Escribir con abreviaturas en WhatsApp o Tinder parece menos sincero y genera menos respuestas, según un estudio
La falta de esfuerzo del emisor al escribir palabras recortadas provoca que el receptor tenga menos ganas de contestar, según un nuevo estudio
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“Xfa xq dices eso, yo tb tqm bb, bno q toy comiendo dnd ayer ntp” puede ser un mensaje en WhatsApp. Significa “por favor, ¿por qué dices eso? Yo también te quiero mucho, bebé. Bueno, que estoy comiendo donde ayer, no te preocupes”, y es un mensaje más rápido de escribir. Ahora, sin embargo, un nuevo estudio ha detectado que ese tipo de abreviaturas hace parecer insincero y aumenta la probabilidad de que el receptor no responda: “La percepción de poco esfuerzo es la principal razón por la que la gente considera las abreviaturas poco sinceras y se siente menos inclinada a responder”, dice David Fang, profesor de la Universidad de Stanford y autor principal del trabajo.
Además de esa falta de esfuerzo, los investigadores han buscado también otras posibles causas como la amistad o la facilidad para entenderlo, que son también importantes, aunque menos: “También analizamos otros factores, como la cercanía entre las personas, la facilidad para entender el mensaje o incluso el esfuerzo que implica responder, pero el esfuerzo percibido siempre fue el más importante”, dice Eileen Zhang, investigadora de la Universidad de Toronto (Canadá) y coautora del artículo. Para analizar todos estos supuestos, en el estudio han participado más de cinco mil personas y se han hecho ocho experimentos distintos. Entre las apps reales usadas para las pruebas están Tinder y Discord.
La edad puede parecer un factor determinante para este estudio. Y lo es a la hora de escribir, pero la reacción de los jóvenes al leer las abreviaturas sigue siendo igual de negativa: “Nuestro análisis sugiere que los jóvenes pueden tener incluso una mayor aversión a las abreviaturas, ya que los participantes más jóvenes percibieron a quienes las usaban como menos sinceros, es decir, las reacciones negativas aumentan con la edad”, dice Zhang, aunque advierte de que los resultados por edad no fueron igual de consistentes en todos los experimentos. También encontraron que en Discord, una app de mensajería muy usada por jóvenes y centrada en comunidades de videojuegos, las abreviaturas disminuían las opciones de respuesta.
El número de abreviaturas por mensaje tampoco es clave. El estudio no indica un límite exacto, pero sugiere que incluso un uso moderado de abreviaturas afecta a cómo se perciben los mensajes. Pero la proporción de abreviaturas frente a palabras completas sí parece importar: mientras más denso el uso, mayor es la impresión de poco esfuerzo. “Una buena regla, si se quiere mantener un tono sincero, podría ser usar abreviaturas con moderación”, dice Zhang.
No todas son iguales
No todas las abreviaturas tienen el mismo impacto. Las abreviaciones fonológicas (“thx” en lugar de “thanks” o “q” en lugar de “que”) son mejor toleradas, mientras que las estilizaciones de acento (“kewl” en lugar de “cool”) o las contracciones o acortamientos (“ltr” por “later”), pueden causar una impresión más negativa. “No hay que olvidar que un uso excesivo de abreviaturas puede mostrar una desconexión personal y una prisa por quitarnos el mensaje de encima”, dice Antonio Martín Barrado, psicólogo que investiga en la Universidad de Huelva, que ha estudiado el uso de abreviaturas en WhatsApp en español. Barrado advierte que existen abreviaturas compartidas de forma universal en una misma población que pueden ser más toleradas, como “xq” para “porque”, pues la forma de leerlas se parece a la palabra real.
El impacto final, sin embargo, sigue variando poco, según los autores del estudio: una abreviatura es algo molesto y denota desidia. “Aun con el uso de abreviaturas comunes, que casi todos reconocen, el impacto sigue siendo negativo. En nuestros estudios, cada abreviatura tenía al menos un 95% de reconocimiento, pero eso no mejoraba la forma en que se percibían”, dice Fang.
La lengua no parece tener un impacto trascendental, aunque los experimentos han sido hechos en inglés en EE.UU. y Reino Unido. Martín Barrado ve pocas diferencias posibles entre lenguas y cree que los efectos no variarían mucho si se probara en español: “El estudio podría ser extrapolable al español. Muchas veces las abreviaturas que usamos tanto en redes sociales como en mensajes pueden ser entendidos como menos formales o incluso desconsiderados. Sí que es posible que a este tipo de mensajes se les responda con menos frecuencia o no sean tenidos en cuenta”, dice el investigador.
También tienen cosas buenas
Las abreviaturas no tienen solo consecuencias negativas ni son algo que debe ser considerado como un formato peor de comunicación. “No creemos necesariamente que las abreviaturas sean una forma peor de comunicarse o que la gente debería dejar de usarlas por completo. Con familia o amigos cercanos, una relación puede ser más fuerte y resistir pequeñas caídas en la percepción de sinceridad. En algunos casos, incluso puede ser mejor invertir menos esfuerzo y aceptar ser percibidos como un poco menos sinceros”, dice Fang.
Hay otros motivos por los que el uso de abreviaturas puede ser útil, como las redes con límite de caracteres o cuando se escriben notas rápidas, según Martín Barrado, quien añade: “También el uso acertado y consensuado de ciertas abreviaturas puede ser percibido como un sentimiento de pertinencia en grupos”. Los resultados del estudio son destacables sobre todo en situaciones donde queremos parecer más sinceros, como al inicio de una relación o cuando buscamos causar una buena impresión. Las apps de ligar son claramente un mal lugar para emplearlas.
La ortografía tampoco parece ser una víctima de los textismos, como también se llama a estas abreviaturas en ámbitos académicos. Para Pilar Colás, catedrática de la Universidad de Sevilla, “hay consenso general en que no tienen consecuencias negativas en la ortografía ni en la escritura. Algunas investigaciones sugieren que favorecen una buena ortografía, aunque las nuestras muestran que algunos textismos en español se relacionan con faltas de ortografía en el alumnado adolescente de contextos vulnerables”.
EL PAIS