IFA 2018: los televisores 8K ya son una realidad, pero falta el contenido nativo
BERLIN.- Samsung presentó esta semana, como parte de la feria IFA 2018 , que se hace todos los años en esta ciudad de Berlín y cierra sus puertas este viernes, su nuevo y primer televisor 8K, es decir que tiene una resolución de 7680 x 4320 pixeles, que es 4 veces mayor al 4K y 16 veces mayor que FullHD, y puede mostrar imágenes de 33 megapixeles. Es un panel QLED Q900R de 65 a 85 pulgadas y, como puede preverse, la calidad de imagen es fantástica, aunque a veces sea difícil de transmitir a quien no está allí.
Samsung no fue la única en mostrar un televisor 8K en la feria: LG también presentó su primer panel OLED con resolución 8K y un tamaño de 88 pulgadas, lo mismo que Sharp (el pionero, que presentó el primer modelo en 2015) con versiones de 60, 70 y 80 pulgadas; y Toshiba, con una versión de 65 pulgadas. Sony mostró su televisor 8K en la CES de este año.
En la IFA Sharp tenía un set donde mostraba, en una pantalla 8K, las imágenes que registraba una cámara 8K; el nivel de detalle en el pelo y plumas de una modelo era impactante.
Este nivel de detalle te permite una tele 8K cuando el video de origen es 8K pic.twitter.com/klFILLSFbv&— Ricardo Sametband (@rsametband) 31 de agosto de 2018
La promesa de los paneles 8K es sencilla: ofrecer una resolución sin precedentes en el living del hogar (o, por ahora, en una oficina; siguen siendo caros para la mayoría de los mortales). Y sobre todo, lograr que esa mejor calidad de imagen se mantenga aún cuando los televisores crecen en tamaño.
Si se tiene un televisor de 40 y otro de 50 pulgadas, ambos con la misma resolución (la misma cantidad de pixeles), la mayor superficie hace que la densidad de pixeles baje, es decir, hay menos puntos de color por centímetro cuadrado (y, de hecho, serán más grandes para mantener la proporción).
Para ver una tele de lejos no hay problema (cuanto más lejos se está de la pantalla menos se aprecia la diferencia de resolución), pero para lograr que una pantalla más grande se siga viendo igual de bien a una distancia fija hay que recurrir a una mayor resolución. Es algo similar a lo que sucedió con la pantalla de los smartphones, que han ido mejorando hasta superar el umbral en el que el ojo, a una distancia normal, deja de apreciar los pixeles en forma individual.
Tener una tele 8K implica poder verla más de cerca o, lo que es lo mismo, aumentar su tamaño sin perder definición. Y ahora que muchos televisores incorporan funciones que los dejan encendidos todo el tiempo, mostrando obras de arte o fotografías (el primero fue Samsung con The Frame, una tele que parece un cuadro, pero varias compañías están ofreciendo algo similar).
Otro ejemplo que se usa a menudo: mostrar toda la cancha de un partido de fútbol, con la suficiente definición como para ver las jugadas, los amagues, los movimientos; como si estuviéramos en la cancha.
Según la firma IHS, el año pasado se vendieron 11 millones de televisores de 65 pulgadas o más en todo el mundo, y este año serán 16 millones; el mercado para televisores de 75 pulgadas o más, predicen, se duplicará del volumen actual (un millón de unidades) hacia 2020. Para 2022 los televisores 8K podrían llegar a ser un mercado de 5 millones de unidades.
Esa preferencia de la industria por una mayor resolución es, también, una forma de empujar el mercado, ahora que el 4K, el HDR, el 3D y los paneles ultradelgados que se pueden colgar de la pared son algo relativamente estándar (no, quizá para parte del mercado nacional no lo son; pero aunque más graduales que en el resto del mundo, los cambios están ahí, inexorables).
Como siempre, no obstante, lo que falta es el contenido nativo en 8K; lo mismo pasó con el 4K. Japón está haciendo las primeras pruebas de transmisiones televisivas en 8K, y comenzará a transmitir en esta calidad en diciembre próximo en un canal especial, de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020, donde apuestan a transmitir todo en esta altísima resolución.
Por ahora, la solución que encontraron los fabricantes es la misma que antes: lo que se conoce como upscaling, también llamado interpolación; tomar un video de una resolución menor y simular la nueva, usando algoritmos para intentar calcular qué debería verse en esos pixeles que el televisor inventa para llevar un contenido 4K a que se vea como 8K.
Pasó, como mínimo, medio lustro entre el nacimiento del 4K y la disponibilidad de contenido nativo variado creado en esta calidad (la mayor parte de lo que vemos sigue siendo en menor resolución), así es esperable que tome un tiempo similar llegar al 8K en forma masiva. Con la contra, en el medio, que todavía faltan modelos más pequeños (no todo el mundo quiere un panel de 65 pulgadas en su casa), y que para mucha gente el 4K es suficiente.
De hecho, en junio último Samsung anunció que estaba hablando con sus competidores para crear una asociación que estandarice el desarrollo del 8K (tanto desde el lado de las pantallas como desde la producción de contenido), y que le transmita a los consumidores el valor del 8K.