Hacete rico rápido: qué pasa con el aluvión de cursos que apareció en redes en los últimos meses
Se multiplican en TikTok e Instagram los videos de jóvenes que prometen compartir sus secretos, con los que lograron hacerse ricos jóvenes, para que los demás también lo logren; hay que pagar para acceder a los cursos, que brindan promesas de éxito tan exóticas como ambiguas
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Los casos proliferaron en el último tiempo. “Tengo 19 años, actualmente estoy viviendo en Dubai. Y tengo un negocio que factura 100.000 dólares al mes”, dice uno de ellos. Otro, en el mismo tono, y en un ambiente parecido, cuenta: “Estudiaba medicina, pero a partir del segundo año me picó el bichito de querer ganar plata. No puedo esperar a recibirme. Entonces empecé a emprender. En solo dos meses ya había facturado mis primeros 6300 dólares”, anticipa.
Todos los videos tienen un estilo parecido. O parecen extractos de entrevistas, diálogos que en algún momento podrían haberse emitido en algún canal de internet. O directamente son videos hechos ad hoc, donde un joven le explica a otro cómo se pudo hacer rico en poco tiempo. O recortes de lo que parece ser un documental, en el que el protagonista está contando parte de su vida. ¿El secreto de cómo llegar a millonario? Convirtiéndose en “closer de ventas”, “car flipping”, “trafficker”, “appointment setter”, “growth creator”, y sobre todo teniendo “high income skills” (habilidades de alto valor), que sería algo “diferente”, por lo cual el interlocutor se puede destacar aún habiendo estudiado lo mismo que otros tantos. Pese a que no lo son, incluso utilizan el nombre de “universidades” para referirse a esos cursos de enriquecimiento veloz.
“Si bien siempre estuvieron estos pseudoinfluencers, que te venden alguna solución mágica, en este último mes hubo un boom en redes de esta gente; el perfil es parecido, son usuarios que hace seis meses no tenía ni cuenta, o sea, no es que hayan influenciado de antes, sino que aparecen y enseguida empiezan a hacer publicidad dirigida a su público”, describe Maximiliano Firtman, programador y profesor de informática que viene siguiendo este tema en su cuenta de X.
"Gracias al Fortnite hoy en día estoy viviendo en Dubái y el último año cerré más de medio millón de dólares" 🤌
— Maximiliano Firtman (@maxifirtman) April 5, 2024
Festejó su cumpleaños en el Burj Khalifa con "los chicos" otros "dubaitíes" colegas de la #ponzidemia pic.twitter.com/7x58FlbFJX
“Todos parecen seguir un mismo manual. Incluso tienen la misma plataforma para cobrar. Empiezan con publicidad en Instagram, entonces los empezás a seguir. No es de un curso la publicidad, sino que es más una invitación: ´si querés saber más sobre tal tema´, en el medio meten una palabra en inglés, que no conocés o no escuchaste nunca qué significa. Juntan seguidores con publicidad. Y empiezan a dar algunos consejos, y después se muestran como millonarios, a mostrarse con vidas de lujo, que en general son todas mentiras. Muchos dicen que viven en Dubai, pero a otro público le muestran otra cosa, o Miami, o que tienen autos de lujo. Y luego empiezan con ‘mandame un DM’, o ‘anotate en estos grupos de WhatsApp’”, señala.
¿Y cómo sigue el proceso? “En ese grupo de WhatsApp van mandando otras cosas. Suelen ofrecer clases gratuitas, y repiten lo mismo: que podés ganar 15.000 dólares; hablan del éxito que ellos tuvieron, pese a que no se los ve registrados como que tienen empresas o agencias. Los buscás y no existen, o tienen un monotributo muy básico. Después te venden un curso. Que cuesta entre 500 y 2000 dólares. Ellos dicen que gastaron 200.000 dólares, pero a vos te lo dan más barato. Todos son iguales, lo que cambia es lo que prometen en el curso: desde aprender a ser vendedor de autos (car flipper) o trafficker (que es poner anuncios en Google) o closer; dicen que es algo nuevo, único, y todos te garantizan que vas a ganar muchos dólares en poco tiempo”, completa Firtman.
