El Wi-Fi de la mayoría de hogares se enfrenta al colapso por el aumento de dispositivos conectados y el tráfico de datos
Las tecnológicas se adelantan y ofrecen ya la séptima generación de conexiones inalámbricas a operadoras y usuarios en plena guerra de precios
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Un aeropuerto que duplique su tráfico cada tres años y mantenga la torre de control de hace una década está abocado a colapsos, a tráfico lento y a la pérdida de vuelos. Algo similar sucede con internet en casa. La mayoría de los hogares han incorporado más de una decena de dispositivos conectados al Wi-Fi doméstico que reclaman más capacidad y velocidad para un uso adecuado, como es el caso de la retransmisión audiovisual de calidad o los videojuegos o el teletrabajo. Las operadoras responden ofreciendo ya conexiones de hasta un gigabyte, lo que significa una capacidad de intercambio de algo más de mil millones (2³⁰) de bytes por segundo (aunque en la Argentina el promedio de conexión fija ronda los 70 megabits), pero este aumento de oferta y demanda de datos contrasta con la existencia mayoritaria de routers, los dispositivos que distribuyen el flujo de paquetes de información entre redes, con tecnología Wi-Fi 5, incapaz de digerir eficazmente este tráfico. Cuando el Wi-Fi 6 aún no ha penetrado más allá del 18% de casas, Qualcomm acaba de lanzar su nueva plataforma 10G Fiber Gateway, que adelanta el Wi-Fi 7, todavía sin certificar, y multiplica la capacidad de conexión doméstica.
El 96,1% de los hogares de España dispone de acceso a banda ancha fija (83%) y móvil, según el Instituto Nacional de Estadística. Solo el 13,1% accede a Internet únicamente mediante conexión móvil, un porcentaje inferior en más de tres puntos en algunos países, según DSA. Este retrato estadístico, común en muchas regiones del planeta, convierte al router doméstico en un elemento fundamental que, sin embargo, no se actualiza de acuerdo con la nueva realidad.
Chris Szymanski, directivo de Broadcom, considera crítico el paso a las nuevas generaciones de interconexión inalámbrica. “Vemos la crisis de capacidad más inmediata en el Wi-Fi”, asegura al portal especializado RCR Wireless. La gran mayoría del tráfico, según explica, se gestiona a través del router, al que se conectan casi todos los dispositivos. “La capacidad del Wi-Fi debe ser el enfoque principal de la banda ancha inalámbrica para impulsar nuevas aplicaciones que operan en interiores”, concluye.
También lo advierte Diego Huertas, wireless global arquitect en Ikusi: “Las redes Wi-Fi actuales no tienen la capacidad suficiente para atender la gran demanda de conexiones y de aplicaciones. Es necesaria la migración a las últimas generaciones para evitar los problemas de congestión tan habituales y las quejas por parte de los usuarios”.
“Este año”, según Claus Hetting, presidente de Wi-Fi Now, “habrá 19.500 millones de dispositivos con conexiones inalámbricas en funcionamiento en el mundo”, con un crecimiento anual del 20%. Estos datos hacen inevitable la transición hacia Wi-Fi 6E (evolución del 6 de hace cuatro años) y 7. “Está en marcha”, asegura la Wi-Fi Alliance, la entidad de certificación de esta tecnología que prevé aprobar la séptima generación el próximo año.
Algunas empresas no van a esperar. Los proveedores de routers TP Link o Eero han adoptado la plataforma compatible con Wi-Fi 7 presentada este mes por la multinacional Qualcomm en San Diego (EE UU). Intel también ha entrado en este mercado. El precio medio en Estados Unidos de un router habilitado para la nueva conexión inalámbrica ronda los 550 dólares y se prevé una oferta inminente de algunos de estos dispositivos en Europa.
La tecnología está disponible, pero queda que las operadoras la ofrezcan, el usuario la demande y los países pongan a disposición el espectro necesario. En este sentido, Diego Huertas, experto de la empresa de servicios tecnológicos Ikusi, explica: “Con la evolución a Wi-Fi 7 se habilitan nuevas funcionalidades y una de ellas es poder hacer uso de la banda de 6 GHz, que se utiliza para transmisión de la información. Esto abre nuevas posibilidades en velocidad de acceso y ayudará a resolver el problema de congestión. Sin embargo, en España únicamente se han habilitado la mitad de los canales de esta banda, dejando al país en desventaja para disponer de mayores capacidades”.
