El portero eléctrico del edificio se moderniza y ahora es un código QR
Varias empresas ofrecen un sistema que usa un código QR en reemplazo del portero tradicional de los edificios; permite atender desde cualquier lado (incluso si no estamos en casa) y generar claves de acceso temporales para amigos, huéspedes temporales o empleados
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“Estoy abajo”, dice el mensaje de WhatsApp que cualquiera que viva en un edificio (o que haya concurrido a uno) conoce muy bien. Es que seamos sinceros: en las grandes ciudades, los botones de los porteros eléctricos y los timbres se utilizan cada vez menos. Si se espera a un amigo, un familiar e incluso a una cita, se le suele avisar por WhatsApp, mensaje de texto o incluso con un llamado cuando se está por llegar a la casa o departamento, o cuando estamos en la puerta, aún teniendo la botonera ahí nomás.
En una época donde en muchas urbes es algo común el robo de porteros eléctricos para vender el metal con el que están hechos, se suelen buscar opciones más económicas para reemplazarlos. Una es utilizar chapa en vez de bronce, con una botonera numérica, un cuadrado de plástico con un solo botón (más que nada para oficinas) o, como una novedosa opción más tech, un código QR.
En concreto, en varias entradas de un edificio o casa ya es posible encontrar una tarjeta con un código QR donde antes estaba la tradicional botonera. Al escanearlo, en el celular aparecerá un teclado con números y letras, donde solamente habrá que marcar el piso y el departamento indicado.
Hay que permitirle al sitio que se cargó con el QR el uso de la cámara y el micrófono, así el dueño de casa puede ver y hablar con la persona que quiere ingresar al domicilio. Es decir, que el anfitrión ni siquiera tiene necesidad de estar en la casa para poder atender. De esta manera, puede decirle a quien llama que vuelva más tarde, que deje el paquete con un vecino, que se encuentren en otro lado o lo que se quiera.
Otras opciones son la de tener un hardware en la puerta al estilo tablet, desde donde es posible establecer una videollamada con los habitantes del departamento.
Entre las empresas que se dedican a comercializar estos productos en Argentina se encuentra Tappbell, que brinda tres opciones: un frente de calle táctil, inalámbrico, con gabinete antivandálico, una apertura remota de accesos y el QR virtual. En este último caso, en primer lugar hay que registrarse con el número de celular y vincular el domicilio, luego descargar el QR e imprimirlo, para ponerlo finalmente en la puerta del hogar.
“Nacimos hace 5 años, con una startup que, teniendo en cuenta el alto índice de robos de las planchas de bronce de los porteros eléctricos, proponía reemplazarlos por sistemas similares, pero por telefonía, a lo que luego le agregamos la videollamada y, finalmente, el QR. Lo bueno de este último sistema es que no hay nada de hardware involucrado, por lo que no es vandalizable”, explica Ariel Kanelson, cofundador de Tappbell.
El sistema incorpora geolocalización, por lo cual cuando alguien “toca el timbre” desde el QR y la app, se identifica en pocos segundos donde está. Si está dentro del rango de cobertura (o sea, si no se aleja de la puerta) se muestra la botonera del edificio. “Pero si alguien hizo el famoso “ring raje”, o sea tocar e irse corriendo, la llamada no llega a concretarse, porque la geolocalización identifica que la persona no está en la puerta. Al que tocó el timbre virtual le aparece un mensaje diciendo “fuera del área de cobertura”, agrega Kanelson.
Si dentro del departamento viven muchas personas, hay dos modelos para optar: el light, que permite que atienda una sola persona dentro del departamento, y el full, por el cual cuando alguien toca el botón del departamento se avisa a todos los residentes del mismo. El primero que atiende anula a los otros.
La videollamada es a través de una aplicación propietaria, que muestra la imagen de la otra persona como si fuera una llamada de WhatsApp.
