Escribir en una tableta y no morir en el intento: probamos la Lenovo P11 como equipo principal
Tiene una pantalla de 11 pulgadas, además de buen balance entre el precio de venta y sus especificaciones; ¿vale la pena pagar 15.000 pesos extra por su teclado y lápiz para escribir en pantalla?
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En las semanas posteriores a una mudanza emergen algunos vicios propios de la costumbre: es usual entrar a una habitación y tantear la pared buscando la llave de la luz allí donde se encontraba en la casa anterior. Algo parecido ocurre cuando pasamos de un equipo con años de uso a un dispositivo nuevo, aunque sea ocasionalmente: hurgamos el botón de encendido donde no está y en los teclados apretamos la “A” creyendo tocar la “S”. Este reacomodamiento lo experimentamos al probar la Lenovo P11, una tablet que también funciona como una notebook pequeña y que, en su versión más completa, también incluye un lápiz para la pantalla. No sólo echamos mano al dispositivo para evaluar sus prestaciones; esta reseña fue escrita en su teclado cuyo tamaño es aproximadamente un 25% más pequeño que el de una portátil regular.
El producto tiene un buen balance entre sus especificaciones y el precio de venta. Su pantalla es de 11 pulgadas, tiene una resolución digna de 2000 x 1200 pixeles, llega con 4 GB de RAM, un procesador Qualcomm Snapdragon 662 de ocho núcleos y 128 GB para almacenamiento intento, expandible vía microSD, entre otras especificaciones técnicas. En su configuración base se ofrece por un precio sugerido de 39.999 pesos; los que quieran sumar la funda con el teclado y el lápiz deben dar el salto hasta los 54.999 pesos. ¿Vale la pena desembolsar la diferencia?
La respuesta a ese interrogante no es unívoca. No obstante, es válido decir que los mencionados accesorios superan en materiales y calidad a los que usualmente se ofrecen en el mercado. La funda es elegante además de robusta, acoplándose a la tableta mediante un sistema magnético, brindándole protección y un aspecto sobrio con una textura jaspeada de color gris. En la cara posterior tiene una sección que se pliega y que mantiene la pantalla erguida, propiciando su uso como una netbook. Un par de buenos detalles: el teclado incluye un touchpad como el de una notebook convencional, y su superficie no acusa el paso de los dedos incluso con manos transpiradas.
Aquellos que como nosotros usen el equipo para escribir textos de largo trecho deberán acostumbrarse a la posición de las teclas, un acomodamiento natural tratándose de un periférico más pequeño. El lápiz (que llega con un sujetador y un estuche) tiene buen desempeño, aunque inferior a los ejemplares de una gama más alta (las tabletas de Apple o Samsung, por ejemplo), con diversos trazos en función de la fuerza ejercida sobre la pantalla, reconociendo 4096 niveles de presión. Este implemento está construido en aluminio, se siente robusto, incluye dos botones que pueden usarse para moverse en el sistema operativo, y se carga vía USB-C. De fábrica llegan las aplicaciones Squid y Bamboo Paper, y en Google Play es posible conseguir otras herramientas para exprimir al máximo los beneficios del lápiz.
También es una tablet
Los que como nosotros usen la Lenovo P11 con sus accesorios, pronto tendrán la tentación de emplearla como una pequeña computadora. En esa modalidad el equipo ofrece un desempeño digno, aclarando en este punto que se trata de un dispositivo con Android 10, y que en tanto también requiere acostumbrarse a ese entorno al momento de trabajar, especialmente cuando se viene de Windows, Linux o macOS. Igualmente, con el teclado acoplado se activa un modo de “productividad” que ajusta la interfaz del sistema operativo de Google para que se parezca un poco más a la experiencia de los equipos de escritorio.
No hay que olvidar que este producto de Lenovo es, esencialmente, una tableta. Con eso en mente, se destaca la presencia de una pantalla de 11 pulgadas en un rango de precio en el que habitualmente encontramos modelos más compactos. Por eso es también un buen equipo para mirar películas y series además de, ocasionalmente, correr algún juego. En este apartado cabe notar que tiene cuatro parlantes en total, un par en cada lado; el sonido es bueno y en general sin distorsiones. El rendimiento es el esperado para navegar, mirar videos en YouTube, también con varias aplicaciones abiertas al unísono. Incluso soporta con cierta entereza algunas exigencias, como correr Fortnite u otros juegos de Battle Royale, aunque no se trata de un equipo especialmente desarrollado para los requisitos de los videojuegos.
Algunos aspectos a mencionar antes de una conclusión: su batería es de 7500 mAh y ofrece una buena cantidad de horas de uso sin pasar por el enchufe: en las pruebas que hicimos soportó cerca de 10 horas con uso regular. Punto en contra: no tiene conector analógico para auriculares; por eso, aquellos que quieran usar esos accesorios deberán apelar al Bluetooth o al puerto USB-C. Otro elemento ausente es el lector de huellas dactilares, aunque la seguridad biométrica dice presente con reconocimiento facial. Igual que en la mayoría de las tabletas no hay que esperar grandísimas prestaciones fotográficas, tiene una cámara frontal de 8 megapixeles y una principal (trasera) de 13 megapixeles.
Al llegar a las líneas finales de esta reseña no experimentamos el tradicional agotamiento en las manos que usualmente se siente al trabajar en teclados pequeños: ese es un punto a favor para este producto, que con un precio agresivo para su segmento se postula como una puerta de entrada para los que buscan tabletas con accesorios incluidos. Eso sí, no deberíamos pedirle peras al olmo: aquellos que deseen conseguir una experiencia premium deberán pagar una cifra más alta, especialmente si buscan más prestaciones para el lápiz y un procesador que soporte tarea súper exigentes.