Es argentino y trabaja haciendo videos humorísticos y memes en Dubai
Con los contenidos que sube a su cuenta de Instagram, Ayax Bader atrajo la atención de referentes y compañías de todo el mundo, quienes lo disputan por su talento y originalidad
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Gracias a videos en los que se corta la cabeza o hace levitar mates, el argentino Ayax Bader logró mucho más que volverse popular en Instagram: sus creaciones lo pusieron en contacto con los creadores más importantes del mundo y le permitieron trabajar para todo el globo. En medio de la pandemia decidió mudarse con su familia a Dubai, en donde filma para una start up petrolera y recibe propuestas laborales insólitas, como “crear memes”.
Nacido en la ciudad de Campana hace 33 años, Bader jamás soñó con el presente en el que vive, pero cree que nunca existió un mejor momento para aquellos que decidan jugarse por hacer algo diferente y lejos de lo tradicional. “La demanda de entretenimiento es altísima y hay que satisfacerla”, le dijo a LA NACION.
Este influencer comenzó estudiando comunicación, pero pronto se dio cuenta que lo suyo era lo visual y se anotó en la carrera de cine en la escuela CIEVI, en donde egresó en 2009. “En ese momento la industria era muy diferente a la de ahora. No sólo porque las únicas salidas laborales que conocíamos era el cine o la televisión, sino porque era inusual tener equipos para filmar: en general tenías que alquilarlos, no se nos ocurría que un teléfono celular pudiese grabar en 4k. Poco antes de recibirme mi papá me sentó y tuvimos ‘la charla’. Él quería entender cuál iba a ser mi futuro profesional y yo le prometí que iba a conseguir trabajo rápido y empecé a tirar CV por todos lados”, recordó.
Sin experiencia laboral, pero con mucho conocimiento teórico, entró al estudio PepperMelon, que por ese entonces estaba haciendo una serie de contenidos para un canal de cable internacional que requerían referencias concretas del mundo del cine: “Yo no había filmado nada en mi vida ni tenía experiencia en el campo, pero sabía perfectamente qué encuadre usaba Alfred Hitchcock o cómo era la paleta de colores de Quentin Tarantino, y ellos buscaban equipos interdisciplinarios”. Así, mientras el recién egresado ayudaba con nociones más académicas del quehacer cinematográfico, sus compañeros de oficina le mostraban su oficio y le permitieron hacer un descubrimiento que cambiaría su vida.
“Recuerdo que en la oficina se me abrió la cabeza porque trabajar con herramientas de animación 3D me hizo entender que yo podía dejar volar mi imaginación, y no pensar en historias con dos personajes en una habitación porque conocía a dos amigos actores y me prestaban una casa. El mismo flaco que tomaba mate al lado mío podía hacer un corto con dos astronautas en medio de la explosión de un planeta. Su recomendación fue clara: tenía que aprender a usar After Effects, porque no me alejaba de lo mío, que era el cine. Lo hice y a partir de ahí nada fue igual”, aseguró.
Terminada su experiencia en esa agencia, Bader comenzó a trabajar por su cuenta en su ciudad, Campana, haciendo videos sociales, para empresas de la localidad y eventualmente para alguna campaña electoral. Su preocupación fue siempre hacer buenas producciones, más allá del destinatario, y seguir creciendo en el uso de efectos, que él entendió como su diferencial. Así que a medida que iba practicando nuevos efectos, decidió usar primero su cuenta de Vine, la difunta plataforma de videos de seis segundos que tuvo Twitter, y luego Instagram.
“Yo siempre soñé con hacer cine de comedia, es un género que consumo y en el que me gustaría incursionar. Cuando comencé en redes, no había tantos humoristas o cómicos locales, pero ya se había instalado Zach King, que usaba efectos para simular trucos de magia. Y yo, que ya venía trabajando con After Effects, entendía cómo hacer esos videos y así empecé a crear los míos propios”, reveló.
En uno de esos videos de Vine, en donde se veía al padre de Bader jugando al golf hasta que su pelota se volvía un huevo frito, llamó la atención de unos de los empleados de la empresa, que estaba trabajando para Tiger Woods. Su recomendación hizo que la popularidad del argentino en esa red explotara y llamara la atención de más personas.
