Estos bulones inteligentes te avisan cuando están desajustados
Un diseño alemán incluye sensores y un transmisor en la cabeza del bulón industrial, que alerta cuando se afloja; en otro caso, la cabeza del bulón cambia de color cuando no está ajustado correctamente
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La evolución de la tecnología y las telecomunicaciones, además de la miniaturización de los componentes involucrados, hace que incluir una tecnología en un elemento, por pequeño que sea, tenga sentido. Ejemplo: los bulones conectados que avisan cuando se están aflojando que diseñaron en Alemania.
El desarrollo viene del Fraunhofer Cluster of Excellence Cognitive Internet Technologies CCIT, y se inscribe dentro de lo que se conoce como IoT, o internet de las cosas: llevar conectividad a elementos de una casa, una fábrica o una ciudad que históricamente no tuvieron una electrónica integrada.
Aquí no se trata de los que pueden encontrarse en un hogar, sino de elementos mucho más grandes, de uso industrial (por ejemplo, en un molino eólico, maquinaria pesada, andamios o una montaña rusa); son bulones que se usan en situaciones en las que el hecho de que estén levemente desatornillados no es simplemente una molestia (una chapa algo floja) sino una cuestión de vida o muerte.
Los bulones diseñados por el instituto Fraunhofer (el mismo donde se creó el estándar que hoy conocemos como MP3) tienen una pequeña computadora con una antena de transmisión en la cabeza, y tres sensores en la parte de la rosca; esos sensores trabajan en conjunto con una arandela.
Cuando el bulón se ajusta en su posición entra en contacto con la arandela, y cierra el circuito; si por algún motivo el bulón se afloja (vibración, por ejemplo) y los tres sensores dejan de estar en contacto pleno con la arandela, la computadora del bulón envía un alerta. El sistema está pensado para administrar 100.000 bulones o tornillos al mismo tiempo.
Esto permite no sólo prevenir una catástrofe; también facilita el monitoreo de estructuras y maquinaria, ya que no es necesario, justamente, destinar personal para chequear que todos los tornillos estén ajustados; ellos mismos avisan cuando no lo están, algo clave si se trata, por ejemplo, de una torre de transmisión en un lugar remoto al que es complejo llegar.
Los diseñadores piensan, además, en un sistema que se autoabastezca de energía, vía luz solar o por sistema termoeléctrico que aproveche la electricidad generada por la diferencia de temperatura entre una punta del bulón y la otra, algo que ya se usa para un reloj deportivo que no necesita recarga (el Matrix PowerWatch), por ejemplo.
Bulones que cambian de color
No son los primeros bulones “inteligentes”, aunque sí los primeros con conectividad inalámbrica; otro diseño, más limitado pero más sencillo, es el de SmartBolts, una compañía estadounidense que creó unos bulones industriales con una pequeña ventana en la cabeza.
Tras esa ventana, en la cabeza del bulón, hay un elemento que cambia de color según cuán ajustado está; así, de un vistazo se puede saber si el bulón está cumpliendo su función o si requiere un ajuste adicional. El cambio de color es mecánico; es decir, no depende de una computadora, sensores, baterías o una conexión a internet. La contra, comparado con el de Fraunhofer, es que hay que estar físicamente junto a cada bulón para comprobar su estado (es decir, es necesario poder verlo para constatar el color de la cabeza). Pero ya es un avance respecto de los tradicionales.
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