Este año, Christopher Savoie, fundador y director ejecutivo de una empresa emergente llamada Zapata, les ofreció empleo a tres científicos especializados en una tecnología cada vez más importante llamada "computación cuántica". Ellos aceptaron.
Varios meses más tarde, la empresa de Cambridge, Massachusetts, seguía esperando a que el Departamento de Estado aprobara las visas para los especialistas. Los tres eran extranjeros nacidos en Europa y Asia.
Las demoras podían ser el resultado de una política migratoria más estricta o tan solo de trámites burocráticos, pero el predicamento de Savoie se debía a una preocupación cada vez más común entre las empresas y universidades estadounidenses: a menos que haya un cambio en las políticas y las prioridades, será complicado atraer el talento necesario para crear una tecnología cuántica, la cual podría hacer que las computadoras de la actualidad parezcan juguetes.
Es una historia que se cuenta una y otra vez dentro de la industria tecnológica de Estados Unidos. A medida que las empresas entran en el terreno de las nuevas tecnologías, se les está dificultando más identificar a ingenieros e investigadores calificados. Asimismo, están enfrentando reglas migratorias más estrictas para los expertos en la tecnología nacidos en el extranjero y están compitiendo con centros tecnológicos en ciudades de otros países, como Montreal, Londres, París y Pekín.
En particular, la competencia internacional es un asunto espinoso dentro de la computación cuántica, porque una de esas máquinas —en teoría— podría descifrar la criptografía que protege la información delicada dentro de los gobiernos y las empresas de todo el mundo. Si se puede construir una computadora cuántica, será exponencialmente más poderosa incluso que las supercomputadoras de la actualidad.
El mes pasado, la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca invitó a Washington a expertos del gobierno, la industria y la academia para sostener una reunión de todo un día dedicada a las tecnologías cuánticas. Varios de los asistentes, entre ellos Savoie, expresaron una inquietud de que las políticas migratorias del gobierno de Trump pudieran afectar la investigación cuántica en la academia y las corporaciones.
"La preocupación es la siguiente: ¿aún somos el destino de las mejores y más brillantes mentes dentro de la ciencia, la ingeniería y la tecnología?", cuestionó Roger Falcone, profesor de física de la Universidad de California, campus Berkeley, quien asistió a la reunión en Washington.
Es un mayor problema cuando no hay muchas personas que comprendan la tecnología. Por ejemplo, según algunos estimados, en un tipo de inteligencia artificial llamada "aprendizaje profundo", menos de 25.000 personas se pueden considerar genuinos expertos.
La fuerza laboral en el campo de la computación cuántica es aún más pequeña. De acuerdo con algunos informes, en el mundo, menos de mil personas pueden decir que están haciendo investigaciones avanzadas en ese ámbito.
Este año en Estados Unidos, la cantidad de estudiantes internacionales que se postularon a programas doctorales en física cayó un doce por ciento en promedio, según un estudio de la Sociedad Física Americana. Las universidades de las costas han mantenido sus cifras, de acuerdo con el estudio, pero la caída es notable en la parte central del país.
Durante décadas, la computación cuántica fue solo experimental. Cuando se propuso por primera vez a inicios de la década de 1980, la meta era crear un sistema basado en los principios casi mágicos de la mecánica cuántica. A lo largo de los últimos años, los científicos han demostrado que pueden fabricar estas máquinas, aunque sea solo a una escala pequeña.
En las computadoras tradicionales, los transistores almacenan "bits" de información, y cada bit es un uno o un cero. Esos son los trozos fundamentales de información que le dicen qué hacer a una computadora.
Cuando algunos tipos de materia son extremadamente pequeños o fríos, se comportan de manera distinta. Esta diferencia permite que el bit cuántico, o qubit, almacene una combinación de unos y ceros. Dos qubits pueden tener cuatro valores de manera simultánea. A medida que crece el número de qubits, la potencia de una computadora cuántica crece de una forma exponencial.
Los científicos que crearon estos sistemas se especializan en la física de esas cosas muy pequeñas o muy frías, nada parecido a la física que experimentamos día con día.
"Simplemente no hay mucha gente que sepa cómo hacer esto", comentó Steven Girvin, profesor de física de la Universidad de Yale. "Los doctores en física casi están haciendo estas máquinas a mano".
Durante los últimos años, algunas de las firmas tecnológicas más grandes del país, junto con un número cada vez mayor de empresas emergentes, han comenzado a construir máquinas cuánticas para clientes comerciales. Ellos creen que en unos pocos años habrá una computadora cuántica que podrá sobrepasar lo que hacen las computadoras hoy en día.
Debido a que con el tiempo estas máquinas podrían descifrar la codificación de la actualidad, hay quienes creen que se debe tener cuidado, conforme una gran cantidad de extranjeros ingresa al campo. También se piensa que debemos encontrar la manera de construir una gran cartera de talento nacido en Estados Unidos que pueda manejar los descubrimientos confidenciales.
Así se ve una computadora cuántica (en inglés)
"Debemos ser conscientes" de la posible presencia de espionaje académico e industrial, comentó Paul Scharre, investigador del Center for a New American Security, un centro de investigación de Washington. "La respuesta no es restringir el flujo de personas del extranjero, sino encontrar el modo de proteger mejor la propiedad intelectual".
Mientras los gigantes tecnológicos de Estados Unidos como Google, IBM, Intel y Microsoft aceleran sus esfuerzos en el campo de la computación cuántica, China y Europa también están redoblando el ritmo de su trabajo. En la ciudad de Hefei, el gobierno chino está trabajando en la construcción de un laboratorio nacional para la investigación cuántica con un valor de 10.000 millones de dólares, el cual está programado para abrir en 2020, y el gigante chino del comercio electrónico Alibaba está creando un laboratorio propio. En 2016, la Unión Europea invirtió mil millones de euros (1200 millones de dólares) en computación cuántica.
¿Podrían esos esfuerzos superar el progreso logrado en Estados Unidos y tal vez amenazar la seguridad nacional? "Si estás hablando de una computadora cuántica en Rusia o China o cualquier otra parte del mundo, te refieres a una tecnología que sirve como arma", señaló Arthur Herman, investigador del Instituto Hudson, un centro de investigación de Washington.
La buena noticia es que hasta ahora nadie ha sido capaz de crear una computadora cuántica que se pueda comercializar, así que hay tiempo para solucionar el problema del talento. Los legisladores y los funcionarios gubernamentales están explorando estrategias para garantizar que crezca la cartera de talentos disponible.
Jacob Taylor, investigador veterano de esta tecnología que supervisa la estrategia cuántica en la Oficina de Política Científica y Tecnológica, restó importancia a las preocupaciones de que otros países pudieran vencer a Estados Unidos en la computación cuántica. "En este mundo, hemos sido el líder durante mucho tiempo", aseguró.
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