Granja celular: el biobanco nacional para producir carne de laboratorio
La startup argentina calcula que en un lustro podría estar lista para el consumo masivo
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La cría intensiva de animales genera un enorme stress ecológico: requiere destinar grandes superficies de cultivos para alimentarlos. Y al mismo tiempo, crece la demanda de los consumidores por alimentos sanos y sustentables. La carne cultivada en laboratorio se presenta entonces como una alternativa. Sus ventajas son múltiples: reduce un 70% la generación de gases de invernadero, 90% el uso de suelo y 80% el uso de agua. “Permite producir alimentos en forma segura, sin necesidad de criar y matar animales”, resume Sofía Giampaoli, ingeniera química y cofundadora, junto a su colega Carolina Bluguermann, de Granja Celular, una startup argentina que desarrolla cultivos de células madre para la producción de carne de laboratorio.
La primera hamburguesa “cultivada in vitro” se presentó en 2013 en Reino Unido. Su desarrollo tuvo un costo de 250.000 dólares. Hoy costaría alrededor de 2000 dólares, con lo que sigue lejos del mercado masivo.
“Existen limitaciones tecnológicas y de costos. Las primeras se refieren a la falta de líneas celulares de las especies de mayor consumo, el desarrollo de medios de cultivo a bajo costo, biomateriales y diseño de bioreactores”, comenta Bluguermann.
“En Granja Celular trabajamos en la estandarización de procesos biotecnológicos para la producción de carne a partir del cultivo de células madre. Nuestro objetivo es conformar un biobanco de células madre para la producción de carne”, destaca. “De esta forma podemos preservar y poner en valor la genética argentina, manteniendo la tradición de ser un país productor de carne de calidad, pero incursionando en los procesos de producción del futuro”, explica.
Cinco años para llegar al mercado masivo
“Nosotros no produciremos carne cultivada sino líneas celulares, que son las materias primas para hacerlo”, aclaró Giampaoli. “El próximo año esperamos tenerlas listas para suministrar a nuestros clientes, que venderán este producto a los consumidores. Estimamos que de aquí a dos años podrá conseguirse en algunos restaurantes exclusivos, y en al menos cinco años llegará a un mercado más masivo, con un costo incluso menor al de la carne convencional”.
La compañía se fundó en 2018, y en 2019 recibió su primera inversión de capital, de la mano de GridX, una aceleradora local de compañías biotecnológicas. Hoy forma parte de CAB Startup, la incubadora de la Cámara Argentina de Biotecnología. La compañía también participó de programas de incubación en Berlín, Hong Kong, Reino Unido (donde actualmente vive Giampaoli) y Chile.
Además de Giampaoli y Bluguermann integran el equipo especialistas en ingeniería genética, ingeniería de tejidos y en temas de emprendedorismo e inversiones. “En la Argentina hay mucha capacidad de trabajar en biotecnología y hacer investigación y desarrollo, siendo un país productor de alimentos. No podemos esperar que los desarrollos vengan de afuera”, apunta Sofía.
“Estamos desarrollando un MVP (producto mínimamente viable) y a mediados de diciembre esperamos arrancar con el producto final, estandarizando el proceso”, destaca la científica y emprendedora.
“Estamos buscando que no haya patentes que bloqueen este desarrollo, y también procurando una inversión adicional de un millón de dólares de aquí a marzo”, destaca. “Además estamos trabajando con la FDA (agencia regulatoria de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos), ya que se trata de un producto nuevo, para el que no existen aún regulaciones.