La pandemia también aceleró el fenómeno de la reconversión laboral
María Laura Valvano aprendió a programar a los 40 años. "Al terminar el secundario estudié Periodismo. Me recibí, pero la falta de entusiasmo y la poca oferta laboral rentada me llevó a trabajar de secretaria para generar un sueldo que me permitiera vivir holgadamente. Me casé, tuve tres hijos y me dediqué a su crianza, dejando de lado mi desarrollo profesional. Con el paso de los años, las ansias de reinsertarme laboralmente se acrecentaban, y lo mismo sucedía con mi desesperanza al ver mi curriculum desactualizado", cuenta a la nacion.
Así es como decidió volver a estudiar con objetivos claros: conseguir trabajo y aprender algo que despertara su curiosidad y tuviera salida laboral. En concreto, se anotó para el curso de Programación web full stack (un programador full stack es el que puede dominar todas las capas necesarias para la creación de una plataforma web) en Digital House, una organización que imparte cursos cortos basados en la práctica sobre varias disciplinas digitales. "El primer día, cuando el profesor empezó a hablar, anoté palabras desconocidas que más tarde googleé en mi casa. Al comenzar, estaba segura de que no era lo mío, pero ese fue mi motor para superar límites impensados". Hoy forma parte de un equipo de programadores en la agencia de desarrollo web y marketing freelance Own Your Pixel. "En mi trabajo desarrollo páginas y aplicaciones web y escribo en el blog. Además, continúo haciendo cursos para seguir capacitándome".
Nicolás Stefoni, de 32, también dio un volantazo, ya que, si bien estudió Ciencias antropológicas hoy trabaja como desarrollador front-end en la fintech Wenance. "Decidí reconvertirme para poder adaptarme a los cambios que estamos atravesando como sociedad. Para eso, estudié programación de forma autodidacta, con material disponible en la web y lectura de libros. Por último, pude entrar al mundo de la IT como aprendiz en esta empresa, que me brindó acceso a plataformas de capacitación como Platzi, Pluralsight y EggHead, entre otros recursos para potenciar mis conocimientos", resume.
Stefoni explica que estudió programación, porque siempre tuvo interés por saber cómo funciona el mundo que lo rodea. "Por otro lado, en mis estudios etnográficos siempre me fascinaron los quiebres culturales del trabajo y los cambios de paradigma sociales y laborales que se produjeron en nuestra historia moderna, desde la revolución industrial en el siglo XVIII hasta la revolución laboral enfocada a los servicios a mediados de los años 80. Esto me brindó las herramientas para detectar a tiempo el momento único que estamos atravesando, el principio de una gran revolución digital que va a llevar a la humanidad a una nueva escala y donde varias de las profesiones que existen hoy van a desaparecer. Por eso decidí pivotar en mis estudios y aventurarme a tiempo en este nuevo mundo tecnológico que se está gestando para, de esta manera, poder aportar mi granito de arena en desarrollar un mundo más justo, equitativo y democrático".
Respecto de su presente laboral, es contundente. "Creo que la palabra ‘contento’ queda corta. Mi vida cambió 180 grados. No paro de aprender, no paro de crecer y no hay techo. Esto recién comienza".
Oportunidades reales
Los casos de Valvano y Stefoni no son excéntricos. Por el contrario, todas las organizaciones están demandando personas con conocimientos en disciplinas digitales, tales como el Diseño de experiencia de usuario (también conocida como UX), marketing digital, programación, análisis de datos e inteligencia artificial, entre otras, por lo que se trata de un perfil donde hay pleno empleo. Además, Alejandro Melamed, speaker internacional y autor de varios libros –entre ellos, Diseña tu cambio, y El futuro del trabajo y el trabajo del futuro– dice a la nacion: "Efectivamente, las personas pueden adquirir rápidamente estos conocimientos digitales para reinsertarse en el mercado profesional. Además, estos nuevos saberes se complementan perfectamente con los conocimientos que han adquirido en el pasado".
El experto indica que la escasez de profesionales digitales es tal que acá no hay barreras vinculadas con el género o la edad. De hecho, Juan Dematei, de 37 años, es otro ejemplo de este fenómeno. Luego de estudiar algunas materias de las carreras de Administración de empresas y Marketing, y tras trabajar como gerente administrativo en una empresa, decidió volcarse al Diseño de experiencia de usuario, una disciplina que tiene que ver con crear soluciones digitales centradas en los usuarios, para lo cual estos profesionales se dedican a identificar las necesidades de las personas aplicando herramientas y técnicas de investigación como entrevistas, encuestas y pruebas de usabilidad, y, sobre esa base diseñan soluciones eficientes. "El trabajo administrativo es muy rutinario, no me generaba ningún desafío personal. Yo quería crecer profesionalmente en un ámbito con futuro y además haciendo algo que realmente me apasiona. Por eso, hice un curso de Diseño UX, ya que sentí que esta disciplina iba a darme la posibilidad de trabajar como freelance de manera más completa. Pero cuando descubrí realmente de qué se trataba decidí poner todo el esfuerzo en encarar el cambio profesional por completo –cuenta a la nacion, y agrega:– Lo que más me costó no fue aprender una carrera desde cero, sino tomar la decisión de abandonar los años de experiencia para empezar algo totalmente nuevo. Además, teniendo 37 años pensé que no iba a ser fácil poder reinsertarme, pero me arriesgué y creo que la decisión fue 100% acertada porque ahora estoy trabajando en Santander Tecnología y me siento feliz con el cambio. Tengo la satisfacción de poder trabajar de algo que me gusta, y eso es inigualable."
Vencer los temores
Melamed explica que, si bien la reconversión laboral siempre existió, hoy nuestras trayectorias profesionales son mucho más extensas que en el pasado. "Antes estudiabas una carrera de los 18 a los 22 años para trabajar toda la vida de eso. Hoy vivimos más años, las modificaciones del mercado laboral se incrementaron muchísimo y tenemos la necesidad de estudiar concurrentemente. Esta combinación hace que cada uno pueda ver distintas alternativas, porque aparecen nuevas opciones laborales".
Los motivos de este giro de 180 grados que se produce en tantas personas puede deberse a varios factores. Entre ellos, madres y padres que ya han criado a sus hijos y quieren volver a trabajar; encontrar una nueva pareja; dar con un mentor que nos hace ver algo nuevo, o hacer un viaje en el que nos replanteamos cómo encarar nuestro presente y nuestro futuro. "El contexto de pandemia también puso en jaque a muchas personas, que aprovecharon estos meses para reflexionar sobre su trayectoria profesional y ver qué desean de acá en más", agrega Melamed.
Por supuesto que un cambio de rumbo genera incertidumbre. De hecho, los entrevistados indican que antes de embarcarse hacia estos giros profesionales sintieron miedo. Ante esto, Melamed señala que ese sentimiento es normal. "El gran desafío es que esos temores no se apoderen de la persona para que pueda desplegar su mejor versión", concluye.