Evitar el fraude con recetas médicas, la idea finalista del ITBA para la Imagine Cup
El edificio 92 del gigantesco campus que Microsoft posee en Redmond, Washington, se convirtió durante tres días en una versión vanguardista de las ferias de ciencias que acostumbran a montar los colegios de todo el mundo. Imagine Cup, el evento que desde hace 16 años es realizado por la firma de software para premiar a los mejores proyectos tecnológicos de universidades de todo el mundo, celebró su fase final de la que participaron 49 equipos de 33 países, incluido Lexa, el proyecto de tres jóvenes estudiantes del ITBA (universidad que ya había logrado el tercer puesto el año pasado con el proyecto Nash): Julián Antonielli, Jeremías Robles y Lucía Tay.
En total, fueron más de 40.000 los estudiantes de todo el globo inscriptos en la edición 2018 de la Imagine Cup, pero solo 100 llegaron a la final. Lexa, que atravesó una eliminatoria nacional y otras regional, donde resultó seleccionado junto a dos equipos de México y Brasil, lo hizo de la mano de una plataforma basada en blockchain que tiene como objetivo solucionar el fraude con recetas médicas y los errores en la lectura de las prescripciones mediante el uso de un sistema digital que aborda tanto a pacientes como a hospitales, clínicas y farmacias.
Cómo funciona Lexa
La plataforma Lexa crea un registro único de cada usuario respaldado por la seguridad que aporta el uso de soluciones de blockchain para la transmisión de data sensible, lo que asegura que una receta solo pueda ser chequeada por aquellos que deban estar involucrados en esta (el paciente, la farmacia, el médico). Según sus creadores, cada año más de 1.500.000 personas sufren distintos tipos de problemas y al menos 7000 mueren debido a equivocaciones a la hora de interpretar lo escrito en recetas, mientras que, desde el lado económico, se pierden millones de dólares debido a fraudes con medicamentos, lo cual afecta no solo a pacientes y empresas médicas, sino también a los sistemas de salud públicos de todo el mundo.
Pese al buen feedback recibido por los jurados de la competencia, la solución no logró llegar al corte final de tres proyectos que compitieron por el podio. El equipo ganador de esta edición fue SmartARM, un proyecto del Instituto de Tecnología de la Universidad de Ontario (Canadá) que utiliza tecnologías de análisis de imágenes y aprendizaje de máquinas en prótesis para brazos, lo que permite reconocer objetos con la palma y así seleccionar de forma automática el tipo de agarre más conveniente para su usuario.
Pensar en la copa a futuro
Respecto a su proyecto en sí, Julián reflexionó sobre el desempeño en la competencia y los motivos que tal vez hicieron que Lexa no llegara al último día de competencia: "Creo que nos podría haber jugado a favor haber tenido algún cliente o acuerdo, eso te muestra mucho más la factibilidad del proyecto y no que te lo cuente yo. Además, estar en una etapa tan temprana es siempre más complicado, tenés que hacerle creer a la gente con palabras y no con hechos que confíen en vos. Pero con eso mucho no podíamos hacer". El plan ahora es seguir adelante con la plataforma y trabajar paso a paso en su evolución, aunque, aclaró que "tiene sus dificultades, son varios frentes que hay que atacar, varios tipos de clientes. Vamos a volver a Argentina para seguir trabajando y ver que podemos hacer".
A pesar de no haberse llevado el primer premio, que constó de 85 mil dólares en efectivo, 50 mil dólares de crédito en Azure y una sesión de mentoría por parte de Satya Nadella, CEO de Microsoft, los integrantes de Lexa se mostraron conformes de que un equipo argentino haya llegado nuevamente a la etapa final en Redmond. Para Antonielli, que el año pasado formó parte de Nash, la decisión de volver a competir en la copa ya estaba clara desde 2017: "Había sido una experiencia increíble, así que vi la posibilidad de volver y armamos un nuevo equipo para poder competir". Respecto a las diferencias entre 2017 y 2018, destacó que "del año pasado a este hubo muchos equipos que se enfocaron casi exclusivamente en lo técnico y eso no es lo único que importa, ya que algo que observan es la viabilidad del proyecto, tenés que tener listas todas las cosas para llevarlo a cabo: el modelo de negocio, saber quiénes son tus clientes y demás, y saber presentar el producto y al equipo. Muchos no van a votar solo al proyecto, sino al equipo, a los pibes que lo van a llevar adelante para convertirlo en realidad. Hubo equipos que tanto el año pasado como ahora en lo técnico estaban 10 puntos, pero no tenían tan clara la presentación, les faltaba practica y eso juega en contra".
Ignacio López, CTO y Co-fundador de Wormhole, el proyecto con el que en 2007 compitió en la final de la Imagine Cup en Corea del Sur y hoy se ha convertido en una empresa de Live Learning pionera en el mercado, apoyó al equipo nacional como mentor y parte del staff, ofreciendo conocimiento y experiencia para llevar adelante la plataforma. Con 7 Imagine Cup en sus espaldas (en las que fue competidor, mentor e, incluso jurado), brindó su reflexión respecto al desempeño de Lexa y las dificultades que tienen todos los equipos para llegar al podio, cuando todo se decide por pequeños detalles que marcan la diferencia entre un proyecto y otro: "Creo que uno de los principales desafíos es concentrar un problema que sea lo suficientemente permeable a nivel global para que los jurados, que en su mayoría son norteamericanos, lo dimensionen de la misma manera que lo dimensionamos nosotros. Creo que el año pasado esa fue una de las claves: el problema era muy tangible, muy permeable; mientras que este año tiene que ver con el fraude en el sistema médico, que es distinto en cada región. Cada uno lo ve con su óptica y, tal vez, en países desarrollados tiene otros matices y características que en América latina".