Embryoscope: cómo funciona la fecundación in vitro asistida por algoritmos
Ya se utiliza en la Argentina Embryoscope, un incubador con inteligencia artificial que analiza y preselecciona los embriones antes de ser implantados
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La inteligencia artificial (IA) va ganando terreno en todos los aspectos de la vida, y ya llegó a su principio mismo, desde la fecundación. En Argentina está disponible desde marzo de este año el Embryoscope, un incubador que utiliza IA para preseleccionar los embriones que serán implantados. El primer embarazo con esta técnica en el país se conoció en junio: una mujer de 38 años que actualmente cursa el quinto mes de gestación.
“Esta tecnología es una aliada en los tratamientos de fertilidad de alta complejidad, ya que nos permite estandarizar resultados, y predecir estadísticamente con más exactitud cuál es el mejor embrión para transferir” apunta Fernando Neuspiller, médico especialista en reproducción asistida y presidente de WeFIV, la clínica que trajo el equipo al país.
Además de contar con un sistema digitalizado de control de temperatura, el Embryoscope realiza una evaluación del desarrollo embrionario minuto a minuto, a través de imágenes. “Esas imágenes son analizadas mediante Inteligencia Artificial, a través de diversas variables que exceden a la evaluación que puede realizar un profesional. Esto mejora las tasas de gestación y acorta los tiempos para lograr el embarazo”, dice Neuspiller y aclara que “este equipo es una herramienta, que no reemplaza a los médicos y especialistas, sino que los asiste en sus decisiones”.
Si bien su aplicación en la Argentina es reciente, esta tecnología está disponible en el mundo desde hace varios años. Fue desarrollada por la compañía danesa Unisense FertiliTech hace casi una década, y desde entonces los equipos fueron incorporando nuevas prestaciones y avances tecnológicos.
“El mayor beneficio de utilizar Inteligencia Artificial es que los resultados pueden ser contrastados con algoritmos que se analizaron previamente en millones de videos de desarrollo embrionario”, dice el bioquímico Santiago Giordana, director del laboratorio de WeFIV. “Por cada video que se fue subiendo, se le fue diciendo a la máquina si ese embrión embarazaba o no, y la calidad del mismo. De esta forma, el sistema fue aprendiendo a analizar patrones de división embrionaria junto a otros que son imperceptibles al ojo humano, y así predecir la calidad del embrión”, detalla.
Maternidades postergadas
Los cambios sociales, culturales y en el modo de vida hacen que la maternidad se venga postergando, en Argentina y en la mayor parte del mundo. Y con la edad más avanzada, disminuye la tasa de fertilidad, por lo cual cada vez más parejas y mujeres requieren de tratamientos de reproducción asistida para lograr ser padres.
Normalmente, las personas llegan a un tratamiento luego de dos años de intentar el embarazo, y les lleva seis meses más realizar todos los estudios. Si los tratamientos de baja complejidad (como la estimulación ovárica y la inseminación intrauterina), fallan, ya han perdido un año más. Y luego la Ley (de Reproducción Asistida en Argentina) establece la cobertura, por parte de obras sociales y prepagas, de tres intentos más con alta complejidad (como la Fecundación in Vitro), mediando pausas de tres meses entre cada uno.
En algunos casos, pasan cuatro o cinco años de intentos, frustraciones y proyectos aplazados, con el agravante de que el paso del tiempo reduce los índices de fertilidad. En estas situaciones, todo lo que pueda hacer la tecnología para brindar precisión y acortar los plazos resulta un beneficio. “Esta técnica es para aquellas parejas o mujeres que requieren de tratamientos de alta complejidad porque se necesita tener los embriones en el laboratorio para poder monitorearlos desde el Embryoscope”, apunta Neuspiller.
Para traer el equipamiento al país y capacitar a un grupo de profesionales en su uso, la clínica invirtió aproximadamente US$ 280.000. “Tuvimos algunas demoras en los trámites de importación, pero finalmente fue aprobada, ya que es un equipo que no se fabrica en el país”, comenta.
El nuevo tratamiento tiene un costo de aproximadamente US$ 5000, y por ahora no está cubierto por obras sociales y prepagas. “No es un tratamiento experimental, sino que su eficacia ya fue probada en el mundo. Pero en la Argentina, si bien la Ley de Reproducción Asistida cubre los tratamientos convencionales de baja y alta complejidad, esta tecnología es innovadora y aún no ha sido incluida”, aclara el titular de WeFIV.
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