La revolución de la Internet of Medical Things llega a la Argentina
Junto con otros cambios catalizados por la pandemia, los dispositivos con sensores de parámetros vitales, conectados a la Red y con inteligencia artificial, ya se fabrican en el país
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Al e-commerce y al teletrabajo la pandemia revivió el interés por acceder los servicios de monitoreo hogareño mediante dispositivos conectados (IoT, por sus siglas en inglés). “Al tener algunos síntomas de Covid, y después que el hisopado me diera positivo, comencé con la medicación tradicional que me indicó el médico, y seguí vía telefónica. Mi hija me acercó un aparato, llamado Latímetro y lo usé para controlar la temperatura corporal y la saturación de oxígeno mientras hacía reposo. Los controles que me iba haciendo se transmitían vía web y mi hija tenía acceso a ellos, con lo que si alguno no daba bien podía consultar al médico, o, si me olvidaba de hacerlo, me lo recordaba”, cuenta a LA NACION Rodolfo Barón, ciudadano de Sunchales, provincia de Santa Fe, en el marco de la prueba del dispositivo.
“Latímetro es un desarrollo argentino y está siendo evaluado en distintos lugares”, explica a LA NACION el Dr. Sergio Simonetta, presidente de Phylumtech, que lo creó. Ahora está en fase de aprobación por parte del Anmat. Lo mismo sucede con Medibox, un desarrollo del emprendimiento argentino Xavia. “Esperamos que el dispositivo pueda estar en el mercado a mitad de año –dice el CEO de Xavia, Patricio Alba–. Está pensado para que el médico realice el seguimiento de varios pacientes con un mismo dispositivo, contando con datos actualizados. También sirve para enriquecer la típica videoconsulta médica. En este caso, el paciente se realiza sus propios chequeos en casa guiado por la aplicación, y el profesional a cargo puede acceder a sus resultados desde la base de datos del sistema”.
En la misma línea está avanzando Grupo Omint. La Dra. Gabriela Mazzuchelli, jefa de coordinación de internaciones y médica cardióloga, dice que están llevando a cabo un programa de insuficiencia cardíaca que registra datos a partir de una app que tiene la posibilidad de conectarse vía Bluetooth con otros dispositivos, como balanzas, saturómetros y tensiómetros. “Estamos analizando los resultados obtenidos entre más de 20 pacientes, y, en este sentido, lo importante también es el software, ya que debe contar con inteligencia artificial y un proceso para consolidar los datos y mostrarlos de forma amigable al médico. De la misma manera, debe ser capaz de tener parámetros configurables por los profesionales y de disparar alertas ante anomalías. Todo esto para que los cardiólogos puedan interpretar la información rápidamente y tomar acciones a gran velocidad como, por ejemplo, ajustar la medicación”.
En el país
“El uso de tecnología inteligente en el cuidado de la salud viene avanzando de manera constante, y en algunos países existen dispositivos de insulina inteligentes, inhaladores conectados, monitores de asma y otros productos para que los pacientes utilicen en sus casas. Todos permiten a los profesionales monitorear de forma remota las condiciones del paciente y recopilar datos, lo que hace posible que la observación y el tratamiento que antes solo era posible en un entorno institucional hoy se lleve a cabo en cualquier lugar. De todas formas, el objetivo no es que el paciente se autodiagnostique, sino que tenga mayor acceso a los controles”, explica Leandro Balboni, Head of Digital Acceleration de Softtek.
En la Argentina todavía no es habitual ver estos productos en los hogares de los pacientes, aunque los entrevistados confían en que esta tendencia será realidad próximamente. “Estos dispositivos deben ser aprobados por la Anmat, y ese es un trámite que toma su tiempo. Otro gran problema es la seguridad de la información, ya que los datos deben estar encriptados. De esta manera, cada persona debería habilitar a qué profesional le permite compartir su información”.
El rol del médico es clave en esta tendencia. “Estas propuestas están pensadas para ser usadas en el marco de una estructura de salud, ya que ningún médico puede estar disponible las 24 horas para responder a las alertas que reciben de los pacientes remotos. El objetivo es incorporar tecnología al sistema de salud, pero es fundamental la existencia de un protocolo sobre cómo se tiene que monitorear al paciente y cómo se deben analizar esos datos para generar acciones –agrega Mazzuchelli–. Estos aparatos pueden complementar y enriquecer la videoconsulta, pero nunca suplantar la evaluación presencial. De la misma manera, no están pensados para el autodiagnóstico, sino que deben usarse con acompañamiento médico”.
Todos los años mueren en el mundo 41 millones de personas por enfermedades no transmisiones, según datos de la Organización Mundial de la Salud, y el 85% son decesos prematuros, por una atención tardía o por falta de diagnóstico. Con los dispositivos conectados en casa, esa cifra podría disminuir, ya que los sensores son capaces de alertar de forma prematura cuando algunos signos vitales de los pacientes no están en sus parámetros normales para que reciban atención temprana.
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