La computación personal cumple hoy 40 años
El 10 de junio de 1977 empezaron a venderse las primeras Apple II; Steve Wozniak, su creador, narra el concepto y los pasos que lo llevaron a cambiar la historia
Hoy, hace 40 años, empezó a venderse el primer producto de una industria que daría origen a compañías que actualmente ocupan los primeros cuatro puestos entre las mejor valuadas del mundo. Una industria que le daría al ciudadano común un poderío que durante décadas había estado reservado a gobiernos y corporaciones. Una industria que haría posible el advenimiento de la mayor ola de democratización de la historia, Internet.
Hace 40 años empezaba a venderse la Apple II.
Obra maestra de Steve Wozniak, su concepto fue tan genial que todavía hoy está presente, intacto, en todos los dispositivos digitales que nos rodean, desde las computadoras de escritorio hasta los smartphones. Dicho brevemente, Woz (como se lo conoce popularmente) integró a la computadora las interfaces de entrada y salida de datos. Esto es jerga, por supuesto, pero se trata de algo que hoy damos por sentado. Es decir, que la notebook va a tener pantalla y teclado, que el smartphone y la tablet poseerán una pantalla táctil (que servirá como display, teclado y dispositivo apuntador). Antes de Wozniak, una cosa era la computadora y otra muy diferente (y sumamente costosa) los dispositivos para ingresar datos y para mostrar los resultados del cómputo.
La solución que encontró Wozniak, accesible y simplísima, le ganó el calificativo de gurú máximo y catapultó la empresa que había fundado con Steve Jobs a la cima de los negocios en menos de tres años; la salida de Bolsa de Apple, en 1980, fue la más exitosa desde la de Ford, 24 años antes.
La integración de la entrada y salida de datos no fue lo único revolucionario en la Apple II. Su pantalla, por ejemplo, era capaz de mostrar colores, algo insólito para la época; su hardware era expansible, otro concepto por completo inédito en un equipo doméstico, y el usuario podía programarla mediante un lenguaje muy sencillo. Era, en pocas palabras, una computadora personal completa, que servía para escribir o llevar hojas de cálculo, y que se vendía ya armada, no como un kit de piezas que el cliente debía ensamblar. Hubo otras dos ese mismo año, la TRS-80 , de Tandy Corporation, y la PET 2001, de Commodore. Pero la Apple llegó primero (esa fue siempre una ventaja en esta industria) y además tenía pantalla a color. Se vendería sin pausa durante los siguientes 11 años.
A los 26 años, Wozniak había cumplido con el desafío que se propuso en la infancia, cuando su padre le había dicho que no podría tener una computadora, porque una computadora costaba tanto como una casa. A lo que Woz contestó:
–Si no puedo comprarla, entonces la construiré.
Anécdotas aparte, el impacto de su creación fue tan fuerte, que Apple, una pyme de alrededor de 12 empleados, forzó a IBM, un coloso de 400.000 almas, a entrar en el negocio de las computadoras personales (no se las llamaba así todavía), lo que no haría sino catalizar la revolución digital. Es claro: el mundo puede cambiarse con una simple idea. Una idea que, como muchas antes en la historia, al principio sonó ridícula: "una computadora de unos pocos miles de dólares (por entonces costaban millones) que le sirviera a las personas comunes y que hasta un chico de 9 años pudiera programar".
Otro contexto
El mundo en 1977 era muy diferente del actual. Uno podría pensar que lo era sólo tecnológicamente, pero es un error. Lo sé porque viví aquellos tiempos, y muy de cerca. Tenía 16 años cuando salió la Apple II. Veía los avisos en las revistas estadounidenses de computación que compraba mi padre. Está bien, no me alcanzaban los ahorros para esa computadora, pero en dos o tres años, podría comprar una. Eso era de por sí extravagante. Era como comprarse un avión en lugar de sacar un pasaje.
Pero el mundo de 1977 no estaba preparado para la idea de que todo el mundo tuviera una computadora. En esos años aprendí a programar, y la reacción del entorno fue tan primitiva que, de pronto, obtuve más poder que toda una institución educativa. Vueltas del destino, hice mis primeros palotes con el BASIC de una HP-65, una calculadora de bolsillo que también había sido diseñada por Wozniak cuando trabajaba en HP, justo antes de fundar Apple.
Recuerdo que le conté esto, en septiembre de 2015, cuando lo entrevisté para LA NACION, y le sorprendió la coincidencia. Pero de todo lo que hablamos, lo que más le interesó fue la historia de Carola, la computadora que mi padre trajo al país en 1967. Lógico, ese fue el paradigma que Wozniak había destronado en 1977 con la Apple II.
