El dilema existencial de los nuevos iPhone
Los tres nuevos iPhone que Apple presentó esta semana pueden ser comparados con aquellas obras que alguna vez fueron disruptivas y que, ya en la madurez del artista, han pedido originalidad. La serie que debutó en 2007 acaba de ensancharse con los iPhone XS, XS Max y XR. Son nuevos, aunque no novedosos, y más que a los iPhone clásicos se parecen a los smartphones de otras marcas. ¿Cuáles son los factores que explican la comoditización, o sea, la carencia de innovación y la abundancia de productos que a simple vista no podemos diferenciar?
"Lo que hace que el iPhone se destaque es cómo se presenta esta disrupción en el sentido más auténtico. Apple estableció una categoría completamente nueva dentro de una categoría, el smartphone, iniciando un cambio sísmico en las expectativas de los consumidores sobre la forma de comunicarse", señaló Kantar en un informe de 2017, cuando Apple celebró los 10 años de su ícono. De acuerdo con la consultora, los sucesivos iPhone le permitieron a la compañía estadounidense escalar un 824% entre 2007 y 2016. Pero en cierta instancia, sin duda gradual, la disrupción cesó (o se desaceleró) y los iPhone iniciaron un proceso de mimetización, más allá de seguir siendo una rara avis del sector, con procesadores propios y con un sistema operativo que ningún otro teléfono tiene, el iOS. Por mencionar un ejemplo visual, los nuevos modelos ni siquiera incluyen el botón circular por debajo de la pantalla, un elemento característico en la era dorada de este producto, que el fabricante decidió eliminar en el iPhone X.
Los tres modelos anunciados el miércoles en California suceden al iPhone X. Como aquel, ostentan una pantalla casi carente de marcos. También tienen una muesca en el sector superior en donde se encuentran la cámara frontal y el sistema de reconocimiento facial con el que se reemplazó el sensor de huellas, antes alojado en el botón físico.
Todo sea por ganar pulgadas, aunque esto vaya en desmedro de la originalidad. Igual que los teléfonos de la competencia, los iPhone también son equipos extensos. El XS tiene una pantalla OLED (Organic LED) de 5,8 pulgadas; el XS Max crece hasta las 6,5, y el XR está en el medio, con una pantalla LCD de 6,1. Por lo demás, los modelos más costosos (XS y XS Max) cuentan con una cámara doble en la cara posterior, una tecnología que se ha convertido en un estándar en los smartphones.
Asimismo, en la antes mencionada comoditización del iPhone aparece una característica que, si bien es una novedad en la serie 2018, confirma, no obstante, la mimetización del iPhone con su entorno. La referencia es para el modelo XS con doble SIM, que permite usar dos líneas en un mismo teléfono, una función que se adecua al redituable mercado asiático, donde muchos usuarios prefieren esta opción. De hecho, el poderío del mercado chino es una de las razones que explican, en parte, por qué todos los teléfonos se parecen entre sí. El pulso ya no lo marcan solamente Apple y Samsung. Según datos de consultoras como IDC y Strategy Analytics, durante el segundo trimestre de este año, la china Huawei desplazó a la californiana del segundo puesto en el ranking de los mayores vendedores de smartphones en el nivel mundial.
En este contexto, y para el desencanto de los fans de la manzanita, el gesto disruptivo de Apple hoy es más propio de un hábil comerciante que de un ingenioso innovador. Mientras muchos fabricantes se ven obligados a recortar los precios de sus productos para competir con la conveniente relación precio-calidad de los teléfonos de firmas chinas (no solo Huawei), Apple elevó el precio base de todos sus iPhone. El XR parte de los 749 dólares; el XS, de los 999 dólares; el XS Max, de los 1099 dólares, y hay una versión que asciende a los 1499 dólares.
Concentrándose en el segmento premium, si Apple no logra vender muchísimos teléfonos, al menos le sacará jugo a cada unidad vendida. En diálogo con LA NACION, Enrique Carrier, director de Carrier & Asociados, resume el panorama al señalar que la industria en general se enfrenta a la falta de innovación y que en este caso los recientes lanzamientos se enfocan en la calidad de la cámara y en el tamaño de las pantallas. "Esto hizo que cualquier ventaja que pudiera tener el iPhone en términos técnicos haya quedado igualada hace tiempo, si no superada –comenta el experto–. No obstante, Apple maneja como nadie el concepto de valor, lo que le permite cobrar más por equipos de similares características que su competencia, lo que se refleja en los abultados márgenes que tiene, que no poseen sus competidores. Pero en términos técnicos la ventaja que tenía inicialmente se diluyó hace rato".
¿El iPhone copia a la competencia? ¿O acaso los competidores lo emulan? Un examen profundo invalida las respuestas unidireccionales. Sin embargo, hay una verdad irrefutable. Apple tiene el mérito de haber inaugurado un segmento del que hoy muchos toman rédito, usuarios incluidos. Además, tal como sostiene Carrier, "es dificilísimo mantener la innovación constante".
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