¿Estarán disponibles los navegadores Chrome o Firefox en Windows 10 S?
La nueva versión de Windows 10 cambia la manera en que funcionan los navegadores en ese sistema operativo
Microsoft presentó hace poco Windows 10 S, una versión de Windows 10 que es casi idéntica a la convencional, pero que sólo admite aplicaciones que vengan de la tienda de Microsoft. No es posible visitar un sitio, descargar un archivo .exe e instalar una aplicación: el software debe ser aprobado por Microsoft y publicado en su tienda. La propuesta de Microsoft apuesta a simplificar la administración de una PC y a hacerla más segura: el único software que se puede agregar ya fue validado por la compañía.
No es una situación nueva: así funciona iOS. Y Android tiene una mecánica similar, aunque más flexible; es posible instalar una aplicación que no venga de la tienda oficial, pero no es tan transparente como siempre fue la mecánica en Windows.
Así que el anuncio de Microsoft para Windows 10 S (que puede convertirse en un Windows 10 Pro convencional con un pago de 50 dólares) no es inédito. Pero incluye un punto clave que traerá polémica: el único navegador admitido como predeterminado es Edge, el navegador que "mató" a Internet Explorer y que suele recibir excelentes críticas por su estabilidad, velocidad y seguridad.
Un mismo motor
¿No puede haber un Chrome o Firefox para Windows 10 S? Sí, pero para eso Google o la fundación Mozilla deben reempaquetar la aplicación y publicarla en la tienda de Microsoft. Debería ser algo trivial, si no fuera por un detalle: Microsoft no admite otros motores Web (el componente que define cómo se procesan las páginas Web, controla qué acceso tienen al resto del sistema operativo, qué datos pueden ver del usuario, etcétera) que no sean el de Edge; esto significa que todos los navegadores -no importa cuáles- que lleguen a la tienda de Microsoft deberán usar el motor de Edge para ser aprobados.
Esto significa que para que Google pueda ofrecer Chrome en la tienda de Microsoft (y estar, así, disponible para Windows 10 S), deberá dejar fuera su propio motor, y usar el de Edge, cambiando la interfaz de usuario para que se parezca a la de Chrome. Se verá como Chrome, pero será un Edge disfrazado. Esto no será necesario para quienes usen Windows 10 Home o 10 Pro, las versiones disponibles hasta ahora: admiten la instalación de cualquier aplicación por fuera de la tienda.
¿Inaudito? No; como observa Ed Bott en ZDNet, esta situación es la misma que se da en iOS, donde Google hizo lo que se mencionaba antes: usa el motor provisto por Apple, pero modifica el aspecto del navegador para que parezca al de Google, pueda sincronizar sus datos con los servidores de Google, etcétera. Y la propia Google sólo admite a su navegador en Chrome OS ; no se puede agregar otro.
Romper el círculo vicioso
Para Microsoft, la decisión es compleja: tiene lógica que quiera promover su propia creación por sobre la del resto (sobre todo, cuando sus competidores hacen lo mismo), pero a la vez choca con la realidad: Chrome es el rey de la Web. Y tiene el peligro de hacer que esa versión de Windows 10 (que Microsoft dirige al mercado estudiantil, pero que llegará a otros segmentos, por su precio más bajo) no pueda vencer el dilema del huevo o la gallina.
No tener Chrome afectará su popularidad. Y si no es masivo Google no tendrá necesidad de hacer una versión de Chrome para Windows 10 S. A la vez, es una manera (forzada) que tiene Microsoft de mostrar las bondades de Edge; pero más de un usuario desatento puede llegar a encontrase con una mala noticia luego de comprar su equipo con Windows 10 S.
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