Frances Haugen, exempleada de Facebook: “Dentro de diez años nos preguntaremos por qué no regulamos antes las redes sociales”
La “garganta profunda” de la compañía cree que la demanda interpuesta contra Meta por los fiscales generales de 41 estados cambiará para siempre la relación entre niños y redes sociales
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El suelo tembló en los cuarteles de Facebook de Menlo Park, California, a mediados de septiembre de 2021. The Wall Street Journal publicó durante varios días los llamados Facebook Files, una investigación periodística basada en documentos internos de la tecnológica en los que se demostraba que sus ejecutivos eran conscientes de los daños que causaban Instagram y Facebook entre los jóvenes. También quedaba probada la responsabilidad de la compañía en la difusión de noticias falsas y de contenidos que alentaban la violencia.
Un mes más tarde, en octubre, el mundo le puso rostro a la responsable de esa filtración. La ingeniera Frances Haugen (Iowa City, 39 años) decidió revelar su identidad y contó en una entrevista televisiva que había abandonado su puesto en Facebook con 21.000 documentos internos bajo el brazo. El Senado de EE.UU. la llamó a declarar y se iniciaron investigaciones sobre sus revelaciones sobre Meta, el nombre que pasó a tener la empresa de Mark Zuckerberg semanas después de la filtración. No tardaron en llegar las primeras demandas de padres de adolescentes que habían sufrido trastornos mentales, alimenticios o incluso el suicidio, muchas de las cuales acabaron formando parte de la demanda colectiva presentada en marzo por centenares de particulares y decenas de instituciones educativas contra varias redes sociales. El pico de esta ola de procesos llegó la semana pasada, cuando los fiscales generales de 41 Estados demandaron a Meta por perjudicar a niños con sus productos y no informar sobre esos peligros.
Haugen no esconde su emoción por lo ocurrido. “Este es un momento verdaderamente histórico”, dice sonriente a EL PAÍS por videoconferencia. Desde que se fue de Facebook, la estadounidense ha dado conferencias por todo el mundo y ha fundado una ONG, Beyond the Screen, que pretende hacer más transparentes las redes sociales.
¿Qué sintió el martes pasado cuando se presentó la demanda?
En Estados Unidos no abundan los consensos entre demócratas y republicanos. Que 41 Estados se unan y exijan rendición de cuentas a una compañía es algo muy grande. Y demuestra que tienen pruebas sólidas contra ella, si no, no darían ese paso. Este caso no va de que Facebook daña a los niños, sino de que Facebook daña a los niños y además miente sobre ello. El encubrimiento es a menudo peor que el crimen. Hay quien dice que la Sección 230 [de la Communications Decency Act de 1996, que exime a las plataformas, salvo contadas excepciones, de la responsabilidad de los contenidos publicados en ellas por terceros] significa que estas empresas pueden hacer lo que quieran. No sé si eso es totalmente cierto. Pero lo que sí sé es que las leyes de protección al consumidor establecen que no puedes describir tu producto de una manera cuando sabes que es diferente. Una de las cosas increíbles que sucederán en las próximas semanas es que conoceremos la versión completa del texto de la demanda [hay muchos extractos que son secreto de sumario]. Eso lo cambiará todo, porque estoy segura de que son extractos de documentos de citación. Tan pronto como podamos ver lo que los propios documentos de Facebook dicen en detalle sobre la salud mental con los niños, creo que realmente cambiará profundamente la conversación en torno a las redes sociales y los niños.
¿Hay más gargantas profundas en este caso?
Bueno, en la demanda se cita a otras personas con sus nombres tapados. Así que sabemos que hay otros que hablan de Facebook. Sabemos también que la demanda se apoya en documentos que no eran míos. Yo solo saqué a la luz un puñado de documentos sobre niños; mi enfoque principal era la equidad lingüística. Hay cientos de millones de hispanohablantes en todo el mundo. Facebook no invierte tanto en la seguridad de su versión española como en la inglesa. Yo igual revelé 30 o 40 documentos centrados en los niños. ¿Qué sucede cuando en lugar de ver 30 o 40 tenemos 1000 o 4000? Estoy muy emocionada de ver lo que el mundo va a aprender a partir de estos informes.
¿Ha cooperado con alguno de los fiscales generales que han presentado la demanda?
Sin comentarios.
¿Conoce o ha tratado con alguno de los confidentes que han filtrado más documentos para construir el caso?
Tampoco puedo comentar eso, lo siento.
¿Cómo espera que acabe este proceso?
Esa es una gran pregunta. Creo que es difícil imaginar cuánto ha cambiado el mundo en la última semana. Los adolescentes tienen un increíble sentido de la injusticia, realmente no les gusta que se aprovechen de ellos. El texto de la demanda deja claro que Facebook no priorizaba el bienestar de los niños. Así que, incluso si Facebook consigue salir bien parado del juicio, este documento lo va a cambiar todo. Ahora sabemos lo que las redes sociales han hecho a los niños. Algo pasará, aunque solo sea que los consumidores se vayan o los anunciantes decidan dejar de poner dinero.
“Mi motivación principal era poder dormir por las noches”
Cuando decidió abandonar Facebook y filtrar los documentos internos, ¿su objetivo era llegar al punto en el que estamos ahora? ¿Qué imaginó que pasaría?
Tenía unas expectativas increíblemente bajas cuando di ese paso. Mi motivación principal era poder dormir por las noches. Sabía que ya no era responsable de lo que se estaba haciendo, que ya no era parte del problema. Y todo lo que ha pasado desde entonces es fantástico. El hecho de que se haya presentado esta demanda lo es. Siempre he creído que el camino judicial era la única forma de que acabáramos avanzando. Así sucedió con el tabaco y los opioides. Yo soy cuáquera, realmente creo en el poder de la verdad.