El sistema con QR se vende a través de una suscripción mensual, que cuesta unos $ 1200 + IVA por cada unidad funcional de un edificio. Los modelos táctiles (al estilo tablet con audio y/o video, que se puede poner en el frente del edificio) tienen un costo de $ 1.500.000 (audio) y $ 2.500.000 (video), que son para todo el edificio.
Cuando alguien llega de visita, el timbre suena en el smartphone (con una app para Android o iOS) y es posible verla, hablar o chatear con ella.
Otras opciones
Bellify es otra de las empresas que ofrece productos tanto para casas particulares como para oficinas u otros complejos habitacionales. Se instala el código QR en la puerta de entrada y luego el visitante debe escanearlo. En la pantalla del celular aparecerá el portero virtual con la botonera del edificio y, al presionar la unidad elegida, sonará en forma automática el timbre en la app, que previamente debe tener descargada el dueño de casa. Al contestar, se generará un chat para poder intercambiar mensajes. Este producto no cuenta con un costo de mantenimiento ni suscripción. Esta elección también cuenta con geolocalización, por lo que se lo puede configurar para que la persona que llama deba estar en la puerta de la casa al tocar el timbre.
Tiene una opción para casas (timbre) que se consigue a unos 28.750 pesos y que tiene una amplia distancia de cobertura (10.000 kilómetros) y permite múltiples usuarios.
El valor de la opción para edificios (portero) depende de la cantidad de unidades funcionales que lo soliciten. El casto con hasta 6 unidades funcionales es de 45.500 pesos, mientras que si son 12 el valor es de 75.000 pesos. La opción para hasta 24 unidades funcionales cuesta unos 156.500 pesos.
Dedicada más a opciones de hardware se encuentra Hipcam, empresa argentina dedicada a crear soluciones para accesos, y que también ofrece métodos de acceso a través de códigos QR, pensados para facilitar el acceso a edificios residenciales y corporativos.
A través de su plataforma nativa, el dueño de casa genera un código QR que comparte con sus invitados. Al presentarlo ante el videoportero inteligente de Hipcam, se realiza la verificación correspondiente y se permite el ingreso (o no) de manera inmediata.
Al utilizarse ese código QR, la app envía una notificación en tiempo real al celular del residente para avisarle que se usó ese código QR. Incluye el hardware que se instala en la puerta del edificio (Video Doorbell Concierge), la placa controladora Hipboard para apertura de hasta 4 puertas internas (un sistema pensado para edificios con control de accesos a determinadas zonas u oficinas) y 20 licencias para departamentos, con usuarios ilimitados en cada uno de ellos. Su valor ronda los 3.950.000 pesos.
La empresa Portero Virtual, por su parte, ofrece un portero eléctrico por QR de funcionamiento similar con precios que van de 15.000 pesos (pago único) para una casa a 24.000 pesos para 6 unidades, 40.000 pesos para 12 departamentos o 70.000 pesos para 24 unidades.
Quienes busquen una alternativa de acceso conectada pueden probar con las múltiples cerraduras con Bluetooth o huella digital disponibles en el mercado, que permiten prescindir de las llaves y generar códigos de acceso personalizados o temporales para habilitar el acceso a un edificio, un hogar o a una puerta específica. La cordobesa Cittyo permite crear llaves virtuales que habilitarán el acceso a una puerta compartida que tenga cerrojo eléctrico, como alternativa al llavero magnético.
También la cerradura Nexxt NHS-D100 que se instala en reemplazo de la tradicional, y que agrega un código numérico como opción de apertura sin llave (es decir, admite ambas cosas); esto permite que, por ejemplo, los dueños del lugar tengan llaves, y los invitados, huéspedes temporales o personal externo ingresen con claves, que pueden ser temporales, o con una app; es posible tener un registro de quién ingresó y en qué horario, y hasta verificar a distancia el estado del cerrojo. Tiene un precio de 125.000 pesos.