A partir de allí aparecieron nuevos contactos internacionales, el colectivo de youtubers chilenos Random y el mago callejero inglés Julius Dein, quien creyó que uno de los videos con efectos digitales del campanense era un acto de ilusionismo. Mientras Bader seguía mandando guiones a concursos o era evaluado por jurados, encontró que las redes sociales podían ser la herramienta perfecta para hacer lo que siempre había soñado sin depender del permiso de nadie.
“En un comienzo Vine e Instagram fueron un desahogo creativo, y después una vidriera de lo que yo podía hacer, porque no todos los clientes entendían qué era posible plasmar con esta tecnología. En un comienzo usaba a mi familia o a una persona que trabajaba conmigo. Finalmente me puse a mí mismo como actor porque no tengo a nadie más a mano y sé que a veces quedo como un boludo, pero mi filosofía es que no importa que alguien diga que parezco un boludo: me importa que nadie diga que lo que hago es de baja calidad o tiene errores”, contó divertido.
Y fue finalmente su cuenta, que tiene más de 110 mil seguidores en Instagram, la que le permitió tener más y más trabajos, tanto en la Argentina como en el exterior: “A diferencia de lo que sucede en una presentación para un cliente, en donde podés presentar una idea o un boceto y defenderlo, lo que ponés en redes tiene que poder transmitir aquello de lo que vos sos capaz”.
La cuenta de Bader fue creciendo mientras el ecosistema de otros creadores de contenidos similares, como Gran Berta, también se expandía. Así comenzó a trabajar con agencias y empresas de todo el mundo aunque terminó descubriendo que el trato que recibía no siempre era igualitario: “Hice la misma campaña que un colega estadounidense pero a mí me pagaron 800 dólares, que me sirvió para cubrir los gastos de mi familia durante un mes, y a él 8000, pudiéndose comprar equipos y más infraestructura”. Eso lo motivó a pensar en mejores horizontes.
El año pasado, en plena cuarentena, participó de un video muy popular con una decena de los líderes del género a nivel global, lo que lo terminó de consolidar en el mercado. Allí fue visto por Ahoy, una start up tecnológica que trabaja en la logística de la industria del petróleo y el gas en Dubai, y le ofreció instalarse allí para ser el director de la producción audiovisual de la empresa y coordinar su comunicación.
“En un comienzo pensé que era un chiste. Fue el tipo de propuesta que es demasiado buena para ser verdad… a la vez pensé ‘Si me quieren estafar van muertos porque no tengo plata que me puedan sacar’, así que fui paso a paso. Comencé a hacer videos para ellos y a proponer mis ideas. Es una empresa que quiere destacarse por su originalidad y presentarse de forma diferente es una fórmula perfecta”.
A pesar de las dudas iniciales, Bader decidió mudarse a Dubai, en donde vive con su esposa y su hija de 8 años. “La pandemia había frenado todos mis trabajos audiovisuales y me había volcado a dar clases por videollamada. Aquí, en cambio, puedo proyectar mejor mi futuro. Mi mujer es mi gran compañera y la que se esfuerza para que tengamos de todo: desde yerba y alfajores hasta dulce de leche… ¡si cenamos vitel toné en Navidad y comimos huevos de Pascua!”, explicó.
La efectividad y suceso de los videos que hace para la compañía es tal que hoy Bader recibe también propuestas insólitas en un escenario tradicional y conservador como Dubai: “Me llegan propuestas como empresas que quieren que les haga memes o empresarios que desean tener en sus cuentas personales videos de ellos mismos con los Avengers, por ejemplo, para sorprender a sus amigos e hijos”.
“Creo que este es un gran momento para hacer cualquier actividad que no sea convencional. Hoy tenemos la oportunidad de hacer desde nuestras casas contenidos que van a encontrar su público gracias a las redes. La demanda de entretenimiento es altísima y hay que satisfacerla. Yo hoy veo que de 100 creadores de contenidos o filmmakers sólo diez usan herramientas para destacarse como After Effects, a pesar de que rápidamente le agrega valor agregado”, concluyó.