¿Fueron efectivas las apps de nutrición y ejercicios en casa durante la pandemia?
Con el inicio de la pandemia y el confinamiento las personas comenzaron a descargar aplicaciones móviles para mantenerse saludables ante la imposibilidad de poder hacer deporte y actividad física fuera de casa.
En tal sentido, durante 2020 se lanzaron títulos de todo tipo, entre ellas, apps para principiantes y otras para comer más sano, y esto tuvo su correlato en el interés de los usuarios móviles ya que la descarga de estas apps creció un 46% a nivel mundial durante el primer semestre de 2020, según datos de la firma MoEngage, pero: ¿cuán efectivas resultaron?
“El aumento de visitas a canales de clases de gimnasia en YouTube, las descargas de apps contadoras de calorías y la creación de cuentas de Instagram de proclamadores de desafíos de pérdida de peso fueron muy notorios en este último año, pero no todo lo que brilla es oro, ni todo lo que se ofrece de forma milagrosamente impacta positivamente sobre nuestra conducta y hábitos alimentarios”, comenta a LA NACION Silvina Ragolia, titular de la cátedra Nutrición en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Morón y docente a cargo del curso de Nutrición para el deportista.
Sandra Tamburini, que es psicóloga y directora del Centro TINO (Tratamientos Interdisciplinarios en Nutrición y Obesidad), ubicado en Mar del Plata, y es representante de la Sociedad Argentina de Obesidad, opina en la misma línea: “Todos los pacientes que ganaron peso en la pandemia y que hicieron estos intentos a través del consumo de videos y aplicaciones en la casa, no pudieron sostener la rutina en el largo plazo por varias razones: algunos porque se aburrieron de hacer actividad física, y otros porque la comida ha funcionado como gratificación alternativa a tantas limitaciones, frustraciones y estrés generado por la pandemia, que ha imposibilitado sostener un plan alimentario saludable y equilibrado”. En tal sentido, la especialista sostiene que la comida de alta palatabilidad (ricas en grasas azúcares y sal) funciona como un quitapenas por excelencia en muchas personas, eso es muy difícil revertirlo con una aplicación móvil o mirando videos en YouTube.
Seis de cada diez argentinos subieron de peso durante el aislamiento social y aquellos que tenían sobrepeso antes de la pandemia de coronavirus tuvieron un 42% más de chances de engordar que el resto de las personas, según un estudio de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN): “A pesar del interés de cocinar platos saludables, cuando esta práctica se convierte en exceso, cuando no es planificado y sugerido por un profesional idóneo en el área, lo “fit”, se termina convirtiendo en “fat” cuando la porción es excesiva. De la misma manera, hemos visto que muchos sedentarios se sobreentrenaron por no planificar una adaptación física paulatina y progresiva”, señala Ragolia.
La docente destaca que en las redes sociales hay material que está dirigido a un público general, pero no todos los ejercicios físicos pueden ser realizados por todas las personas, y no toda receta condice con los gustos y condiciones fisiológicas del que está atrás de la pantalla. En resumen, la profesional señala que el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad son flagelos que la Argentina padece desde hace décadas y las cifras van en ascenso. “Incluso durante el confinamiento aumentaron los casos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), generando nuevos casos y hasta resurgimientos de pacientes ya dados de alta. La incertidumbre, el encierro y la falta de la rutina diaria personal sin dudas provocaron un aumento de la ansiedad de las personas, y esta ansiedad disparo mecanismos compulsivos”, concluye
Dado que está demostrado que las necesidades y la creación de los objetivos personales de cada individuo son imposibles de interpretar bajo sistemas estandarizados virtuales, las entrevistadas recomiendan a las personas acudir a un profesional en el momento de planificar un plan nutricional o uno de entrenamiento