HP apuesta a que la industria del futuro se imprima en 3D
Con socios como Deloitte, Amazon, Google, Jabil y SAP, quiere quedar en el centro de la revolución en la manufactura a gran escala
HP y Deloitte anunciaron un acuerdo para llevar la tecnología de impresión 3D al ámbito de la manufactura a gran escala. Prometen revitalizar una industria de 12 billones de dólares y generar 3 millones de puestos de trabajo en la próxima década.
Hewlett Packard, la firma que supo ser la punta de lanza de la llamada “tercera revolución industrial” por su condición de pionera en el universo de SIlicon Valley, y que hoy se conoce como HP, busca (80 años después de su fundación) transformarse en el motor de un ambicioso plan que promete acelerar la transformación digital de la industria manufacturera mundial. La clave: la implementación de sistemas de impresión 3D a gran escala.
En su campus de Palo Alto, California, Dion Weisler, CEO de HP, junto a Punit Renjen, CEO de Deloitte, anunciaron su proyecto conjunto para ayudar a empresas de todo el mundo a dinamizar el diseño y fabricación de productos, mejorar las cadenas de producción y suministro y revitalizar una industria global que mueve 12 billones de dólares.
Para ambas empresas la iniciativa significa el puntapié de lo que consideran la cuarta revolución industrial, donde el llamado “additive manufacturing” o manufactura aditiva (la fabricación de objeto a partir de la superposición de capas), no solo cambiará la manera en la que se fabrican todo tipo de objetos, sino que además obligará desde el lado de el diseño y de la ingeniería a repensar por completo el proceso de desarrollo y posterior producción, ya que los límites son infinitos.
Los planes son ambiciosos. Para Renjen, que dirige la firma de consultoría más grande del mundo, la implementación de impresoras 3D en la manufactura tiene el potencial de crear más de 3 millones de puestos de trabajo en la próxima década. Weisler coincidió con esta apreciación pero agregó que será esencial “desarrollar talentos que hoy no existen”. Los nuevos procesos de trabajo en plantas de todo el mundo exigirán capacidades que aún no están desarrolladas por lo que los ejecutivos subrayaron la necesidad de trabajar codo a codo con universidades para formar a los profesionales de la industria del mañana.
Weisler aclaró que el desembarco de la impresión 3D en el ámbito de la fabricación a gran escala es, a grandes rasgos, “aguas inexploradas”, pero se mostró confiado en el éxito de su visión a largo plazo. Para el ejecutivo, el potencial disruptivo de esta tecnología en la industria puede llegar a ser similar al de Netflix en la industria del entretenimiento y el de Amazon en el comercio minorista.
Los socios
HP y Deloitte tienen socios de peso en esta cruzada. Jabil, firma con sede central en Tampa considerada hoy en día la proveedora de soluciones de manufactura más avanzada tecnológicamente, aportará sus servicios en el desarrollo de cadenas de suministro (incluso posee un centro de innovación en impresión 3D en la Bahía de San Francisco, epicentro mundial tecnológico); Amazon y Google aportarán sus nubes corporativas, y BMW, Johnson & Johnson, Nike y Siemens ya están trabajando en distintos tipos de programas, por ahora con el objetivo de desarrollar la estructura actual y allanar el camino para proyectos futuros.
Otro integrante del plan es SAP. Gil Perez, Senior VP of IoT and Digital Supply Chain, aseguró a LA NACION que el mayor impacto de la impresión 3D a gran escala en los próximos 5 o 10 años se dará con la llegada del “Manufacturing as a Service” (MaaS, manufactura como un servicio). Este concepto permitirá a pequeñas o medianas empresas aprovechar la tecnología de impresión en tres dimensiones sin necesidad de desembolsar grandes sumas en el armado de una línea de producción con esas características (un detalle importante: Las HP Jet Fusion tienen un precio de 150 mil dólares): Simplemente, podrán enviar sus modelos a una firma especializada y acceder así a una producción en masa.
La distribución es un tema crítico en este nuevo paradigma. La cuarta revolución industrial de HP y Deloitte contempla un sistema de producción descentralizado y global, lo que significa que una firma podría disponer de impresoras 3D en varias regiones del planeta para acelerar los tiempos de entrega y así no depender, por ejemplo, de una cadena de montaje en China para poder acceder al producto final. La contracara de este potencial beneficio es el efecto colateral que pueda tener en países especializados en manufactura, ya que la mano de obra, en muchos casos barata y accesible, ya no sería prioritaria.
Componentes personalizados
Al respecto, el CEO de HP puso paños fríos: El objetivo no es reemplazar sistemas de producción que generan millones de componentes serializados de manera diaria, sino que “si lo que se busca es fabricar un componente altamente personalizado en series de producción limitadas, esta es la respuesta correcta”. El nicho inicial estará en productos específicos, como la varilla diseñada por Johnson & Johnson que Weisler mostró a la prensa en la presentación. Se trata de un dispositivo médico utilizado para cirugías espinales, que posee partes metálicas y puede ser impreso de manera rápida y con un diseño personalizado para tratar de manera más efectiva a pacientes individuales.
“Lo que era imposible hace solo unos años ahora es posible”, indicó Punit Renjen respecto a los avances logrados en el campo de la impresión 3D. Las mejoras en la tecnología y en la utilización de nuevos materiales, cada vez más accesibles, han hecho a esta industria más atractiva. Si bien HP no reveló el listado de compañías que ya utilizan sus impresoras 3D, su CEO destacó que las ventas globales están creciendo, un indicador que representa, según sus palabras, “una medida real de éxito”, sobre todo si se tiene en cuenta que hace solo ocho meses han comenzado a transitar este camino.
Será clave para el fortalecimiento de este nuevo concepto de producción el abaratamiento de costos que elimine las barreras de entrada e incentive a la industria a tomar este camino. El breakeven o punto de equilibrio que permita hacer más accesible la manufactura digital es el factor que decidirá, en última instancia, el éxito o fracaso del proyecto. La impresión 3D promete democratizar la producción, cambiar la naturaleza del trabajo y generar productos más personalizados y cercanos a las reales necesidades del usuario, pero nada de eso sucederá si las cuentas no logran cerrar. Mientras tanto, hay carta blanca para su desarrollo y eso no deja de ser un dato alentador.
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