FuturIA: Cómo la inteligencia artificial está transformando el mundo del arte y la creatividad
En un nuevo capítulo, LA NACION + Globant exploran cómo las nuevas tecnologías impulsan la creatividad en el mundo del arte, la música y la publicidad
Muchos debates de 2023 pusieron la mira en la inteligencia artificial (IA) y su uso ético en cada uno de los aspectos culturales. La imposibilidad de distinguir una imagen real de una generada por algoritmos o los agujeros legales que todavía deben corregirse en cuanto a derechos de autor sobre la propiedad intelectual, son algunos de los puntos que más generan rechazo al momento de implementar y abrazar estas tecnologías emergentes. Pero, al igual que en otros contextos, la IA no llegó para reemplazar al humano sino para potenciar su capacidad, también en los ámbitos más artísticos y creativos.
En este sexto episodio de FuturIA exploramos cómo la inteligencia artificial está desafiando la creatividad, empujando los límites de distintas disciplinas artísticas como la música y la publicidad. Profesionales y artistas nos cuentan en primera persona cómo aprovechan estas nuevas herramientas para crear experiencias únicas, personalizadas e innovadoras y así poder conectarse con su audiencia.
¿LA IA puede replicar la creatividad humana?
“Durante mucho tiempo se predijo que el desarrollo de nuevas tecnologías como la fotografía, el cine o el video, eventualmente, podrían llegar a sustituir disciplinas y medios más tradicionales como la pintura y que, por lo tanto, esta iba a morir. Sabemos que no fue así, y que los diferentes medios conviven, se intersectan y se reconfiguran”, reflexiona Jazmín Adler, historiadora del arte, curadora e investigadora, aclarando que los artistas también se adaptan constantemente, y que esta nueva era creativa no es una singularidad.
De la misma manera, el avance tecnológico nos exhorta a preguntarnos si la creatividad y la invención humanas pueden ser equiparadas y hasta reemplazadas por la inteligencia artificial, poniendo en riesgo la futura subsistencia del artista. ¿Cuáles son los límites creativos de la IA? Como toda tecnología, requiere del toque humano para aprender, rediseñar e ‘improvisar’, pero también necesita de una debida regulación y entendimiento, como cualquier instrumento novedoso.
Para Adler, este nuevo universo de las inteligencias artificiales y los algoritmos propone un cambio en el vínculo entre la obra y el artista, incluso con el público, pero “en muchos sentidos, no se ve radicalmente transformado en relación a producciones artísticas previas”. La historiadora no es partidaria de demonizar aquellas creaciones fundadas a través de estas tecnologías: “No creo que eso denote menos artisticidad que otra clase de producciones que carecen de herramientas y de medios tecnológicos”.
Cuando la creatividad artificial y la música se fusionan
“Desarrollamos algoritmos de inteligencia artificial para que los robots puedan entender la música, improvisar, cantar, componer, tocar y escribir canciones”, cuenta Gil Weinberg, director fundador y profesor del Centro de Tecnología Musical de Georgia Tech, que desde el grupo Robotic Musicianship crearon Shimon: un músico robótico capaz de improvisar, cantar y tocar el piano en tiempo real en conciertos junto a los humanos.
Weinberg, un músico siempre en búsqueda de nuevas ideas, encontró en la tecnología a una aliada impensada para concebir melodías de una forma diferente. Los algoritmos que utiliza se basan en el aporte humano, por eso se dice que las máquinas no generan música desde cero, pero resignifican esos datos “para crear sonidos acústicos sorprendentes e inspiradores”.
“Shimon puede tomar la música de los humanos en tiempo real y responder a ello improvisando. Puede responder a la voz. El equivalente al jazz”, asegura el profesor y agrega: “No creo que Shimon pueda superar a los humanos. Los humanos tienen una forma única, emocional y creativa de pensar la música. Lo que hace es mejorar la música humana”.
Weinberg utiliza la IA como un instrumento para inspirar y ayudar a los individuos a potenciar su propia creatividad, nunca con la intención de remplazarla. Algo parecido a lo que propone Karen Palacio con su obra Trabajo: un ensayo visual creado a partir de programación en vivo y machine learning. “Mi materia prima es el cómputo. Yo pienso en términos de transformaciones y procesos algorítmicos para llegar a un resultado, o incluso más allá, para poder plantear formas de hacer”, dice esta programadora y artista que fusiona lo antiguo con lo contemporáneo, premiada con el Premio Itaú de Arte e Inteligencia Artificial.
Karen se vale de computadoras científicas para hacer arte a través del Live coding, una práctica experimental de creación audiovisual. Según sus palabras: “Una forma y una búsqueda de divulgación de la computación, y también una búsqueda de cerrar esa brecha digital que existe en la sociedad, de acercar a la gente a lo computacional y de pensar en formas de uso de la computadora que no tengan que ver con el rédito, sino con lo creativo”.
La IA al servicio del consumidor
La inteligencia artificial influye en nuestras decisiones de compra y hábitos de consumo, muchas veces, sin que nos demos cuenta. Así funcionan, por ejemplo, las recomendaciones de cine y series que nos proponen las plataformas de streaming, basadas en nuestras preferencias y elecciones previas. “Todo tiene que ver con la data. Eso es la IA. Es tomar muchísima, muchísima data y con eso poder predecir lo que quiere el consumidor”, comenta Delfina Casal, directora de Marketing Digital en Globant Create.
La idea es entender lo que quiere el usuario y desarrollar campañas específicas, personalizadas, adaptadas a cada individuo para mejorar y amplificar su experiencia. Esto es válido para sistemas on demand como Netflix y Spotify, pero también para los nuevos canales publicitarios donde la IA y la tecnología potencian la marca. “Creo que la inteligencia artificial nos va a ayudar a ser más creativos. Hay ciertas cuestiones a las que no tiene acceso como el contexto, la cultura; entonces, la IA y los datos te pueden ayudar a orientarte, pero sí o sí vas a tener que ponerle tu capa de pensamiento crítico, de empatía, de inteligencia emocional, de discernir entre lo ético y lo no ético”, concluye, resaltando el potencial tecnológico de estos algoritmos que permiten que el ser humano se libere de las tareas más tediosas y manuales para enfocarse plenamente en su lado más inventivo e intuitivo.
La evolución de la música con IA
Francisco Penas, además de ser un apasionado por la música, comprendió desde un primer instante que la inteligencia artificial era una gran herramienta para seguir evolucionando de manera inalcanzable las voces de grandes artistas. El compositor y productor musical, propone que al momento de querer interpretar una letra de una canción por otro cantante, es importante intentar interpretar lo mejor posible el personaje, así el resultado final es aún más similar. El cantante cuenta que gracias a la IA se puede clonar la voz de cualquier persona, siempre y cuando la calidad sonora sea buena así la inteligencia artificial puede realizar el trabajo de la manera más exitosa posible. “Bajo el homenaje y el respeto, se puede realizar miles de cosas”, expresa Francisco.