John Goodenough creó, en 1980, la tecnología base de las baterías de iones de litio que dan vida a celulares, notebooks, tabletas, cámaras y otros dispositivos; a los 94 años sigue investigando
Nota publicada el 20 de octubre de 2016. John B. Goodenough ganó hoy el Premio Nobel de Química junto a M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino "por el desarrollo de baterías de iones de litio".
Tal vez nunca hayas oído hablar de John Goodenough, pero lo más probable es que tengas en tu casa -seguramente, dentro de tu celular o tu computadora portátil- uno de los acumuladores eléctricos que creó.
Su invento no le ha valido un Premio Nobel y aunque él dice que "no le preocupan los galardones", son muchos quienes creen que lo merecería. Hoy tiene 94 años y es profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de Texas en Austin, EE.UU.
Efectivamente, la batería de iones de litio que desarrolló Goodenough en 1980, y que comenzó a comercializarse en la década de los 90, domina el mercado de la energía portátil y está presente en la mayoría de los aparatos tecnológicos inteligentes que utilizamos.
Pero aunque sus pilas se hayan vendido masivamente gracias a la telefonía móvil, Goodenough no es precisamente un fanático de estos aparatos. De hecho, ni si quiera tiene uno.
"No me molesten"
Entre las ventajas de la batería de litio destacan su durabilidad y responsabilidad con el medio ambiente, su densidad de energía y su ligereza. Y entre sus desventajas, el límite de cargas y su peligrosidad ante un desperfecto. Tal y como ha sucedido con los teléfonos Galaxy Note 7 de Samsung, si este tipo de baterías se sobrecargan pueden llegar a explotar.
"Normalmente, cuando hay explosiones el problema reside en la batería original que utilizó el aparato. El electrolito que usaron es inorgánico, el cual es inflamable. Y si lo cargás (la batería es recargable) ese sobrecalentamiento causa la explosión", dijo Goodenough en el programa Today de la BBC. Para el físico estadounidense, lo importante es "monitorear muy cuidadosamente" el funcionamiento de la batería y no cargar el celular demasiado rápido.
Aunque su consejo proviene del conocimiento y no de la propia experiencia. Y es que si Goodenough no tiene un teléfono móvil, es por principios. "Tengo mi computadora en mi escritorio. Pero cuando llego a casa a la noche me gusta estar solo. No me gusta que me molesten más de lo necesario", explicó, entre risas.
"Satisfecho y feliz"
La batería de iones de litio ha facilitado enormemente el desarrollo de muchos de los dispositivos electrónicos portátiles que usamos hoy en día. Pero ¿cómo se siente Goodenough ante la idea de que su invento haya revolucionado nuestro mundo de tal forma?
"No pienso demasiado en ello, pero estoy muy satisfecho de haber creado algo para la gente de este mundo, especialmente cuando me doy cuenta de que una mujer de Bangladesh puede obtener ahora un precio decente por sus productos (gracias a la batería de litio)", explicó el científico.
"Para mí, permitir que personas en todo el mundo tengan acceso (a nuevas tecnologías) es muy gratificante, y estoy muy feliz de que haya funcionado de la manera en que lo ha hecho", señaló.
Aunque, en lo que respecta a los celulares, el nonagenario no se muestra tan convencido. "Veo a los estudiantes yendo de aquí para allá, presionando las teclas de esos pequeños aparatos (tabletas y cosas así) mientras hablan entre ellos. Y les veo saliendo a cenar y sin hablar con sus parejas, o hablando con alguien que está hablando con su teléfono. Y pienso: esa no es forma de vivir".
Sin embargo, aunque, paradójicamente, los celulares hayan sido posibles gracias a él, para Goodenough no hay contradicción alguna. "La tecnología es moralmente neutral. Lo que cuenta es lo que hacemos con ella", sostiene.
El futuro
Goodenough creó el cátodo de óxido de litio y cobalto, la base de la batería de iones de litio que usamos en cualquier dispositivo portátil, en 1980; Sony comenzó a venderla en 1991 (usando una patente en la que Goodenough no figura; no recibió un centavo por su invención).
Goodenough sigue yendo a su laboratorio, a los 94 años, buscando una nueva tecnología que permita crear una superbatería, y que logre un avance mayor al que viene teniendo el sector (la tecnología aplicada a las baterías mejora su eficiencia en un 7 u 8 por ciento al año); en 2015 anunció que junto a sus colaboradores había creado un nuevo tipo de cátodo para baterías de iones de sodio, que muchos consideran el reemplazo de las de iones de litio, que transformaron al noroeste argentino en el eje del denominado "oro blanco".
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