Instagram le bloqueó la cuenta @metaverse, salió en el New York Times y se la devolvieron
Una artista australiana de la cosmética virtual vio desaparecer su perfil cuatro días después de que Facebook pasara a llamarse Meta y empezara a batir el parche del metaverso
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Thea-Mai Baumann es australiana y se auto define como la “inventora de los hologramas nu-wave”. Vive en Brisbane y en 2012 abrió su cuenta de Instagram y reflejó allí su trabajo como artista tecno, una labor que, dicho muy simplemente, combina los accesorios de belleza con la realidad aumentada. Acuñó, para su cuenta de Instagram el nombre @metaverse (metaverso, en español) y la vida siguió tranquilamente hasta hace un mes y medio, cuando no pudo volver a entrar en su perfil, hacer posteos ni nada. Fue una visionaria y ahora estaba pagando por eso. Instagram le había bloqueado la cuenta.
El 28 de octubre (es decir, unos nueve años después de que Baumann abriera su Instagram) Facebook decidió cambiar de nombre y pasó a llamarse Meta. Además, hizo una apuesta enorme (algunos creen que desmesurada) al metaverso (metaverse, en inglés). Una semana hábil después, con un mensaje por lo menos delirante, Instagram le cerró la cuenta a la artista de la cosmética virtual. La acusaron de hacerse pasar por otra persona, y adiós. Casi una década de su vida y de su trabajo quedó atrapada en la relojería ciega e inapelable del gigante de las redes sociales. O sea Meta. O sea Facebook, que había comprado Instagram en (vaya) 2012. El mismo año en que Baumann estrenó su perfil. Muy lindo todo.
Por fortuna, el dato llegó a The New York Times, que cubrió este (nuevo, frecuente e inmoderado) abuso de la automatización de los gigantes de internet, y en cosa de un mes Instagram reconoció su error (ejem) y le devolvió a Baumann su cuenta.
Por supuesto, sería especulativo e improcedente sugerir que Facebook decidió quedarse con la marca metaverse, incluidas las cuentas con esa denominación en su plataforma. Pero no deja de ser demasiada coincidencia que después de nueve años y tras el cambio de denominación del grupo empresarial, Baumann, que en ese momento tenía 1000 seguidores (nada, para los estándares actuales), vio esfumarse uno de los activos más potentes que puede tener un emprendedor en la actualidad: su perfil de Instagram.
Ahora @metaverse tiene 3400 followers, así que la cobertura mediática compensó en cierta medida el disgusto que causan estas decisiones tan propias de las plataformas de eso que denominamos genéricamente “las redes”. Quienes utilizan sus perfiles en Instagram como base de un proyecto personal saben que es imposible lograr una respuesta que no sea automatizada de parte de la compañía, a menos que tengas los bastantes seguidores, la suficiente visibilidad o el poder para que estas conductas se le vuelvan en contra. Tal vez por eso, la cuenta @metaverso no sufrió la misma suerte que la de Baumann. Metaverso es una compañía de inteligencia artificial brasileña con oficinas en México DF y Nueva York. O tal vez lo que le pasó a Baumann fue realmente un error. Lamentablemente, ninguna de las dos opciones es aceptable, viniendo de una plataforma que acaba de superar los 2000 millones de usuarios y de la que depende la suerte de cientos de miles de pymes y proyectos personales en el mundo.
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