Un anciano José de San Martín posa de tres cuartos de perfil en un daguerrotipo de 1848, tomado en París. En otra imagen, el Libertador aparece en la misma pose, pero joven, alegre y hasta con una inédita sonrisa. Sin necesidad de utilizar un De Lorean o de entrar a una cueva cercana a una planta nuclear, y apenas con herramientas gratis de edición de imágenes y con la ayuda de algoritmos de análisis de imágenes, un argentino logró rejuvenecer a uno de los máximos próceres argentinos con resultados sorprendentes.
Aficionado a las nuevas tecnologías, Gastón Gordon es diseñador profesional y vive actualmente en Salzburgo, Austria. Al ser consultado por LA NACION, explicó que, aprovechando uno de sus escasos momentos libres que le brinda su trabajo, se dedicó "para ver qué pasaba" a esta tarea. "La inteligencia artificial y el machine learning están transformando un montón de cosas, y la creación audiovisual es un campo donde ya tienen un impacto gigante. Como hacía poco tiempo había fallecido mi abuelo y aparecieron un montón de fotografías antiguas, me puse a experimentar con las posibilidades de colorearlas y mejorar su resolución", explica Gordon lo que fue la génesis del proyecto.
Los buenos resultados obtenidos, reconocidos por su familia y obtenidos en su mayoría con apps gratuitas, lo fueron llevando hacia otros desafíos: "A los pocos días vi publicado el trabajo de un artista de Amsterdam (@ganbrood) que trae a la modernidad rostros históricos conocidos con un estilo muy propio usando Artbreeder, una de las herramientas más accesibles para artistas que quieran remixar fotos y generar cosas nuevas usando redes neuronales y entonces quise probar" explica Gordon, quien primero pensó en rejuvenecer a Mozart, pero al que después le agarró la nostalgia: "me ganó la argentinidad, se me cruzó San Martín y me terminaron dando más ganas de ver qué se podía hacer con su único daguerrotipo" agrega.
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Tomando como referencia la imagen mental que se tiene de San Martín joven (el que aparecía en las revistas educativas infantiles), con pelo y ojos oscuros y patillas, Gordon empezó a buscar nuevas tecnologías para rejuvenecerlo "desde el juego y la experimentación", dice. Para eso usó, precisamente, Artbreeder y después entró a 9May Mail, una página rusa que restaura fotos antiguas a partir de redes neuronales.
Para el siguiente paso apeló a sus conocimientos de diseño "por cuestiones estéticas" y allí retocó a mano varios rasgos faciales, haciendo un collage con algunos programas pagos como Photoshop y Affinity Photo, "aunque por supuesto es posible hacer más o menos lo mismo con software libre también como Gimp", aclara. Una vez satisfecho, utilizó la app Remini para mejorar aún más la foto. Esta app se encarga de mejorar imágenes antiguas o con poca resolución tomadas con celulares a través del uso de Inteligencia Artificial.
Después llegó el momento cumbre, el de ponerle una sonrisa en el rostro a San Martín. Y para eso sirvió la evolución de la tecnología: la obtuvo a través de una app muy de moda: FaceApp. Además, esta app le permitió hacer otras combinaciones divertidas con la imagen, como ponerle anteojos o peluca, modernizándolo. El toque final lo dio con la app de diseño gráfico Affinity con la que terminó de moldear la imagen.
Gran repercusión
El trabajo de Gastón tuvo mucha repercusión en las redes sociales, al punto de que tuvo muchos más pedidos para retocar fotos familiares. Pero eso lo motivó a seguir experimentando y buscar nuevos desafíos.
Igualmente, y como él mismo aclara, todo este trabajo se basó también en la tarea que llevó adelante hace más de un año el diseñador gráfico y artista plástico Ramiro Ghigliazza, que mostró un proceso digital similar llevado a cabo también sobre el retrato de San Martín. En este caso, Ghigliazza reconstruyó el año pasado en forma digital uno de los retratos más famosos, con un gran nivel de detalle, incluyendo hasta una pequeña cicatriz que tenía en el rostro, fruto de su participación en la batalla de San Lorenzo.
"Lo que él hizo es muy diferente en el sentido de que está basado en una larga investigación de retratos y descripciones de gente que lo conocía, y trabajado con mucho cuidado en cada detalle -dice Gordon-. Lo mío se realizó solo a partir de una foto y la imagen mental que todos tenemos de San Martín joven: Pelo y ojos oscuros y patillas. Descubrir qué tan rápido podemos llegar a un resultado interesante con tan pocos recursos".
Gordon aclara que utilizó parte del trabajo de Ghigliazza: "en uno de los experimentos probé mezclar, también usando machine learning, el daguerrotipo coloreado con el retrato de Ghigliazza y usé parte de ese resultado (principalmente las cejas y detalles de la barba y el pelo) en mi composición final hecha a mano".
A pesar de que la mayoría de los comentarios alabaron los resultados obtenidos, Gordon es todavía crítico con el trabajo de las herramientas digitales: "la falencia más grande de rejuvenecer solo con algoritmos es que por ahora es muy difícil estimar al 100% cosas como la pérdida de masa corporal en el rostro o cambios relacionados con la salud. El mío, aunque con mejores detalles en la nariz o la boca, quedó seguramente mucho más flaco que el verdadero San Martín joven. Además de otras cuestiones como el tono de piel, o detalles como la cicatriz, que no se aprecian en el daguerrotipo".
Viendo la reacción tan positiva de la gente empezó a preguntarse por la posibilidad de buscar algún tipo de financiamiento o subsidio de parte de museos o fondos relacionados con el arte y la historia “acá o en Latinoamérica, para poder invertir en herramientas y poder dedicarle unos meses a explorar más a fondo las distintas posibilidades que tenemos de acercar personajes históricos a la actualidad con fotos, videos o sonrisas”. En principio, el trabajo realizado con la imagen de San Martín llevó a Gordon a plantearse el mismo desafío para dentro de seis meses o un año, para “ver el avance de la tecnología”.