse con un producto similar. Así las cosas, tanto a desarrolladores hasta Early adopters están en una prueba diaria y continua para dar un veredicto sobre esta revolución que vive la realidad mixta.
A pesar de llevar menos de un mes a la venta, el producto ya cuenta con cientos de reviews por parte de expertos y aficionados en diferentes redes sociales. Y si bien cuentan con beneficios y un desarrollo muy innovador, también existen algunas desventajas. LA NACION dialogó con expertos para conocer de primera mano los pro y contras de esta nueva creación.
El español Víctor Abarca, creador de contenidos digitales enfocados en tecnología y galardonado por la revista Forbes como una de las personas más influyentes en la comunidad de habla hispana, recalcó que las gafas se basan en lo que Apple denominó como “computación espacial”, que pretende llevar las computadoras tradicionales al espacio físico, es decir, la capa intermedia entre dos realidades.
Así, considera que si bien cualquier persona puede adquirir las gas, estas están pensadas inicialmente para desarrolladores o fanáticos de la tecnología: “Las personas que les gusta mucho la tecnología van a quedarse contentos con eso y también los desarrolladores van a utilizarlo como una herramienta para innovar y crear sus aplicaciones. Pero los que las compran únicamente como una experiencia, les recomendaría que esperen un poco”.
Por su parte, el mexicano Adrián Santos, reconocido por sus post en redes sociales y reviews en YouTube sobre contenidos de tecnología, especialmente de la marca Apple, destacó que sin dudas el lanzamiento de esos anteojos es un gran avance de la marca. “No habían sacado un producto completamente nuevo desde el Apple Watch hace como 10 años, en 2015 (pudiera argumentar que quizás se colaron los AirPods). Pero aun así yo creo que tener una categoría completamente nueva es algo importante para Apple y abre la puerta a todo un nuevo ecosistema de aplicaciones, de accesorios, toda una nueva economía alrededor del Vision Pro”.
Las gafas fueron lanzadas a la venta a inicios de febrero en Estados Unidos con un precio de 3499 dólares, sin contar accesorios adicionales por los que se pagarían alrededor de US$500. Si bien a la Argentina no llegaron a través de un canal oficial de ventas, en MercadoLibre se ofrece el producto, por valores que rondan los $7 millones.
A pesar de esto, Abarca aseguró que es posible que en unos años los lentes puedan ser más accesibles para el público general. “No creo que tengamos que esperar ni cinco ni diez años para que esa tecnología se democratice más. Las primeras generaciones por lo general salen con un precio de partida más elevado. Las Apple Vision Pro llevan la etiqueta Pro por un motivo, porque al final creo que es hasta dónde Apple llegó para poder crear esa tecnología, es como su estadio final”, acotó.
Por su parte, Santos mencionó que espera eventualmente que la marca lance el producto con una versión menos desarrollada y económica: “Conociendo el historial de Apple, aunque no hay nada confirmado, se puede asumir que van a sacar otros productos bajo la línea de Apple Vision. Son conocidos por llegar tarde a un mercado, pero haciéndolo bien y no solo bien en función, sino en todo lo que conlleva, en marketing, en branding, en cómo se ve el dispositivo”.
Las gafas no son las primeras en llegar al mercado: Meta ya contaba con una tecnología similar, al sacar a la venta las Meta Quest por un valor mucho menor. Sin embargo, estas tienen un concepto diferente, donde apuntan al mundo del metaverso, un espacio en su totalidad virtual, con menor tasa de refrescos, cámaras con mayor latencia, entre otros detalles que Apple supo cuidar y sacar ventaja. ”Los Apple Vision Pro parten de un concepto diferente y es la realidad primero, es decir, nunca dejas de verla. Antes, incluso casi en la previa a que el software comience a funcionar, ya estás viendo la realidad. Ese concepto ya es muy diferente de las MetaQuest”, aseguró Abarca.
Santos añadió: “A nivel de tecnología, el rastreo de los ojos es un diferencial. Yo usé la mayoría de los cascos de realidad aumentada del mercado y nadie lo tiene, al menos a ese nivel. La detección de la precisión de tus ojos, de poder seleccionar cosas, es algo que no existía antes; y lo de la pantalla por afuera, para ver los ojos de la persona, para tener un poco de interacción más humana, también es algo que no habíamos visto en ningún otro dispositivo”.
En cuanto a su uso en diferentes espacios, los early adpoters concluyeron que los lentes tienen un uso más reservado en esta etapa inicial para espacios cerrados y controlados. “Las gafas no están pensadas para andar por la calle por una sencilla razón: porque primero las ventanas se quedan ancladas en un espacio, entonces no es cómodo”, mencionó Abarca.
Santos por su parte consideró: “Más que nada lo veo como herramienta de casa, de ver una película, trabajar, estar en reuniones, colaborar a través de Zoom, FaceTime, ese tipo de trabajo un poquito más estacionario. A pesar de que hay muchos videos de gente usándolo en la calle y todo, yo lo he probado también caminando afuera, funciona, pero no creo que la sociedad lo adopte en el formato que está ahora mismo”.