Cuarenta años no siempre son una enormidad para las sociedades. El advenimiento del cómputo accesible y fácil de usar y de Internet –que nunca habría llegado a nuestros hogares y a nuestro bolsillos sin cómputo barato y fácil de usar– han cambiado tanto nuestra civilización como lo hicieron la imprenta, la electricidad o la aviación. Tal vez, más.
Esa revolución tiene muchos padres. John von Neumann, Alan Turing, Joseph Licklider, Douglas Engelbart, Leonard Kleinrock, Vinton Cerf, Bob Kahn, Marcian Hoff, Federico Fagin, Ray Tomlinson, Jon Postel, Steve Jobs, Tim Berners-Lee, Dennis Ritchie, Richard Stallman, y ya sé que me estoy olvidando de varias docenas. Steve Wozniak ocupa un lugar destacado en esa lista. Tímido y de sonrisa perpetua, no sólo es considerado un ingeniero incomparable, sino un hombre de una bondad y una generosidad legendarias.
Habla Woz
No fue sino por esa generosidad que estos días, aún cuando estaba cortísimo de tiempo, se tomó el trabajo de contarme la concepción de esa computadora que estaba destinada a cambiar la historia. Con ustedes, Steve Wozniak.
Sobre la concepción de la Apple II
“Desde la época en la que las computadoras costaban tanto como una casa, yo ya había tomado la determinación de tener una. Conocía estas máquinas por dentro y me encantaba programar. Así que, cuanto los chips adecuados, principalmente microprocesadores y memorias, se abarataron lo suficiente, se hizo posible que una persona normal pudiera tener una computadora, una que fuera completa y sirviera para las tareas concretas de todos los días.
“Muchos trataron de usar estos chips siguiendo el estilo de las computadoras antiguas, lo que no condujo a soluciones económicas, y además tenías que ser una experto en informática para usarlas.
“Ahora bien, había un motivo para que esto fuera así. El mayor costo de una computadora en esa época era la entrada y salida de datos. Para resolver ese problema yo iba a conectar la salida de datos a un televisor –uno común–, incluso cuando estos aparatos no tenían entrada de video. Eso fue así porque me encantaba programar videojuegos. Por supuesto, mi propio televisor era el único dispositivo de salida de datos con el que contaba. Las terminales de video ya existían, pero eran carísimas; costaban como un par de autos, más o menos. Me quedaba el tema de la entrada de datos. Me puse a averiguar y encontré un teclado de 60 dólares. Así que con esas dos cosas ya estaba en camino.
“Luego de los jueguitos diseñé una terminal para acceder a las seis computadoras de Arpanet (cuando las descubrí). Para eso, le puse mi propio microprocesador y memoria. Esta computadora, que habría de convertirse en la Apple I, no fue diseñada desde cero. Le di al mundo la fórmula para fabricar computadoras útiles y accesibles, pero la Apple II fue mi primera computadora diseñada desde los cimientos.
Porqué la Apple II tenía pantalla a color
“Me encantaban los juegos de computadora. Pero en esa época eran lentos y basados sólo en texto, como el Battleship, Wumpus y Star Trek. Los arcades estaban empezando a aparecer, de la mano de Atari, y resultaban mucho más divertidos y desafiantes. Pero eran en blanco y negro y se los construía directamente con hardware. No había programación. Sólo se conectaban chips con cables. El tiempo para crear un prototipo era al menos de un mes/hombre, pero podía llegar a ser de medio año, cuando se trataba de juegos que contenían 150 chips.
“Estaba muy cansado de eso y, además, pensaba en juegos a color. Conocía todo acerca de cómo se generaba color en los televisores analógicos de la norma NTSC, pero se necesitaban muchos componentes, tiempo de diseño y dinero para crear algo así; un dispositivo de ese tipo habría costado 5000 dólares de hoy.
“Entonces me puse a pensar en soluciones digitales, en lugar de analógicas, y se me ocurrió una idea que era de costo cero. En lugar de seguir lo que decía la bibliografía sobre cómo convertir datos en color en un televisor, me di cuenta de que los datos, los números mismos, eran color para un televisor. Si ponía un número en la entrada de video, el televisor pensaría que era un color.
“Como resultado de esta idea, la Apple II sería la primera máquina en la que los jueguitos aparecían en color.
