LA NACION

En dos ruedas: una iniciativa busca monitorear la calidad del aire con el apoyo de los ciclistas

Se trata de un proyecto de “ciencia ciudadana” en el que voluntarios llevan en sus bicicletas sensores de la calidad del aire que miden la contaminación en sus recorridos diarios

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PARA LA NACIONMaría Gabriela Ensinck
El dispositivo de medición pesa medio kilo, tiene el tamaño de una caja de zapatos y se puede ubicar en la mochila o en la bicicleta para realizar el monitoreo del aire durante los trayectos diarios por la ciudad
El dispositivo de medición pesa medio kilo, tiene el tamaño de una caja de zapatos y se puede ubicar en la mochila o en la bicicleta para realizar el monitoreo del aire durante los trayectos diarios por la ciudad

Matías Acosta es doctor en Ciencia de los Materiales por el Instituto Jorge Sábato de la Universidad de San Martín, y en 2017 obtuvo una beca de investigación en la Universidad de Cambridge, Reino Unido. Allí se puso en contacto con otros jóvenes investigadores que estaban desarrollando la plataforma Open Seneca para llevar adelante proyectos científicos con impacto social. Uno de ellos proponía monitorear la calidad del aire en bicicleta.

Cuando regresó al país, en 2019, trajo consigo este proyecto que hoy coordina como jefe de exploración del laboratorio de aceleración del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

“Queríamos medir la calidad del aire en las ciudades, pero no en forma estática en algunos puntos donde hay sensores, sino dinámica, recorriendo las ciudades. Y la bici nos pareció la mejor opción, ya que promueve la participación ciudadana y es un medio de transporte que no contamina por lo que permite realizar mediciones más precisas”, dice Acosta.

Una vista del sensor utilizado por más de 40 ciclistas, que fue ensamblado por un grupo de estudiantes de distintas ramas de Ingeniería
Una vista del sensor utilizado por más de 40 ciclistas, que fue ensamblado por un grupo de estudiantes de distintas ramas de Ingeniería

Los sensores, del tamaño de una caja de zapatos, pesan 500 gramos y son ensamblados por estudiantes de la UBA y la Universidad Nacional de San Martín. Pueden llevarse en la canasta o el portaequipajes trasero de cualquier bicicleta, o en una mochila. Cada equipo mide diferentes variables, como los niveles de partículas suspendidas en el aire, la humedad y temperatura.

Estos equipos son entregados e instalados en las bicicletas y mochilas de personas voluntarias seleccionadas en base a su recorrido diario de bicicleta en zonas urbanas, y a la frecuencia de circulación.

Transcurridas algunas semanas, se recolecta la información de los sensores para generar mapas de contaminación del aire. Los voluntarios pueden conocer el grado de contaminación al que están expuestos, pero los datos sobre sus recorridos individuales no se publican, para proteger la privacidad de quienes participan.

Ciencia ciudadana

Este programa de “ciencia ciudadana colaborativa”, en el que personas no científicas participan de una investigación recogiendo datos y colaborando con su análisis, se llevó adelante, pese a la pandemia, en tres ciudades argentinas: Buenos Aires (mayo de 2019 y junio de 2020), Mendoza (septiembre de 2019) y Córdoba (noviembre de 2020). Próximamente se sumarán las ciudades de Rosario y Tucumán.

Hasta el momento participaron algo más de 40 “ciclistas” portando los medidores y un número similar de estudiantes de distintas ramas de Ingeniería ensamblando los equipos. A nivel mundial la experiencia se replicó en Nairobi, Kenia (mayo 2020), Lisboa, Portugal (mayo 2021), Estocolmo, Suecia (mayo 2021) y Phnom Penh, Camboya (mayo 2021).

Este fue un programa de “ciencia ciudadana colaborativa”, que contó con la participación de personas no científicas recolectando datos y colaborando con su análisis
Este fue un programa de “ciencia ciudadana colaborativa”, que contó con la participación de personas no científicas recolectando datos y colaborando con su análisis

El programa es financiado por la Universidad de Cambridge mediante el fondo Postdoctoral Reino Unido-Canadá, y del organismo de Investigación e Innovación del Reino Unido (UK Research and Innovation, UKRI). También recibe apoyo del Laboratorio de Aceleración del PNUD y a nivel local participan el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y gobiernos municipales como el de CABA, Mendoza, Córdoba y Tucumán.

La importancia de la medición de la calidad del aire radica en que, según la Organización Mundial de la Salud, se estima que el 92% de la población mundial está expuesta a aire contaminado, lo que causa aproximadamente 7 millones de muertes prematuras cada año.

Según diversos estudios internacionales, la calidad del aire en las principales ciudades del mundo, si bien mejoró el año pasado durante las primeras semanas de confinamiento; hoy la contaminación medida en términos de los tres principales contaminantes (óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y material particulado, incluyendo microplásticos), recuperó e incluso superó los niveles pre pandemia.

Por María Gabriela Ensinck
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