Las empresas descubren el potencial de los drones para sus negocios
Después de comprar sus primeros vehículos aéreos no tripulados, conocidos como drones, el topógrafo griego George Papastamos despidió hace dos años a casi todos sus empleados. Ahora, en lugar de un equipo de 12 personas, cumple sus encargos con la ayuda de sólo un dron y un asistente.
"Entendí que esto era el futuro", dice Papastamos. Los drones han mejorado sus mapas y reducido sus costos, y también le han permitido conseguir más contratos. "Es mucho, mucho más rentable", señala.
Mientras que en algunos países los reguladores y los tribunales debaten cuándo y cómo permitir el uso de drones para fines comerciales, en otros, como Australia, Japón y el Reino Unido, los robots voladores ya están transformando la manera en que las empresas hacen negocios. Estos aparatos están demostrando su potencial para proveer alternativas más baratas y efectivas a los aviones tripulados —y a mano de obra humana— en industrias como la minería, la construcción y la cinematografía.
En Estados Unidos, el mayor productor mundial de drones, el minorista en línea Amazon.com Inc., ha propuesto usarlos para entregar paquetes. La idea, sin embargo, tardará años en implementarse. Además, la legalidad del uso de drones para fines comerciales en EE.UU. sigue siendo incierta. La Administración Federal de Aviación ha prohibido su uso comercial en el país, aunque hace poco una corte cuestionó la autoridad de la agencia para hacerlo.
En otros países, sin embargo, el uso de drones no se centra en los consumidores, sino en ambientes de trabajo y zonas remotas que tradicionalmente han requerido aviones tripulados.
Las mineras, por ejemplo, emplean las cámaras de alta definición de los drones para crear mapas tridimensionales de minas que luego un software utiliza para calcular cuánto material ha sido removido, lo que les permite ajustar sus estimaciones de producción.
"Es más rápido, simple y efectivo" que emplear inspectores humanos o aviones tripulados, señala Thomas Lerch, que usa drones para medir hoyos de grava, excavaciones y vertederos en Suiza.
EDF Energy, una división de Électricité de France SA, dice que después de utilizar un dron fabricado por Trimble Navigation Ltd. para inspeccionar un terreno donde construiría una planta de energía nuclear en Inglaterra, supo que podría darle otros usos. El dron trazó mapas de los escombros que deberían retirarse, señaló pilas de asbestos que deberían excavarse y calculó dónde se acumulaba agua para manejar posibles inundaciones. "Tiene potencial en cualquier proyecto de construcción", afirma Barnaby Wiegand, director de desarrollo de proyectos de EDF Energy.
Papastamos, el topógrafo griego, solía gastar hasta 25.000 euros para inspeccionar 15 kilómetros cuadrados, un trabajo que le llevaba entre una y tres semanas dependiendo del terreno. Con un dron puede hacer lo mismo en tres o cuatro días por menos de 5.000 euros. Al cobrar menos, sus clientes están dispuestos a pagar por varios estudios para monitorear el avance de obras de construcción, en lugar de sólo uno antes de iniciar el proyecto.
"Es un negocio totalmente distinto", dice Papastamos.
Algunos usos son más glamorosos. La industria cinematográfica los ha utilizado para filmar escenas de persecuciones y tomas aéreas en películas como las de James Bond y Harry Potter. Los drones son "extremadamente comunes en los sets en el extranjero", señala Kate Bedingfield, vocera de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos, y agrega que son más seguros y baratos que los helicópteros tripulados, y permiten tomas más innovadoras.
Expertos estadounidenses ven grandes posibilidades para los drones en la agricultura. En Japón, Yamaha Corp. lleva 20 años vendiendo drones a agricultores. La empresa calcula que cerca de 2.400 helicópteros no tripulados esparcen pesticidas y fertilizantes sobre 40% de los campos de arroz del país. Otros 100 drones son utilizados en el cultivo de trigo, soya y pinos en Corea del Sur o para quitar hierbas malas en Australia, según Yamaha. El fabricante ha pedido el visto bueno de las autoridades EE.UU. para su uso comercial en ese país.
Chris Anderson, presidente ejecutivo del fabricante de drones 3D Robotics, de San Diego, EE.UU., dice que llevará tiempo desarrollar usos comercialmente viables a gran escala. "El potencial es inmenso, pero el cronograma es mucho más extenso de lo previsto inicialmente", dice el ex editor en jefe de la revista Wired.
En EE.UU., el uso personal de drones está permitido a menos de 122 metros de altitud, a la vista de su operador y lejos de aeropuertos y zonas pobladas. También pueden utilizarlos las agencias gubernamentales. Sin embargo, no se prevé una legislación sobre uso comercial en ese país hasta después de 2015.
Otros países tienen normas más sencillas. Australia exige que los operadores de drones comerciales demuestren que pueden volar los dispositivos y que éstos cumplan estándares básicos que establece la autoridad de aviación de las Naciones Unidas. El número de operadores aprobados en ese país ha aumentado de 30 a más de 70 en un año, y la industria de drones comerciales no ha tenido ningún accidente mayor en casi 10 años de operación, indica la autoridad australiana de aviación civil.
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