En medio de la crisis, los jóvenes españoles ahogan sus penas en Internet
Fausto, un entusiasta de la tecnología que lucha por sobrevivir como diseñador gráfico freelance, es el personaje de la serie animada Freaklances, una vía de escape de los desocupados en Europa
MADRID—Todos tienen compasión por el pobre Fausto, un joven geek que lucha por sobrevivir como diseñador gráfico freelance en medio de la devastadora recesión de España.
Un cliente se niega a pagar a Fausto por un trabajo, y por si esto fuera poco, lo insulta, echándole en cara que es demasiado materialista. "Un creativo como tú no debería preocuparse por el dinero", reniega el aprovechado.
Además, Fausto tiene que trabajar con el arrogante Roi Stakeholder, presidente ejecutivo de Stakeholder Consulting. Cuando Fausto observa que la empresa no tiene otros empleados, Stakeholder dice que es a propósito: "No tengo a nadie que me contradiga".
Ni siquiera el hogar le ofrece un respiro al desdichado Fausto. Después de retrasarse en sus pagos del alquiler, la anciana que es su casera repentinamente empuña un palo de trapeador y le salta encima como un ninja.
Fausto es la estrella de una serie web animada, Freaklances , creada por dos emprendedores de la tecnología independientes que conocen la situación de primera mano. Alex Otero, de 31 años, se vio obligado a convertirse en trabajador autónomo en 2008 tras perder su empleo en una empresa. En lugar de deprimirse, se vengó creando Freaklances con su amigo y también freelancer, Julio Garma, de 40 años. Freaklances ha tenido 1,5 millones de visitas en sus tres años en línea y ahora cuenta con anunciantes y su propia línea de mercancía.
Mientras muchos españoles salen a las calles a protestar por las medidas de austeridad y algunos incluso emigran, en medio de una debacle económica que ha dejado sin trabajo a la mitad de los jóvenes de entre 16 y 24 años, otros están recurriendo a la web para encontrar alivio cómico. Series web como Treintañeros, Asqueadas y Parados encuentran humor negro en los estragos económicos de la denominada generación perdida de España, y al mismo tiempo ofrecen un antídoto a la imagen aséptica de la crisis que a menudo se presenta en la televisión dominante española.
La serie de Internet más exitosa, Malviviendo, fue estrenada por el director David Sáinz en 2008 con un presupuesto de 40 euros (unos US$52). Tuvo que robar la señal de Wi-Fi del vecino para subirla a la web.
Cuatro años después, 27 millones de españoles han visto el retrato gráfico de un barrio lleno de jóvenes pobres. Sáinz, de 28 años, es el protagonista. Bajo el apodo El Negro, se gana unos euros trabajando con unos amigos estacionando autos. Pero El Negro discurre sobre esta ocupación en términos más elevados: Son "trabajadores sociales no asegurados que aceptan la voluntad de los conductores a cambio de la señalización y la amable asistencia para estacionar, además de la protección del vehículo", dice, "aunque sea de nosotros mismos de quienes lo estemos protegiendo".
Uno de los mejores amigos de El Negro es un cleptómano y narcoléptico, es decir, un ladrón compulsivo que sufre ataques de sueño. El sueño siempre suele sorprenderle en los momentos más inoportunos, como cuando está metiéndose en un auto para robar el estéreo.
La televisión española ciertamente necesita nuevas caras, puntualiza Paula Hernández, profesora de comunicación en la Universidad Autónoma de Barcelona. Señala que es "una desgracia" que la tarea de retratar la lucha de los jóvenes de España haya recaído en gran parte en las empresas nuevas de Internet. De hecho, algunos canales dominantes de televisión están presentado programación escapista, incluyendo una serie de aventura del siglo XVII y una telenovela ambientada en la Posguerra, indica la experta en comunicación Charo Sádaba.
La importancia de la web como altavoz para los jóvenes frustrados fue tangible con el éxito del dibujante de historietas Aleix Saló. A principios del año pasado, Saló publicó una novela gráfica, Españistán, que narra de manera sarcástica la explosión de la burbuja inmobiliaria en España y sugirió que el país se dirigía hacia el estatus de estado fracasado, como Afganistán. Pero con la debilidad del mercado de libros, Españistán fue prácticamente ignorada, señaló Saló.
Esto cambió en mayo de 2011, cuando Saló publicó el video Españistán en YouTube. En cuestión de un día, Españistán se convirtió en una sensación en Twitter y, en una semana, el video fue visto 1,5 millones de veces.