La tecnología se vuelve más accesible
Una lapicera que lee textos en voz alta, un perro lazarillo robot, un teclado que interpreta los movimientos de los ojos, una silla de ruedas provista de sonar para moverse libremente en una muchedumbre. La ayuda está en camino.
Imaginemos que una persona puede escribir en una computadora simplemente fijando la vista en las letras del teclado. O que puede oír la Internet hablada por un browser. Para la vida de la mayoría de las personas, semejantes innovaciones podrían resultar convenientes. Pero en el caso de los minusválidos, podrían cambiar su manera de vivir.
Las recientes invenciones de la alta tecnología prometen que los cuadripléjicos, los ciegos y otras personas con necesidades especiales podrán utilizar computadoras sin tener que depender del teclado y el mouse. Otros dispositivos, por ejemplo, sillas de ruedas y bastones, se están volviendo más inteligentes, facilitando la interacción de los minusválidos con el mundo que los rodea.
Esos avances tecnológicos derivan de otras investigaciones o adaptaciones de productos desarrollados para el público. Se suman a la extensa gama que se vale de la tecnología de reconocimiento de la voz para ayudar a la gente que padece determinada discapacidad.
"Las novedades surgen casi de la noche a la mañana" -afirma Kirk Behnke, coordinador de los cursos de capacitación en el Centro sobre Discapacidades de Northridge, dependiente de la Universidad de California.- Gran parte de la tecnología desarrollada allí puede ahora ser transferida a las personas que sufren de invalidez. Sólo estamos limitados por nuestra propia creatividad respecto de aplicar tecnología de apoyo a las personas con tal o cual discapacidad."
Por ejemplo, un grupo de ingenieros del Jet Propulsion Laboratory (JPL), de Pasadena, California, está adaptando un dispositivo de rastreo visual -desarrollado originalmente para ayudar a los astronautas a acoplar sus naves espaciales en órbita- para convertirlo en un instrumento que permita que las personas que no pueden tipear con los dedos lo hagan, en cambio, con los ojos.
El sistema utiliza un haz de luz infrarroja para iluminar la cara del usuario y una pequeña videocámara para registrar la posición de los ojos. Se autocalibra mientras el usuario fija la vista en una serie de marcadores o señales que aparecen en lugares específicos de la pantalla de la computadora. Luego los marcadores o señales son reemplazados por un teclado en la propia pantalla.
Al mover los ojos, el usuario orienta un pequeño punto rojo hacia el tablero y tipea una u otra letra fijando la vista sobre ella durante medio segundo. Otros comandos, por ejemplo, para salvar o imprimir un texto, pueden ser realizados fijando la vista en determinados lugares de la pantalla. Además, el sistema puede ser equipado para controlar distintos artefactos del hogar y para transmitir frases grabadas previamente como, por ejemplo, "Hola, me llamo Clayton", según expresó Clayton LeBaw, director técnico y especialista en materia de tecnología de imágenes que se halla al frente del proyecto.
"El mercado ya dispone de sistemas similares. Pero los ingenieros del JPL esperan que el suyo sea siete veces más liviano y 10 veces más barato, ya que pesa unos 9 kilogramos y cuesta 2500 dólares", agrega LeBaw.
Si ese sistema, por su tamaño, es un tanto incómodo, existe también la alternativa de la vincha CyberLink Interface, producida por la Brain Actuated Technologies, una pequeña compañía de la localidad de Yellow Springs, en el Estado norteamericano de Ohio, que recurrió a la tecnología originalmente desarrollada para permitir que los pilotos de aviones jet pudieran, con las manos libres, controlar los tableros de su cabina, y la incorporó a una vincha de paño capaz de funcionar como teclado y mouse.
La compañía Brain Actuated Technologies, en última instancia, tiene previsto vender sus vinchas a los entusiastas de los videojuegos como una alternativa altamente tecnológica del joystick. "Sin embargo, a pedido de un profesor a cuyas clases asistía un estudiante paralítico, nuestra compañía primero desarrolló una versión para cuadripléjicos", señaló su presidente, Andrew Junker.
La vincha CyberLink Interface contiene tres sensores de plástico que miden las señales eléctricas provenientes del cerebro y de los leves movimientos musculares de la frente. Esas señales son transformadas en información digital, ingresan en una computadora y son divididas en una decena de lecturas que se despliegan sobre la pantalla.
El truco para los usuarios consiste en canalizar o guiar sus ondas cerebrales y los sutiles movimientos musculares para poder controlar las lecturas sobre la pantalla. La compañía Brain Actuated Technologies diseñó una serie de 10 video juegos para ayudar a la gente a aprender el uso de la CyberLink. Una vez que logran dominar los juegos, los usuarios pueden tipear y mover un cursor por toda la pantalla.
"Es realmente muy divertido", señaló Bruce Davis, un hombre cuadripléjico de la localidad de Florham Park, Estado norteamericano de Nueva Jersey, que comenzó a usar la CyberLink hace casi un año, después de la frustración que significó para él el software de reconocimiento de voz. "Uno puede desplazar el cursor hacia la izquierda o hacia la derecha, hacia arriba o hacia abajo, con tan sólo levantar los párpados", indica Davis.
"La CyberLink salió a la venta el otoño (boreal) último por 1495 dólares, pero el precio podría bajar hasta 299 dólares cuando pueda ser vendida a los entusiastas de los video juegos, así como a la gente minusválida", comenta Junker.
Tipear acaso sea menos problemático para las personas con problemas visuales, aunque puede ser difícil que perciban los textos, las imágenes y los gráficos en la Red. Un browser no visual, llamado pwWebSpeak, alivia en parte el problema con la ayuda de una voz generada por computadora.