Ignacio Carballo, economista y director del Centro Finanzas Alternativas UCA, cree que no es un fenómeno nuevo, pero sí lo que encuentra “es cómo se va transformando la misma metodología de un negocio, que en el mejor de los casos no es una estafa, pero sí una manipulación y una publicidad engañosa llevada al máximo”, sostiene. “Donde -completa- no hay una promesa ni certeza de lo que te dicen, pero te dan una visión muy sesgada de resultados, que son ínfimos en la realidad; pero, al mostrarte una fotito muy chiquita, te dan a entender que ese enriquecimiento veloz es posible, y juegan así de la manera más perversa con las necesidades de las personas”, sintetiza.
Hoy los que ofrecen el atajo al éxito económico suelen rondar los 20 años, y atraen con el discurso de contar “la verdad” sobre cómo hacer dinero, siempre por fuera de los caminos tradicionales de estudio y trabajo, que son más largos, menos emocionantes y para los que no hay un punto de llegada “exitoso” asegurado.
Pero tanto Firtman como Carballo incluso ven un fenómeno creciente: “en el último tiempo aparecieron videos hechos por chicos, menores de 15″, explica el programador. Para Carballo hay un mensaje de fondo: “te intentan persuadir de que el que no es millonario en este mundo es porque quiere”.
Fenómeno local o global
En su video explicativo sobre el tema en YouTube, el creador de contenido GianTV señala que gran parte de la “inspiración” de estos videos vienen como fenómeno internacional. Y que entre sus referentes se encuentran ex luchador de kickboxing Andrew Tate, y más acá en la región, Amadeo Llados, coach online.
“Esto es un fenómeno global”, sostiene Carballo. “Pero principalmente en Argentina resuena por la emergencia económica que existe. Muchos piensan ´estoy mal´, y acá les están mostrando una solución que es fácil, y bueno, ¿por qué no darle oportunidad?”, señala. “Los riesgos son las cosas que vas a leer en redes: gente que va a perder su dinero, y a la que no le sobra la plata, sino que es alguien que en su desesperación económica busca dinero como sea, aporta su capital bajo la ilusión de que esto les va a mejorar la vida”, analiza.
Firtman además agrega otra dimensión. “Aportan un mensaje de que hay que salirse de lo ´clásico´, incluso advierten que hay que alejarse de la gente que dice que esto es mentira, ´porque esa gente no entiende´, ´esa gente es tóxica´, ´tenés que alejarte´. Hay una lógica medio sectaria también, y son puntos en común que vi en todos los ejemplos”, explica.
Piramidal o no piramidal
Más allá de la promesa (hacerse millonario o ganar mucho dinero en poco tiempo) hay una pregunta pendiente respecto de los límites del engaño: en las estafas piramidales tipo telar de la abundancia hay que aportar dinero para entrar en el circuito, y hacer circular esa plata de la base a la punta, y replicar la estructura (con nuevos miembros) para recuperar la supuesta inversión.
Con los cursos hay una promesa de enseñar a ganar mucho dinero en poco tiempo, pero sin garantías: si los que pagaron por ese curso no logran alcanzar la riqueza (como sí lo hicieron, supuestamente, los maestros), siempre les podrán decir que el problema está en quien hizo el curso, no en la persona que lo impartió.
“Lo que termina pasando es que los alumnos que hacen estos cursos lo que terminan aprendiendo es cómo vender estos cursos; y trabajan a comisión del curso de su amigo, del curso de su mentor”, describe Firtman. “Para hacer plata tenés que vender los cursos, entonces terminás dándote cuenta de que lo que vos tenés que hacer es vender el curso de otro; y si te da el carisma, te ponés vos a crear un curso y hacer lo mismo que viste que hacía el otro”.
Es una rueda que gira en base a la desesperación que aporta una economía en crisis, y que también se impulsa por el descrédito de los sistemas tradicionales de educación y trabajo, un combo explosivo en el que la solución parece venir de los que “piensan distinto” y optan por un camino cuentapropista y que, inesperadamente, quieren compartir su conocimiento (a cambio de dinero) en redes, el vehículo de aprendizaje preferido de las nuevas generaciones.
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