En Tucumán cultivan alimentos del futuro usando hidroponia y electroestimulación
Los tucumanos Manuel Sobrino y Guadalupe Murga crearon Sylvarum, una tecnología que combina hidroponia con electroestimulación para mejorar la producción de plantas comestibles y medicinales. Su proyecto ganó el concurso de emprendedores tecnológicos del Instituto Balseiro
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Producir alimentos para una población creciente, en un contexto de cambio climático y desertificación de los suelos, es uno de los mayores desafíos globales. De la mano de la ciencia y la tecnología, emprendedores tucumanos desarrollaron una innovadora solución: combinando técnicas de hidroponia y electroestimulación, logran mejorar el rendimiento de los cultivos, al tiempo que reducen el uso de agua y evitan el vertido de agroquímicos.
Se trata de Sylvarum, un proyecto que se puso en marcha en 2020, aunque sus orígenes se remontan a algunos años antes. En 2015, Manuel Sobrino, por entonces estudiante de ingeniería en la Universidad Nacional de Tucumán, se fue a Londres para hacer una pasantía en un fondo de inversión. Ese viaje cambió su cabeza y lo conectó con el mundo emprendedor.
Decidido a tener su propio negocio, al año siguiente -ya de vuelta en Tucumán-, comenzó a cultivar lechugas en hidroponia (un sistema de cultivo que utiliza minerales disueltos en una solución en lugar de tierra, y que al contrario de lo que suele pensarse, requiere menos agua). Luego de mucho “ensayo y error”, logró articular acuerdos para venderlas en una cadena de supermercados; y fue por más.
“Empecé a investigar cómo mejorar el rendimiento del cultivo, y leí que se podía usar electricidad para intervenir en el proceso metabólico de las plantas. Entonces me contacté con investigadores del Conicet en la Universidad Nacional de Tucumán, Gustavo Martos y Juan Carlos Diaz Ricci, doctores en Ciencias Biológicas, quienes validaron la idea desde lo técnico”, cuenta el emprendedor.
Para llevar a la práctica esta idea, Sobrino necesitaba asociarse con alguien técnico, y recurrió nuevamente a la Universidad. Así vio un video en el que Guadalupe Murga aparecía como abanderada en la carrera de Ingeniería Biomédica, y decidió convocarla.
Guadalupe nunca había escuchado la palabra “startup” y tampoco conocía las técnicas de hidroponia y electroestimulación, pero la idea despertó su curiosidad, así que aceptó la invitación, y tras algunas reuniones se convirtió en socia del proyecto, formalmente bautizado Sylvarum. Un detalle no menor es que esto ocurrió en 2020, en plena época de confinamiento por la pandemia. A finales de ese año, el proyecto fue seleccionado para una incubación virtual por parte de Singularity University (la universidad de Google y la NASA).
Electroestimulación para el crecimiento
“Las plantas, como todos los seres vivos, tienen un sistema eléctrico interno que modela su metabolismo. Nosotros intervenimos en ese sistema utilizando estímulos eléctricos y magnéticos, para hacer que crezca más rápido, que mejore su resistencia a determinadas condiciones ambientales o que absorba más nutrientes para generar nutracéuticos o para mejorar plantas de uso medicinal”, explica Sobrino. “Usamos una corriente baja, porque si el pulso eléctrico es fuerte, lastimamos a la planta”, aclara.
Los emprendedores pusieron a punto una técnica para mejorar la producción de lechugas, pero su idea es aplicarla a otros cultivos de mayor valor, como cannabis medicinal.
Los ensayos resultan alentadores. “Una planta de lechuga en suelo crece en 8 semanas y en hidroponia con electroestimulación, en 4 semanas. El crecimiento se concentra en las hojas, porque las raíces no crecen hacia abajo buscando nutrientes”, destaca el emprendedor.
“Es algo innovador. En el mundo se han publicado varios papers sobre electroestimulación aplicada a agricultura o huertas convencionales (no con hidroponia). Pero hasta ahora no se han comercializado productos cultivados de esta manera”, comenta el socio de Sylvarum.
La compañía recibió una inversión de US$ 200.000 y el acompañamiento de la aceleradora local de empresas tecnológicas GridX. Actualmente, emplea a 14 personas (incluidos los socios), todas con perfiles científicos y técnicos, y está siendo incubada en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta). “Tenemos un acuerdo donde nos prestan laboratorios, y a cambio apoyamos y asesoramos a los alumnos que quieren emprender”, cuenta Sobrino.
A finales de noviembre, la startup obtuvo el primer premio del Concurso de Planes de Negocios del Instituto Balseiro, IB50k, que además de un aporte monetario le permitirá contar con mentoreo y capacitación brindado por especialistas de distintas universidades.
Desde hace varios años, la NASA está investigando la producción de alimentos con hidroponia en ambientes de microgravedad, y hay naciones (como Emiratos Árabes y Países Bajos) que están invirtiendo fuerte en estas técnicas para lograr su soberanía alimentaria.
“Desde Sylvarum buscamos mejorar la producción de alimentos para que sean saludables y sustentables -sintetiza Sobrino-, y para que su cultivo sea accesible, escalable y rentable.”