El browser, de 150 dólares, de la compañía Productivity Works Inc., cuya sede está en la ciudad de Trenton, Nueva Jersey, lee el código HTML (HyperText Markup Language) -el lenguaje de la Web- igual que el Navegador de Netscape o el Explorador de Microsoft en la Internet. Pero exhibe el texto en letras grandes y sencillas, y ni se molesta en bajar gráficos que hacen perder el tiempo. En cambio, lee en voz alta el sitio mientras el usuario oprime teclas de la computadora para moverse por la página.
Si la voz sintetizada es difícil de entender, el usuario puede apretar una tecla para que el browser deletree las palabras confusas. Otras teclas permiten que los usuarios salten de un lado a otro dentro de una página o tipeen e incorporen la dirección de una nueva página.
"Se trata de un software muy cordial", sostiene Bill Pasco, que es ciego y utiliza el pwWebSpeak entre una y dos horas diarias. "Definitivamente facilita las cosas. Ahora paso más tiempo navegando en la Web", comenta.
Lazarillos y sillas con sonar
Las personas ciegas también están recibiendo ayuda de ciertos sensores que son cada vez más pequeños y también de fiar. En la Universidad de Michigan, los sensores que miden la distancia del objeto más próximo a una persona superan en rendimiento al tradicional bastón blanco.
El GuideCane (bastón-guía), que pesa unos tres kilos y medio, tiene un pie motorizado y maniobrable con sensores ultrasónicos en cada lado. Los usuarios oprimen un pequeño joystick colocado cerca del mango para avisarle al bastón hacia dónde desean ir. El bastón obedece, guiando al usuario y esquivando los obstáculos.
"Uno tiene la sensación de estar paseando el perro", dice Johann Borenstein, un científico que forma parte del equipo de investigación y que dirige el Laboratorio de Robótica Móvil, Ingeniería Mecánica y Mecánica Aplicada. "Si el perro tira para un lado, uno no puede evitar seguirlo. El GuideCane lleva tres años en proceso experimental, pero los sensores aún no son lo suficientemente confiables para uso general. Cuando sea lanzado al mercado, su precio rondará los 3000 dólares", según Borenstein.
En el JPL, el especialista en robótica Paolo Fiorini en colaboración con el doctor Erwin Prassler, del Instituto de Investigación para el procesamiento de conocimiento aplicado, de la Universidad de Ulm, Alemania, utilizan sensores para construir una silla de ruedas capaz de desplazarse inteligentemente entre la muchedumbre.
Con la ayuda de un algoritmo desarrollado originalmente para los controladores aéreos, la silla de ruedas procesa constantemente la información recibida a partir de un circuito de sensores sónicos y de un rayo láser que cuesta 4000 dólares para calcular la posición y el desplazamiento de la gente y la ubicación de los objetos más próximos a ella.
"Cada segundo se traza un mapa de lo que hay alrededor y se orienta la silla de ruedas para que se dirija hacia donde no hay obstáculos previstos, y he allí el camino. La persona en la silla de ruedas traza la dirección y determina la velocidad mientras que la silla de ruedas se encarga del resto. Eso permite que los usuarios no tengan que realizar una y otra vez maniobras incómodas para pasar entre el montón de gente", señala Fiorini.
En una prueba realizada hace poco, la silla de ruedas se abrió camino en una estación de ferrocarril alemana colmada de gente en aproximadamente el doble del tiempo que llevaría atravesar el área a pie. Sin embargo, en su actual configuración, la silla de ruedas es demasiado cara y tanto Fiorini como el JPL están buscando compañías norteamericanas interesadas en convertirla en un producto comercialmente viable.
Mientras tanto, un grupo de investigadores de la Universidad de California y del JPL trabajan conjuntamente para desarrollar un dispositivo que ayudará a volver a caminar a las personas con lesiones en la médula espinal.
Habitualmente, los fisioterapeutas levantan las piernas de los pacientes para controlar el progreso alcanzado a medida que recobran la fuerza. Pero los investigadores quieren recurrir a un dispositivo robótico capaz de asegurar que las piernas del paciente se mueven adecuadamente. "El dispositivo reúne también la información precisa respecto del ritmo de la recuperación", indicó Reggie Edgerton, vicepresidente del departamento de Ciencias Fisiológicas de la Universidad de California en Los Angeles. "Eso permitirá acelerar la recuperación porque los pacientes aprenderán a dar pasos más rápido y de manera más independiente", afirma Edgerton, que colaboró con el JPL durante dos años.
El JPL desarrolla la investigación porque "estar expuesto durante largo tiempo a ambientes de baja gravedad provoca los mismos problemas que las lesiones en la médula espinal", observa Jim Wiess, un oficial de enlace y técnico especializado que lleva un registro de diversos proyectos del laboratorio para ayudar a los minusválidos.
De vuelta en la Tierra, la ReadingPen (la lapicera-lectora) ayuda a las personas que padecen dislexia o que tienen otros problemas de aprendizaje. La lapilectora utiliza un escaneador láser para identificar las formas de las letras impresas en una página; luego un chip de computación hecho a medida se vale de la tecnología de reconocimiento de caracteres ópticos para transformar esas formas en palabras. Las palabras aparecen sobre una pantalla de 2 cm por 5 cm incorporada a la lapicera, mientras una voz generada por computación dice las palabras. "Centenares de ReadingPens ya se vendieron desde que fueron lanzadas al mercado a fines del año pasado", comenta David Thomasson, director del departamento de ventas de la división Productos Instructivos de la empresa Seiko Instruments USA, con sede en Torrance, California. La lapicera-lectora pesa poco más de 120 gramos y cuesta 300 dólares.