Otros países van por delante. Gary Koerper, vicepresidente de la compañía de telecomunicaciones norteamericana Charter, afirma que ofrecerán la nueva generación “como estándar”, como patrón de referencia para todos los usuarios. La británica EE, parte del grupo BT, se ha sumado. “El cliente construye su vida sobre la conectividad”, justifica Danny Marshall, directivo de esta última compañía.
Rahul Patel, vicepresidente de Qualcomm, asegura que la nueva generación es la más importante de todas ante la “congestión que sufren tanto los espacios públicos como los hogares”, donde calcula que habrá más de 20 dispositivos conectados y se registrará en cinco años un tráfico de hasta 10 Gb (gigabit) en el 59% de las casas que generará “una situación crítica”.
Un informe de la consultora ABI Research, que remite a un estudio de Adaptive Spectrum and Signal Alignment (ASSAI), también advierte de la limitada la capacidad de las bandas de los estándares de Wi-Fi más comunes ante el aumento del tráfico. Según este estudio, la permanencia de un Wi-Fi 5 tiene “el desafortunado efecto en cadena de degradar la calidad de servicio por el aumento de congestión, latencia e interferencias”. “Un rendimiento mediocre socava la confianza del cliente en el operador, lo que puede determinar su abandono. Por lo tanto, los operadores de banda ancha están bajo una inmensa presión para ofrecer calidad de servicios Wi-Fi a sus clientes”, advierte el informe.
Guerra de precios
Pero el panorama es difícil de gestionar. La guerra de precios limita la capacidad de las empresas de telecomunicaciones para invertir en infraestructura, servicios y equipos. “No culpo a las operadoras porque creo que no saben cómo hacer dinero. Y si esa situación continua, no serán capaces de avanzar hacia la nueva tecnología, que exige una inversión”, admite Ganesh Swaminathan, vicepresidente y director general de Qualcomm.
Huertas, de Ikusi, también observa reticencias de las empresas para realizar nuevas inversiones en tecnologías de conexión inalámbricas, pero advierte: “No hay un mejor momento que ahora”.
Swaminathan considera necesario un cambio de estrategia y recurre como ejemplo a la situación española: “En países como España, creo que los servicios pueden ayudar a modificar las suscripciones. Ver una película de alta definición con el mejor sonido con un Wi-Fi 5 no es divertido. Telefónica puede decir: ‘No es mi problema, si pagas 33 euros, es lo que tienes’. Pero si Telefónica tiene la habilidad de decirle al cliente que si quiere la mejor experiencia le costará cinco euros más porque le va a facilitar un paquete de experiencia en streaming [en línea], puede cambiar el modelo”.
El directivo también apunta a la demanda del cliente como clave y lo expresa con una analogía. “El usuario puede conducir en autopistas de forma gratuita a partir de sus impuestos. Pero si desea usar una vía rápida, puede pagar un peaje. Son unos pocos euros, pero lo necesita porque la carretera gratuita está congestionada. En los datos pasa lo mismo. La carretera desde la nube hasta el hogar y dentro de la casa está congestionada y se necesitan ciertas carreteras de peaje para dar nuevos servicios. Tal vez no la usen algunas personas que no quieran pagar un extra, pero otras sí y la operadora obtendrá más ingresos de los clientes premium”.
Alex Roytblat, vicepresidente de Wi-Fi Alliance, defiende la implementación de la mayor velocidad para alcanzar los objetivos de digitalización de Europa, pero añade un elemento a considerar ante este planteamiento: el momento de alta inflación. El cliente quiere y necesita más, pero es reacio a pagar un sobrecoste por la conexión y para renovar los equipos que le permitan aprovechar las nuevas capacidades.
En este sentido, Roytblat detalla que el 75% de los encuestados en un Eurobarómetro de la Comisión Europea afirma que una conexión de alta velocidad más asequible facilitaría significativamente el uso de las tecnologías digitales. “A partir de estos resultados, podemos concluir que la asequibilidad será un factor clave para determinar si Europa logra sus objetivos digitales”, advierte.
La nueva carretera del Wi-Fi 7 ofrece 36 Gbps, aunque tiene la posibilidad de llegar a 46,4, muy por encima de la velocidad de datos máxima de la sexta generación (9.6 Gbps). El Multi-Link Operation (MLO) facilita descargas de archivos grandes, transmisión de video y realidad virtual, así como una latencia menor al alternar rápidamente las bandas disponibles. De esta forma, Wi-Fi 7 promete un rendimiento mejorado, una capacidad ampliada, una mayor confiabilidad y resiliencia contra las interferencias.