Ambos expertos terminaron por recalcar la capacidad de lograr mantener dos realidades juntas sin desconectarse una de la otra y la facilidad para adaptarse a las Apple visión Pro. El español remarcó que “esa sensación de estar viendo la realidad, pero al mismo tiempo con una capa de información extra, eso es lo que creo que hace verdaderamente poderosas a las Apple Vision Pro”.
Mientras tanto, el mexicano añadió la rápida interfaz de los lentes: “A mí me impactó, por ejemplo, que le di el demo de las gafas a mi abuelo, que tiene 91 años, y en cinco minutos logró crear una interfaz; ya estaba moviéndose en ventanas, en el espacio digital, viendo películas, abrió aplicaciones. Le agarró la onda muy rápido y es una persona que no es muy inclinada tecnológicamente”.
Sin embargo, a pesar de los rasgos positivos de las gafas, también existen detalles en su funcionamiento que pueden generar efectos dañinos en la parte tanto física cómo psicológica, y que desde ya se hacen evidentes en jóvenes, niños y adultos, con algunos aparatos tecnológicos.
Por el lado físico de los lentes, una de las mayores quejas y el motivo por el que algunos usuarios están devolviendo el producto se relaciona con su peso. En efecto, hasta hace poco, se desconocía el gramaje del visor de Apple, sin embargo, la compañía reveló que su producto estrella pesa entre 600 y 650 gramos. También confirmaron que la batería independiente de las gafas pesa 353 gramos.
Según la empresa, la variación en el peso se atribuye a la configuración del Light Seal y la banda para la cabeza. A diferencia del Meta Quest Pro, las Apple Vision Pro son más pesadas que otros visores del mercado.
Al respecto, Abarca aseguró qué “la mejor forma para utilizarlos es con el doble bucle, que es la cinta que también está en la parte superior de la cabeza; de ese modo podés aguantarlo durante una jornada de trabajo”. “Creo que en futuras generaciones, cuando se consiga reducir el peso, es probable tener únicamente la banda trasera, que sería un poco como Apple visualiza ese futuro de las Apple Vision Pro”, acotó.
El experto digital aseguró que la sensación de utilizarlas en ambientes de baja luminosidad no es agradable. Según él, las cámaras con las que cuenta el visor generan ruido al momento de estar en condiciones de poca luz, por lo que la interfaz y su uso puede volverse agotador para la vista. Por otro lado, Santos criticó el uso de una batería externa, al igual que su poca duración para mantener en funcionamiento el visor y el corto campo de visión a los laterales.
El otro problema: “Puede crear una realidad peligrosa”
A pesar de que los visores lleven poco tiempo en el mercado y no se conozca su llegada a la Argentina y Latinoamérica, expertos en psicología plantearon el debate sobre los posibles riesgos que puede llegar a tener estas gafas.
Según Sergio Azzara, licenciado en psicología y doctor en medicina de la UBA, son varios los efectos que pueden generar debido al exceso de exposición de la realidad mixta o inmersiva. Así, consideró que los problemas en salud mental por la utilización de estos dispositivos puede aumentar y generar un aislamiento parcial o absoluto de la realidad para algunas personas.
“La estructura de pantallas con las que vivimos promueven un nivel de aislamiento social, pero este, en la medida en que es una inmersión en realidad paralela, hace que el aislamiento sea total. Crear una realidad ad hoc es un arma muy peligrosa, después no vas entendiendo qué pasa cuando te das cuenta de que la verdadera realidad no sigue tus deseos”.
También aseguró que se pueden generar conductas adictivas al estar expuesto por varias horas a este dispositivo, especialmente en personas introvertidas, con fobia social, niños y adolescentes: “Esta utilización hace que se aliene de las características de la realidad empírica y se interne de manera adictiva en una realidad controlada, artificial, armada ad hoc”. No descartó, también, que se presenten igualmente daños físicos en la visión y un impacto negativo en el sistema neurológico.
Por su parte, la licenciada Diana Litvinoff, psicoanalista y miembro de la APA (Asociación Psicoanalista Argentina) mencionó que si una persona no logra distinguir las dos realidades no necesariamente es culpa de la tecnología: “Cuando una persona confunde una experiencia virtual con una real, es porque tiene una propensión a eso, patología o está muy vulnerable. Una persona que tenga esta dificultad de ubicarse en la realidad no es necesariamente culpa de las gafas”.
Sin embargo, no descartó el peligro que pueden llegar a tener el uso excesivo de cualquier tecnología en el ser humano: “Es una oferta novedosa, todavía no sabemos cuáles van a ser las consecuencias porque es nuevo. Hay gente que la va a usar para entretenerse y otras que la usarán para evadirse de la realidad. Las experiencias de realidad virtual se usa con fines didácticos, experiencias de aprendizaje, pero también puede absorber mucha energía y tiempo. Hay que estar atento para poner un límite y hacer un uso y no abuso”.
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