Labsat IoT: así será el primer nanosatélite diseñado por cinco universidades públicas y privadas de la Argentina
Las universidades de Palermo, Avellaneda, Moreno, Austral y Comahue, junto con el Copitec y Fundetec, comenzaron el desarrollo de un nanosatélite de investigación académica que prestará funciones en el territorio argentino
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Labsat IoT. Ese es el nombre que tendrá el primer nanosatélite para las comunicaciones de Internet de las Cosas que se está fabricando desde la Argentina, de la mano de Copitec (el Consejo Profesional de Ingeniería de Telecomunicaciones, Electrónica y Computación), Fundetec y la Universidad de Palermo. La idea es que funcione como un laboratorio satelital para la investigación académica, pero también “tener impacto en el sistema productivo”, explica Miguel Ángel Pesado, ingeniero y presidente del Copitec. El proyecto además involucra a las universidades de Avellaneda, Moreno, Austral, Comahue, además de la Universidad de Palermo y su laboratorio, que se encarga de la manufactura.
“Queremos hacer que IoT (Internet of things, Internet de las cosas) llegue a zonas inhóspitas o despobladas. Ríos, mares, montañas. La idea es poder llegar a las áreas rurales, que mida humedad, la cosecha de distintos cereales, el seguimiento del ganado, esto es lo que hoy se hace de forma limitada. La finalidad de este satélite es cubrir toda la parte donde no llegan las redes terrestres”, desarrolla Pesado. A diferencia de una red de alta velocidad, está pensado para datos de baja intensidad, con posibilidad de mandar registros cortos. “Por ejemplo, la lectura de la temperatura de un lugar, caudal de agua, yacimientos petroleros o producciones mineras, o el estado del ambiente. Son mensajes de corta duración”, señala, que servirían por ejemplo para un control remoto de distintas variables.
El satélite producido por el Copitec, Fundetec y la UP cumple con el estándar de satélite definido por la NASA, considerado nanosatélite por ser de dimensiones pequeñas. Los fondos para la construcción del satélite provienen de la secretaría de Economía del Conocimiento, del Ministerio de Producción de la Nación, que otorgó un Aporte No Reembolsable (ANR) por $36 millones en el marco de un concurso orientado a promover proyectos tecnológicos que impacten en el ecosistema productivo.
“Estamos en la etapa inicial de la construcción del satélite. Es probable que lo lancemos con SpaceX”, adelanta Pesado, sobre el vínculo con la compañía de cohetes reutilizables de Elon Musk. Se trata de la fase 1 del proyecto, que prevé una siguiente etapa con una constelación de satélites para cubrir todo el continente. Calculan entre 100 y 120 en órbita. Según el presidente de Copitec, “no hay muchas experiencias mundiales de satélites para conectividad de objetos conectados”.
Esperan que el nanosatélite esté en órbita a mediados de 2023.
Argentina, un país satelital
La Argentina tiene una larga trayectoria en materia satelital desde principios de la década del 90. Registró en Naciones Unidas los dos satélites que produjo, los Arsat 1 y 2. Y cuenta con empresas privadas como Satellogic, que recientemente comenzó a cotizar en la Bolsa de Nueva York, los que lleva adelante la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) o la marplatense Innova Space. Cada uno tiene distintas funciones u objetivos. Desde proyectos de telecomunicaciones y conectividad, hasta registros fotográficos permanentes, que sirven, entre otras cosas, para monitorear o mejorar rindes en el mundo agropecuario, o verificar el avance de las tropas rusas en Ucrania.
Es también el país de América Latina que produce satélites de comunicaciones. En el otro extremo debe señalarse el caso de Brasil y de México, que tienen registrados un número relativamente importante de satélites de comunicaciones en el contexto regional, 11 y 5 respectivamente, pero ninguno de los dos fabrica satélites de comunicaciones. Bolivia y Venezuela son los restantes países de América Latina que han registrado satélites en Naciones Unidas, según la UCS Satellite Database.