¿Qué espera de la demanda colectiva presentada en marzo por las instituciones educativas?
Me parece muy interesante. Y se están sumando cada vez más distritos educativos. Yo no tenía ni idea de lo mucho que las redes sociales han perturbado las escuelas hasta que empecé a promocionar la causa. Hablé con directores de centros y dicen cosas como que a lo que más dedican su tiempo los estudiantes es a las redes sociales. La directora del instituto en el que yo estudié me dijo que los chicos han montado un club de la lucha: hay una cuenta anónima de Instagram desde la que los niños conciertan peleas y donde sufren luego las grabaciones. Esto es profundamente perturbador. Hay escuelas en EE UU donde tienen que confiscar los móviles porque si no, no pueden enseñar.
¿Ha recibido amenazas desde que se fue de Facebook?
No. Tengo los mensajes directos abiertos en Twitter y mis direcciones de correo electrónico en mi página web y nadie nunca me ha molestado. Para Facebook, es como si no existiera. Soy como Voldemort, mi nombre no se puede decir. Me siento muy afortunada, la verdad. Creo que si hubiera ido tras Twitter, la cosa sería distinta. Elon Musk tiene un montón de fanboys que probablemente me habrían acosado. Pero muy pocas personas apoyan a Mark Zuckerberg. Creo que es bastante triste, está muy, muy solo.
¿Ha coincidido alguna vez con Zuckerberg desde que se fue de Facebook?
No.
¿Le gustaría poder hablar con él?
Sí. Siento que soy la única persona en el mundo que cree que puede hacerlo mucho mejor. Si llego a escribir otro libro [publicó en mayo sus memorias] algún día, mi dedicatoria será la siguiente: ‘Quiero dedicarlo a Mark Zuckerberg y ser como él. Tengo plena fe en que estás destinado a la grandeza, y no voy a dejar de empujar hasta que lo logres’. Necesita retirarse y hacer otra cosa. Tiene dinero infinito, es un hombre joven, de 39 años… Imaginaelo que podría hacer. Podría superar a Bill Gates, tiene mucho tiempo por delante para lograrlo [siempre se ha dicho que Zuckerberg envidia el concepto que la gente tiene del fundador de Microsoft]. Y, sin embargo, está atrapado en esta prisión que construyó para sí mismo. Creo que está asustado y solo. Me encantaría darle una charla de ánimo. Decirle: puedes hacer más, sigue adelante y alcanza tu destino.
¿Cuándo se dio cuenta de que tenía que irse de Facebook?
Cuando entré a formar parte de un equipo llamado Integridad Cívica. Era el departamento que se creó después de las elecciones de 2016 [los datos de 87 millones de usuarios de Facebook recogidos por Cambridge Analytica podrían haber contribuido a la victoria de Donald Trump] para garantizar que Facebook fuera una fuerza positiva en el mundo. Pues bien, lo disolvieron menos de 30 días después de las elecciones de 2020. No hubo nadie que dijese: el 6 de enero [fecha de recuento del voto electoral en la que fue asaltado el Capitolio] se acerca, tenemos que preparar una sala de guerra. Al ver eso, me pareció claro que la empresa no se iba a poder curar por sí misma. Necesitaba ayuda pública. En ese momento es cuando pensé que tenía que hacer algo.
¿Qué le parece TikTok, la red social de mayor crecimiento entre jóvenes? ¿Es tan peligrosa como Meta?
Tiene problemas muy similares. TikTok está diseñado para ser moderado. La razón por la que generan contenidos tan virales es que quieren que haya un pequeño número de videos que representen el 80% o 90% de lo que todo el mundo ve. El problema de un sistema como ese es que si no tienes suficiente personal moderador, surgen los peligros. Los prejuicios o la discriminación que puede provocar el algoritmo son aún más pronunciados. Cuando dejé Facebook, pensé que teníamos cinco años antes de que TikTok provocara violencia. Pues bien, el año pasado, durante las elecciones en Kenia, vimos los primeros casos de violencia causada por TikTok. Hablé con alguien de esa red social y me dijo que en ese momento no había moderadores que hablasen swahili. Si decides no invertir en idiomas, más allá de los más usados, estás poniendo en peligro al mundo entero. Así que, sin duda, TikTok tiene comportamientos problemáticos similares a los de Meta, solo que todavía no tenemos pruebas de ello.
¿Cómo ve las redes sociales dentro de diez años?
Creo que dentro de diez años miraremos atrás y nos sorprenderá todo lo que ha pasado. Ya estamos empezando a ver estudiantes de segundo año en la universidad que están dando testimonios acerca de lo que han visto en las redes sociales. Una cosa que ha sorprendido a profesores y educadores es que hay muchos niños enfadados sin motivo aparente. También hay muchos que tienen compañeros que se han suicidado. Vamos a tener que enfrentarnos al hecho de que esta generación es la más afectada por las redes sociales, y nos harán saber las consecuencias que les ha supuesto. Cuando miremos atrás en diez años, nos preguntaremos por qué no pudimos avanzar más rápido en la regulación.
¿Dónde se ve usted dentro de diez años?
Espero ser innecesaria. Confío en que para entonces tengamos leyes sensatas que den acceso a los datos de estas plataformas, en que tengamos un sistema democrático robusto en el que no se necesiten más Frances Haugens para funcionar.
EL PAIS