Los jueguitos eran la clave del éxito
“Una terminal de video mantenía una copia de lo que aparecía en la pantalla en alguna forma de memoria. Pero la computadora también tenía memoria, así que me di cuenta de que podía ahorrar un montón de componentes y de dinero al combinar ambos conjuntos de memoria en uno solo. El microprocesador podía ahora almacenar datos directamente en la memoria, y esos datos aparecerían en la pantalla. Los pixeles podían actualizarse 100.000 veces por segundo. Con esto, los juegos dejaron de basarse en chips interconectados y se convirtieron en programas, en software.
Nota al margen: en efecto, Steve Wozniak también sentó las bases de una de las industrias más ricas y poderosas de la actualidad, la de los videojuegos, que siguen siendo programas, software.
Es básico
“Mi idea original era que la gente pudiera programar sus computadoras y tomar mayor control de su destino que aquellos que no tenían una computadora. Podrían resolver problemas, planear estrategias y almacenar más información personal. Pero el público sólo compraría este aparato llamado “computadora” si servía para videojuegos.
“Escribí el lenguaje BASIC de tal modo que las personas comunes pudieran programar la máquina, incluyendo la creación de videojuegos. Así que la Apple II fue la primera en la que los arcades aparecían en color y que podía ser programada por un chico de 9 años para que moviera cosas por la pantalla.
“Todo lo que diseñaba tenía que ser elegante a causa de su simplicidad. Perfeccioné mis habilidades para usar menos componentes que cualquier otro. Esa era mi forma de ser simple. Pero además una computadora tenía que ser accesible a una persona normal. El paradigma de la máquina de escribir había conseguido esto. Traducido a la informática, no debía ser necesario que supieras sobre buses, números binarios o direcciones de memoria para programar la Apple II en BASIC.
“La gente empezó a comprar esta computadora para ellos y para sus hijos. Publicamos cada plano del equipo y cada bit de código fuente en el manual de la Apple II, de modo que el público pudiera descubrir qué era una computadora. Muchos se darían cuenta, a una edad muy temprana, que las computadoras eran la pasión de sus vidas. Me he encontrado con muchísimos directores ejecutivos de empresas que me dijeron que que habían descubierto su amor por la tecnología con la Apple II.
Amo y señor
“La posibilidad de expandir la Apple II significaba que podías comprar una y mejorarla más tarde. Ponerle más memoria para buses de datos más grandes o añadir pixeles para ver más meses en una hoja de cálculo. Había que seguir instrucciones para usar la máquina, pero era fácil, y al seguir esas instrucciones aprendías algo, en lugar de simplemente usarlo. Seguías siendo el amo de la máquina, y no al revés.
“La principal razón por la que tanta gente compró una Apple II fue que descubrieron que era fácil, no difícil, hacer mucho más en sus vidas de lo que jamás habían imaginado. Miles de empresas empezaron a proveernos soluciones para problemas personales comunes. Fue el comienzo de una industria. Pero mi principal motivación fue la de contribuir al avance de la sociedad en áreas como las comunicaciones, la educación y las soluciones de programación. Ocurrieron muchas otras cosas desde entonces.
“Fue un producto raro la Apple II. Los que veían el prototipo exclamaban que era lo mejor que habían visto. Fue el comienzo de una compañía exitosa, aunque no teníamos ni idea de cuán exitosa habría de ser. Y fue también el único producto realmente exitoso de Apple durante los primeros 10 años de la compañía.
El resto es historia
IBM tardaría cuatro años en sacar su modelo 5150, mejor conocido como IBM/PC o PC a secas. Ese mismo año, luego de un feo accidente al despegar con su avión privado, Woz se retiraría de Apple. Había dejado de gustarle la onda corporativa que empezaba a respirarse en el lugar.
La Apple III, diseñada por un comité, fue un fracaso. Como cualquier cosa diseñada por un comité. La Macintosh, la niña mimada –linda, pero limitada– de Steve Jobs, no terminaba de despegar, aún cuando contenía muchas de las claves del futuro. Tampoco Lisa –la primera computadora comercial con interfaz gráfica y mouse– había funcionado. Era demasiado cara.
A Jobs lo echarían de Apple en 1985. La compañía entraría en una espiral descendente que la pondría al borde del quebranto diez años después. Hoy ha vuelto a la cima, desplazando de la escena a sus enemigos de antaño, IBM y Microsoft, aunque se enfrenta con rivales que por entonces ni siquiera existían, como Google y Facebook.
Pero entre tanto altibajo, la leyenda Wozniak permanece.