El secreto mejor guardado de Silicon Valley
Sequoia Capital usa una red de cazatalentos para detectar buenas oportunidades de inversión
Hace cinco años, Jason Calacanis, un inversionista especializado en startups, hizo una apuesta de US$25.000 por una empresa de la cual casi nadie había oído hablar: UberCab. La inversión en lo que hoy es UberTechnologies Inc. vale ahora cerca de US$110 millones.
Calacanis nunca ha revelado públicamente de dónde provino el dinero: Sequoia Capital. A partir de 2009, una de las mayores firmas de capital de riesgo de Silicon Valley ha distribuido millones de dólares a múltiples grupos de empresarios y académicos bien conectados y otras personas conocidas como scouts, o cazatalentos.
Los scouts invierten en startups y tienen las antenas bien sintonizadas para detectar ideas que puedan ser del gusto de Sequoia. Calacanis, por ejemplo, presentó el fundador de Thumbtack Inc. a un socio de la firma de capital de riesgo, que compró una participación en la página web de servicios locales cuyo valor desde entonces se ha multiplicado por 50, según la firma de investigación VCExperts.
Los fundadores de Thumbtack ahora también proveen información y consejos a Sequoia. La firma "se ha portado espléndidamente bien con nosotros, de modo que estamos felices de enviarles emprendedores de primer nivel", dice Marco Zappacosta, presidente ejecutivo de Thumbtack. El emprendedor ha realizado algunas inversiones con los fondos de Sequoia.
El sigiloso ecosistema de financiamiento y conexiones es un poderoso ejemplo de cómo las compañías de capital de riesgo tratan de sacar ventaja en la interminable búsqueda de la próxima empresa multimillonaria. Es una tarea que se ha complicado luego de que algunas startups con valuaciones estratosféricas están experimentando problemas.
Forjar relaciones estrechas que generen nuevos negocios se ha vuelto más importante que nunca para las firmas de capital de riesgo conforme el costo de crear startups cae. A su vez, la aceleración en la formación de nuevas empresas dificulta que el capital de riesgo identifique las oportunidades más promisorias. Además, la competencia se ha intensificado.
Por décadas, Sequoia ha sido uno de los baluartes de la industria de capital de riesgo. Ubicado la calle Sand Hill Road en Menlo Park, la principal avenida de la industria del capital de riesgo en Silicon Valley, Sequoia hizo inversiones tempranas en los titanes de la tecnología actuales como Apple Inc., Google Inc. y Cisco Systems Inc.
Fue la única firma de capital de riesgo que financió al servicio de mensajería WhatsApp, que Facebook Inc. compró en 2014 por US$22.000 millones. Sequoia invirtió más de US$60 millones por una participación que fue valorada en US$3.500 millones al momento de la adquisición. El fondo tiene ahora participaciones en 33 compañías que no cotizan en bolsa valoradas en más de US$1.000 millones cada una, más que cualquier otra firma del rubro.
El exitoso historial de Sequoia abre muchas puertas y el cultivo de las relaciones con los cazatalentos abre incluso más. La red incluye nombres como los de Drew Houston, presidente ejecutivo de Dropbox Inc., los tres fundadores de Airbnb Inc., el ejecutivo de Facebook Mike Vernal, profesores de las universidades de Stanford y de California en Berkeley, y una de las hijas del director ejecutivo de Sequoia, Douglas Leone, según documentos a los que tuvo acceso The Wall Street Journal.
Sequoia también invitó a John y Patrick Collison, los hermanos irlandeses que fundaron Stripe Inc., para que fueran cazatalentos, pero rechazaron la oferta. La empresa de pagos en línea fundada hace cinco años recibió una inversión inicial de otro cazatalentos, Sam Altman, director general de la incubadora de startups Y Combinator. Sequoia invirtió en su empresa anterior, Loopt.
En total, los cazatalentos de Sequoia han invertido en decenas de empresas, según documentos revisados por The Wall Street Journal y entrevistas con los scouts. No se pudo determinar una cifra exacta puesto que las inversiones están diversificadas y la empresa no quiso referirse sobre la escala del programa.
"Todos en este negocio tratan de generar flujos de acuerdos exclusivos", reconoce Roelof Botha, el socio de Sequoia que encabeza el programa de scouts. "Es parte del desafío de nuestro negocio: ¿cómo logras distinguirte en la mente de un emprendedor?
El ejecutivo agrega: "Ojalá que (la inversión de un cazatalentos) signifiquen que tenemos una mejor oportunidad de reunirnos con la empresa y evaluar si encaja con nosotros".
Si la inversión de un scout es exitosa, la gran mayoría de las ganancias se reparten entre el cazatalentos y los socios limitados de Sequoia, explica Botha. La mayoría de las ganancias desde que se creó el programa en 2009 son en papel y no se han hecho efectivas, subraya el ejecutivo.
Sequoia dice que instruye a su equipo de cazatalentos a decirles a las compañías en las que invierte de dónde provienen los fondos. La firma, sin embargo, trata de ocultar las inversiones ante sus competidores mediante el uso de empresas de responsabilidad limitada con nombres como Dragonsteed LLC, Vermillistock LLC y Rocketbooster LLC.
Mantener un perfil discreto es importante puesto que Sequoia no quiere poner en riesgo las perspectivas de recaudación de fondos de las startups que han recibido dinero de un cazatalentos. Si Sequoia decide no invertir un monto mayor en una ronda posterior enviaría una señal negativa sobre el futuro de la startup.
La investigación de The Wall Street Journal identificó a 78 scouts a partir de documentos presentados ante las autoridades reguladoras de California, entrevistas y otras fuentes. Sequoia confirmó los nombres de un puñado. Contactados por el diario, muchos cazatalentos confirmaron su participación o declinaron comentar al respecto.
Los scouts pueden invertir habitualmente hasta US$30.000 en cada ocasión y tienen acceso a un máximo de US$100.000 al año. Botha señala que el monto puede aumentar si los cazatalentos identifican empresas prometedoras.
Para los scouts, el atractivo es pertenecer a un club de elite y dinero gratis para realizar inversiones semilla, que de otra forma no podrían hacer.
Los scouts son "un sistema de alerta muy temprana, casi como instalar una serie de pequeños satélites en Silicon Valley para que recojan las señales en el radar", afirma Matt MacInnis, quien dejó Apple en 2009 para formar la compañía de publicidad digital Inkling Inc. Sequoia invirtió en su empresa y el ejecutivo pasó a ser un scout.
MacInnis invirtió en el proveedor de software de recursos humanos Zenefits Inc., que en su última ronda de financiación fue valorada en US$4.500 millones.
"Quieren encontrar el próximo Zuckerberg o Spigel", dice Daniel Liem, quien confiesa haber sido un cazatalentos de Sequoia cuando estudiaba ingeniería de sistemas en Stanford.