El Defensor del pueblo de la provincia de Buenos Aires propuso crear una Agencia Nacional de Algoritmos

En medio de la audiencia pública convocada por la Corte Suprema para tratar el derecho al olvido de Natalia Denegri y que se impida el acceso al contenido de su pasado desde Google, llamó la atención un pedido de Guido Lorenzino, Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, uno de los oradores, en la que exhortó “al poder legislativo nacional a dar tratamiento un proyecto de ley que oriente a crear una Agencia Nacional de Algoritmos”. Sobre el final de su ponencia, señaló que serviría para que “se entable un diálogo e interacción edificante con las empresas tecnológicas y se pueda acuñar reglamentaciones protectoras de los derechos humanos”.

Según explicaron desde la Defensoría a LA NACION, “la idea la tomamos de experiencias comparadas de Europa. Que sea una agencia estatal, independiente, en la que se pudiera generar y entablar un diálogo con las empresas tecnológicas, en la que se pueda registrar los algoritmos, clasificarlos según su utilización, su destino, su finalidad, para evaluar cuál es el objetivo de los mismos y saber cuál es el método de desempeño, más allá de que muchas veces son secretos, pero por lo menos saber que un algoritmo funciona para dar ponderación, ver algunas pautas de funcionamiento y ver su evolución”, señalaron.

Según el pedido que harán como recomendación del Defensor al Congreso Nacional, “la agencia regularía la utilización de algoritmos, de datos personales, velaría por el cumplimiento de los ejercicios de los derechos humanos, en el marco del desarrollo de la cuarta revolución industrial. Y trabajaría en diálogo con las Big Tech”.

Un algoritmo es una secuencia de instrucciones precisas y no ambiguas con un resultado. Una analogía podría ser una receta. El algoritmo está compuesto por ingredientes (información y sensores) que luego arrojan un resultado, que es lo que a los usuarios se les hace visible tras una búsqueda, en un timeline de una red social o en un camino propuesto en una app de mapas. Conocer qué “ingredientes” están detrás ayudaría a entender por qué aparece un resultado en vez de otro.

Sobre otro de los objetivos, señalaron que la Agencia pueda “evaluar” que “no haya discriminación en el uso de algoritmos”. “De hecho en algunas aplicaciones salieron denuncias sobre la asignación de viajes y que en algunos momentos dejan de asignarle si viene con determinada racha. Lo mismo con la ponderación de búsquedas. ¿Cuál es el criterio que si uno busca Natalia Denegri en uno de los primeros resultados aparezca el video del caso Coppola y no la trayectoria que está teniendo en Estados Unidos? Todas estas cuestiones habría que ir viéndolas, sobre todo para prestar atención en algo que en derechos humanos llamamos “categorías sospechosas” que son aquellas en la que se presume en las que podría haber discriminación o segregación. Sería interesante que pueda ir haciendo un monitoreo y recibir denuncias, reclamos o requerimientos en base a estas cuestiones”, explicaron.

Más temprano -y en acuerdo con Denegri- había comparado el caso de la demandante con el de Cristina Fernández de Kirchner, quien denunció a Google por llamarla “ladrona de la Nación Argentina” en una descripción sobre su función. “La falta de transparencia algorítmica por parte de Google habilitó la indexación de su nombre a un contenido falso, que generó un daño manifiesto a su persona y honor, y también a las instituciones democráticas y la investidura presidencial. El caso de Natalia Denegri y de Cristina Kirchner son dos casos similares que nos llevan a una conclusión: o limitamos a los algoritmos, o los algoritmos condicionarán nuestros derechos e instituciones”, dijo Lorenzino.

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