Intel y un desafío propio y de la industria: reducir el impacto ambiental que tiene la fabricación de microprocesadores
Hablamos con Roberta Knijnik, gerente de marketing en Intel Latam para conocer cómo la industria está enfrentando un desafío: fabricar más con procesados que consuman menos energía y menos agua
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Fue uno de los grandes problemas pandémicos. La crisis de los chips tenía su explicación. Con una buena parte de la humanidad aislada en sus hogares, trabajando conectada a Internet o consumiendo videos por streaming o jugando videojuegos, la demanda de computadoras se disparó. El mercado de las PC, por ejemplo, creció un 32% en el primer trimestre 2021, después de años de estancamiento. Eso impactó no solo en los precios, sino en la disponibilidad de procesadores, que sufrieron industrias muy variadas: no solo las de las PC, sino que el coletazo lo sufrió también la automotriz, cuyos vehículos incorporaron, como computadoras, varios microprocesadores.
Como toda industria, hay diferentes modelos de negocio. Están las compañías que diseñan y fabrican en instalaciones propias, como es el caso de Intel y de Samsung. También están las que solo diseñan (y apelan a terceros para fabricar esos diseños). Qualcomm o Nvidia son algunos ejemplos. Y por último están las que fabrican para aquellos que lo necesiten. El más conocido es el de la taiwanesa TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company).
Hace varios años que Intel también fabrica para terceros. Y es una de las compañías que, pasada la crisis de los chips que finalizó hace pocos meses, planea expandirse. “Estamos en un momento bastante especial, porque hoy en día tenemos, por ejemplo, muchas fábricas que están en Taiwán, tenemos fábricas en Estados Unidos, tenemos una fábrica acá en Latinoamérica, en el centro de diseño de Guadalajara en México, pero también estamos en un momento de crecimiento de expandir un poco, o sea, vivimos un momento bastante complejo en los últimos años especialmente por faltante”, señala Roberta Knijnik, Gerente de Marketing, Ventas y Líder de I&D en Intel Latam.
¿Dónde están construyendo esas fábricas?
Estamos construyendo dos fábricas más en Estados Unidos, en Alemania; ahí hay una intención de que tengamos otras localidades, que también nos puedan ayudar a enfrentar la demanda que existe hoy en día.
Pero una fábrica tarda un montón en construirse
Tarda un montón. Y hay una inversión enorme: solo para que tengas idea, una fábrica de estas cuesta más o menos 20 mil millones de dólares. Lo que esperamos es que estén completamente listas en cinco años.
¿Y es solo para diseñar y producir para Intel?
Tenemos un negocio tradicional, que es con partners con los que trabajamos hace muchos años: Dell, Lenovo, HP. Eso es el negocio tradicional. Pero también estamos mirando que, si estamos haciendo tantas fábricas, tal vez podamos fabricar componentes para otras marcas. Intel está viniendo con una mirada bastante disruptiva de también fabricarle chips a la competencia. La idea no es solo diseñar, sino también producir. O sea, es aprovechar la demanda que tengamos de fábrica como para abastecer también a alguien que quiera tercerizar la producción. Hoy en día tenemos pocos jugadores en el mercado. Queremos darle la experiencia al mercado de tanto diseñar como producir. Queremos entregar una cadena más sólida al mundo. Era una proporción mucho más chica, pero ahora vamos a poder producir más en escala.
Hay un tema con los chips y es el tema ambiental. ¿Cómo se hace para que gasten menos cuando hay cada vez mayor demanda, ya sea los data centers o incluso de pedidos a distintas inteligencias artificiales? Las rutinas de ChatGPT, por ejemplo, consumen muchísima agua
Es que hay que mirar todo. Si pensamos el Silicon Valley, se llama así por Intel; entonces hay mucho para hacer, por ejemplo la demanda de lograr tener el silicio, pero también yo te diría que también hay que mirar toda la cadena de fabricación; si somos una empresa tan grande, demandamos mucho de otros socios de todas nuestras cadenas de valor; entonces yo diría que mucho más allá del silicio lo que tenemos que buscar justamente es cómo garantizamos que estamos impactando de una forma positiva todas las cadenas de producción, ver qué utilizamos, desde proveedores hasta nuestros colaboradores, o sea, como garantizamos que toda la cadena sea impactada en forma positiva.
En el caso particular de chip, ¿cuáles son los problemas?
Ahora estamos justamente ya trabajando en las metas de 2030; entonces, por ejemplo, hoy en día, ya usamos un 93% de energía renovable. Nuestra meta para 2030 es que sea al 100%, y que también tengamos el 100% de uso positivo del agua, o sea el agua que consumimos dentro de la compañía sea menor de lo que reciclemos; eso ya pasa por ejemplo en Costa Rica, ya pasa en Estados Unidos, en India, ya hay algunas regiones que ya logramos eso. Ahora lanzamos la quinta generación de procesadores para data centers, inteligencia artificial, y todo eso, pero ya cuando lanzamos la cuarta generación era el procesador más sustentable del mundo; este nuevo procesador ahorra de un 50 a un 60 por ciento a un data center. Queremos mover la vara y la comparación. Poder entregar el mejor procesador y también ofrecer una mejora energética. No es una cosa u otra. Y esa es la clave que estamos logrando como compañía.
¿Pero creés que el comportamiento de las empresas y los consumidores está cambiando en ese sentido?
Hay cosas que ya están cambiando. Nadie te va a decir que hagas menos consultas a una IA todavía, pero ya hay cosas que están bastante interesantes que estamos empezando a ver. Cuando algunas grandes compañías necesitan comprar, desde PCs a servidores, ya empiezan a poner puntos de sustentabilidad como un punto central. También los gobiernos y los consumidores hogareños. Eso ya está pasando y es un paso en la dirección correcta.