Innovación. Los secretos para transformar las empresas
Conocer al cliente, analizar la trayectoria y los objetivos y definir un foco son algunas de las claves para hacer evolucionar a las organizaciones
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Las estrategias para alentar la evolución tecnológica y humana en las empresas fue el factor común que unió los dos primeros paneles que abrieron el séptimo capítulo de Innovación, el encuentro organizado por LA NACIÓN que reúne a 30 oradores bajo el lema más allá de la tecnología.
“Antes de implementar tecnología, hay que pensar qué necesitan nuestros clientes todo el tiempo”, consignó Álvaro Casalins, socio líder de Innovación de KPMG Argentina, en diálogo con el secretario general de Redacción de LA NACION, José del Río. La insatisfacción que el consumidor busca cubrir debe ser el foco de las empresas, en lugar de la clásica mentalidad que se concentra en aspirar a realizar un producto o servicio perfecto.
Para Casalins, este objetivo se cumple trasladando el aprendizaje de lo que demanda el cliente a la conversión del mismo en una capacidad y volcarlo en una situación concreta. “Tiene que ver con qué tengo que hacer yo como empresa, qué tengo que cambiar, qué tienen que aprender mis colaboradores, qué tengo que adquirir de talento para satisfacer esas expectativas que tienen nuestros clientes. Recién cuando tengo claro hacia dónde voy, es que juegan un rol fundamental las nuevas tecnologías”, estableció el especialista.
El eslabón pendiente que le queda a las empresas abarcar es la premiación del talento. Para reconocer el trabajo, señala: “A veces pensamos más en métricas tradicionales de performance como cuántas ventas hizo. Pero hay perfiles para los que lo más importante es cuánto aprendió en este tiempo, y cuánto de lo que aprendió a automatizar o programar lo está trasladando al futuro de la compañía”.
Casalins opina que el mindset de la empresa cambia si la organización permite promocionar ideas, promover continuidad y no penaliza las fallas, ya que considera que “el verdadero fracaso es ni siquiera intentarlo”.
Resume entonces que el ABC de la innovación empresarial es definir las expectativas del consumidor, las capacidades que la organización debe incorporar o adquirir y la puesta en práctica de las mismas: “Hacer las cosas es innovar”, concluye.
Paso a paso: cómo innovar en tiempos híbridos
Por su parte, Martina Rua, periodista especializada en innovación y productividad, listó los nueve pasos que una organización debe seguir para innovar de manera óptima en el mediano plazo.
“Para poder ir hacia delante es necesario ver de dónde venimos”, comienza Rua, e indica que las compañías deben ver en retrospectiva y analizar qué se logró y con qué te gustaría quedarte, desde personas hasta habilidades adquiridas.
La segunda clave es repensar cosas, como los equipos con los que se trabajó, la agilidad con la que se enfrentaron los desafíos y las nuevas habilidades digitales humanas adquiridas en este tiempo. Dentro del replanteamiento, la periodista citó al psicólogo estadounidense que milita a favor de rodearse de dadores de desacuerdo, ya que opina que las conversaciones son mucho más ricas si son divergentes. Entonces, propone autoboicotear las ideas propias, preguntarse qué del plan puede salir mal para evitar que surjan más sorpresas de la cuenta a la hora de innovar.
La separación de creencias de los datos es la tercera clave que lista Rua, y lo ejemplifica con la vieja manera de pensar que la gente en las casas trabajaba menos, cuando la pandemia desmintió dicho enunciado, demostrando que las personas hasta trabajan más de lo común en sus hogares. Esto lleva a que en las empresas haya “mucha menos tolerancia al sinsentido corporativo”.
El cuarto paso es acompañar la redefinición global que las organizaciones están haciendo en torno a la Cultura y el Bienestar. “Quizás en 2019 el bienestar era tener una sala de yoga y tener una gran oficina. Hoy, puede que sea menos días de trabajo presencial y un trabajo híbrido”, ejemplifica.
Prender la máquina de imaginar es el quinto paso con el que la experta interpela a las organizaciones, proponiéndoles que le den espacio a las ideas. Según el autor Martin Reeves, “si no tenés tiempo para revisar tu modelo mental actual, estás acelerando tu obsolescencia”, citó Rua. Este propone primero seducirlas -o sea estar atento a lo nuevo-, caminarlas viendo si funcionan o no, hacerlas colisionar con la realidad y esparcirlas para luego escalarlas.
¿Cómo hacemos para estar en un estado de innovación si todo es urgente? Esta pregunta la llevó a definir el sexto paso como la generación, no de un momento, sino un estado de innovación. Entablando conexiones improbables, como las que se dieron en pandemia cuando el staff de una empresa que no solía interactuar normalmente se vio obligado a hacerlo. Esas conexiones conducen al estado deseado en el que se humaniza la transformación digital.
El séptimo paso es incentivar el flujo de ideas de mejora continua, donde se premie la búsqueda y no solo el resultado. Tener merodeando las ideas de qué se quiere mejorar y a dónde se quiere llegar con las nuevas propuestas promueve darle tiempo a las mismas para dejarlas crecer, como un saco de té que tarda unos minutos en intensificar el gusto.
La definición de un foco con el que la compañía se quiere comprometer, y su ejecución con convicción y sin desesperación, son los dos últimos pasos que la periodista señala para innovar en tiempos híbridos.
Todas estas etapas deben contemplarse en el contexto que atraviesa la empresa, la cual nunca debe dejar de preguntarse “¿qué necesita mi empresa en este país y en este contexto?”, finalizó Rúa en el Capítulo 7 del evento de Innovación.
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