Un espantoso hito en la historia de la humanidad". Así valoró Kasparov su derrota ante Deep Blue. Y eso que todavía no había ocurrido. Lo dijo días antes en un encuentro con varios periodistas al que asistió EL PAÍS. También afirmó que estaba convencido de que esa espantosa victoria ocurriría en algún momento. "Lo que intento es posponerlo lo más posible". A los pocos días, el 11 de mayo de 1997, perdió. Y lo encajó regular.
Primero acusó a IBM , responsable de la inteligencia de la máquina rival, de hacer trampas: "Deep Blue mostró signos de inteligencia y tomó decisiones que los seres humanos tomamos por intuición". Después rehusó admitir el fracaso. "Que nadie interprete esto como una derrota definitiva del hombre ante la máquina. La competición no ha hecho más que empezar". De hecho, Leontxo García, que estuvo allí cubriendo el duelo para EL PAÍS, atribuye lo ocurrido al final al "sistema nervioso" del genio. "El error que cometió no fue propio de un maestro del ajedrez", recuerda el experto, que además descarta que IBM hiciera trampas.
Sin embargo, la derrota acabó calando en el imaginario colectivo como el principio del fin. Desde entonces, derrota a derrota, hemos ido reajustando nuestras expectativas sobre los juegos a los que la inteligencia artificial puede ganar y los que no están a su alcance. Kasparov ya ha asumido la parte que le toca del "espantoso hito". Más de veinte años después, en una entrevista con Wired, ha rememorado aquel día en estos términos: "He hecho las paces con el tema. Al final, la partida no fue una maldición sino una bendición porque fui parte de algo muy importante. Hace 22 años habría pensado algo distinto, pero las cosas pasan. Todos cometemos errores. Perdemos. Y lo importante es cómo lidiamos con nuestros fallos, con las experiencias negativas". Ahora Kasparov mira a la inteligencia inhumana con otros ojos. "1997 fue una experiencia desagradable, pero me ayudó a entender el futuro de la colaboración humano-máquina".
La otra cara
Este cambio de perspectiva ha tardado más de 20 años en llegar pero contrasta con la postura de Lee Sedol, el que fuera campeón mundial de Go. En 2016, el coreano perdió contra la inteligencia artificial desarrollada por DeepMind (Google) para dominar este juego de estrategia, AlphaGo. Y tres años más tarde se bajó de la élite profesional del Go, incapaz de superar su fracaso ante el algoritmo. "Con el debut de la inteligencia artificial en juegos de Go me he dado cuenta de que no estoy en la cima, aunque intente ser el número uno a través de esfuerzos frenéticos", concedió ante la agencia de noticias Yonhap.
Kasparov se describió a finales del año pasado como "el primer trabajador intelectual derrotado dolorosamente por una máquina". Lee Sedol es uno más en esa estela a la que también se sumaron en 2019 dos campeones del videojuego de estrategia StarCraft. "Aunque me convierta en el número uno, hay una entidad que no puede ser derrotada", reconoció el recién retirado jugador de Go.
Sedol solo ganó una de las cinco partidas en las que se enfrentó con el algoritmo el 13 de marzo de 2016. Y, sin embargo, su única victoria puede considerarse un éxito: ningún otro jugador humano de Go ha logrado vencer ante AlphaGo. "Rara vez leo los comentarios sobre mí en las noticias en Internet. Pero tuve curiosidad por cómo de mal estaría hablando la gente de mí después de mis derrotas. Inesperadamente, poca gente me criticaba".
Mano a mano con la máquina
"Pensábamos que éramos invencibles en ajedrez, Go, Shogi. Todos estos juegos han ido gradualmente quedando apartados. Pero esto no significa que todo esté perdido. Tenemos que encontrar la manera de que juegue a nuestro favor", prescribe Kasparov en Wired. El maestro insiste en que tenemos que dejar que las máquinas hagan aquello en lo que son mejores, no en vano "la tecnología es la razón principal por la que muchos de nosotros estamos vivos para quejarnos de la tecnología".
El futuro según él pasa por la "combinación" de habilidades, pero también exige humildad. Pone de ejemplo la medicina: "Alguien con unos conocimientos decentes entenderá que debe añadir poco. Pero una gran estrella de la medicina intentará retar a las máquinas. Eso destruye la comunicación". Magnus Carlsen, genio del ajedrez moderno, ya está siguiendo esta senda. En lugar de antagonizar al algoritmo y desesperar en la derrota, se ha centrado en aprender de su estilo de juego. El noruego de 29 años describe a AlphaZero (un sistema heredero de AlphaGo), como "su héroe".
Todos somos Kasparov
Sea como sea, los encontronazos con la inteligencia de las máquinas ya no son cosa de genios. Y las reflexiones que ha hecho Gari Kasparov a lo largo de las décadas no están tan lejos de las que hacemos hoy.
- Cuando Google te recomienda los mejores platos del restaurante en el que acabas de sentarte: "Me enfrento a un alienígena desconocido que posee toda la información posible sobre mí".
- Cuando nadie te explica cómo decide el algoritmo: "Propongo a IBM que imprima y publique todo el proceso de reflexión de Deep Blue durante cada una de las seis partidas de este duelo. Entonces tal vez podremos entender por qué mi rival ha hecho jugadas increíbles en una computadora".
- Cuando Alexa no entiende el título de la canción inglesa que le estás pidiendo: "He cometido un típico error humano de imprecisión. Además, los humanos siempre queremos más. Pero creo que debo estar satisfecho".
- Cuando sales de casa con la sonrisa puesta: "Los humanos sabemos que hay muchos animales y máquinas que corren más que nosotros y son más fuertes y ágiles. Pero ninguno de ellos es más elegante e inteligente que nosotros".
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