El biógrafo de Elon Musk: “Para él, el caos es el procedimiento operativo estándar”
Ashlee Vance, autor del libro más importante sobre la vida del hombre más rico del mundo, valora las primeras polémicas del magnate como propietario de la red social
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En la tercera cita de Elon Musk con su segunda mujer, Talulah Riley, ya en la intimidad del hotel, le quiso enseñar sus cohetes. “Era escéptica, pero de verdad me enseñó videos de cohetes”, revela Talulah. En su primer encuentro, Musk había descartado a otras dos modelos en favor de Talulah porque “ella quería realmente hablar de cohetes y coches eléctricos, eso era lo interesante”, cuenta Musk a su biógrafo Ashlee Vance, periodista de Bloomberg y autor de Elon Musk. El empresario que anticipa el futuro, un libro publicado originalmente en 2015.
Musk no solo usaba los autos eléctricos como levante cuando ya había invertido millones de dólares en Tesla, una empresa que los fabrica. Ya lo hacía cuando tenía 18 años y acababa de llegar a Canadá desde su Sudáfrica natal. “Creo que la segunda frase que salió de su boca fue ‘pienso mucho en los coches eléctricos’. Entonces me miró y me dijo, ‘¿tú piensas mucho en los coches eléctricos?’”, dice Christie Nicholson, que conoció al joven Musk en una fiesta y mantuvieron la amistad.
El foco exacerbado y obsesivo en sus intereses vitales y empresariales es constante en la vida de Musk. Desde joven le ha interesado mucho internet (fundó X.com, que está en el origen de Paypal y los pagos seguros en la red), los cohetes (SpaceX) y los coches eléctricos (Tesla). Su interés por las redes sociales y Twitter puede parecer nuevo desde fuera, pero es probable que Musk le haya dedicado muchas horas y crea, como escribió a los anunciantes, que Twitter no es solo una red social, sino una “plaza pública digital” imprescindible para el futuro de la humanidad.
“Según algunos mensajes que hemos intercambiado, creo que está bastante estresado”, dice su biógrafo Vance por teléfono a EL PAÍS. Desde el anuncio oficial de la compra de Twitter, el pasado 27 de octubre, Musk ha despedido a miles de empleados, ha abierto la puerta al regreso de Donald Trump, ha causado el caos con decisiones poco pensadas y ha provocado entre sus críticos el vaticinio del fin de Twitter y un pequeño éxodo a Mastodon y otras redes.
¿Es todo esto un gran problema para Musk? Probablemente, no. “Es una situación extraordinaria, pero para Elon tener sus empresas en caos es un procedimiento operativo estándar, tiene práctica”, dice Vance. “También debo decir que si nada funciona y Twitter se desploma y pierde los 44.000 millones de dólares, no diré que no le importaría, pero es quizá la única persona en la Tierra a quien no le destruiría la vida. Está dispuesto a jugársela y podría vivir sea cual sea el resultado”, añade.
Musk tiene otros proyectos en marcha cuyos resultados están en duda o en camino: el hyperloop, la conducción autónoma de Tesla y sus robots Optimus, o los chips en el cerebro de Neuralink. Los éxitos indiscutibles de Paypal, SpaceX y Tesla no son los únicos hitos de su carrera.
Un gran misterio de estas primeras semanas con Musk frente de Twitter es cómo puede sobrevivir la compañía con 2700 empleados, más del 50% menos de los que tenía en octubre. Hay varias posibles respuestas, observando tanto lo que ocurre hoy en Silicon Valley como echando un vistazo al pasado de Musk en SpaceX y Tesla. Otras empresas tecnológicas están despidiendo a empleados. El cofundador de Twitter, Jack Dorsey, admitió haber ampliado en exceso la plantilla. Musk tenía pinta de saberlo y de igualmente haber apostado fuerte: “Le están subestimando. Se dice mucho que está perdiendo a todos estos ingenieros”, dice Vance. “Se subestima cuánta gente solo protesta por el hecho de que Elon esté ahí y se subestima su capacidad de contratar a gente con talento”, añade. Ya hay ejemplos de ingenieros que se ponen a disposición de Musk con pruebas complejas, como arreglar el buscador de Twitter:
Hay, para Vance, una diferencia sustancial entre Twitter y sus otros dos negocios: SpaceX y Tesla: “Sus dos empresas las construyó con el tiempo. Tienen visiones muy claras sobre qué son y hacia dónde se dirigen. El comportamiento de Musk es algo más tolerado porque están acostumbrados a su estilo. Aun así, es increíblemente duro con algunas personas y las despide de manera horrible”, explica. Pero ahora ha llegado a Twitter siendo ya el hombre más rico del mundo y el mayor usuario de la red, y el interés que levanta es distinto: “En Twitter acaba de tirarse en paracaídas con su gestión y es obviamente impactante para todos en la empresa y los que están fuera de ella”, añade.
En Tesla y SpaceX hay varios ejemplos de su comportamiento y ética de trabajo. En sus cientos de entrevistas, Vance cuenta en el libro algunos casos notables. “Una persona que trabaja 16 horas al día termina siendo mucho más eficaz que dos personas que trabajan ocho horas”, escribe Vance en la biografía a propósito de un caso concreto. “Ese trabajador no debe celebrar reuniones, ni llegar a consensos o poner al día a otras personas. Simplemente, sigue trabajando y trabajando y trabajando. El empleado ideal de SpaceX es alguien como Steve Davis, el director de proyectos avanzados de SpaceX. ‘Ha estado trabajando 16 horas al día todos los días durante años’, dijo Brogan [otro empleado de SpaceX]. ‘Hace más cosas que 11 personas trabajando juntas’”.
Los fines de semana son también un obstáculo para Musk: “Cuando llegó, le hice notar lo impresionante que era que tanta gente trabajara un sábado”, escribe Vance. “Musk vio la situación bajo una luz diferente, quejándose de que cada vez menos personas trabajaban los fines de semana. ‘Nos hemos vuelto jodidamente blandos’, respondió Musk. ‘Voy a enviar un correo electrónico. Somos jodidamente blandos’”. ¿El nacimiento de un hijo? Importa menos que la empresa: “Un empleado [de Tesla] se perdió un evento para presenciar el nacimiento de su hijo. Musk le envió un correo electrónico diciendo: ‘Eso no es excusa. Estoy extremadamente decepcionado. Debes averiguar dónde están tus prioridades. Estamos cambiando el mundo y cambiando la historia, y te comprometes o no’”. Vance cita las palabras del receptor del correo, pero en este caso no pudo ver el mensaje original enviado por Musk.
¿Se van los empleados? Contratamos más
En X.com un grupo de ejecutivos se llevó a una parte sustancial de la plantilla porque estaban en desacuerdo con la gestión de Musk: “Terminó con una empresa fantasma y un puñado de empleados leales. ‘Después de todo, recuerdo estar sentada con Elon en su oficina”, dijo Julie Ankenbrandt, una de las primeras empleadas de X.com que se quedó. ‘Había un millón de leyes para impedir que ocurriera algo como X.com, pero a Elon no le importaba. Simplemente, me miró y dijo: ‘Creo que deberíamos contratar a más personas’”.
Otro modo de subestimar la tozudez de Musk es su relación con el fracaso. En 2008, los cohetes no despegaban y fabricar un Tesla a tiempo parecía un sueño. Con la crisis estaba a punto de perder todo el dinero que había ganado tras la venta de Paypal a eBay. Su mujer entonces, Riley Talulah, recuerda su desesperación. “Un día hubo 50 artículos sobre cómo moriría Tesla”, recuerda Kimbal Musk, hermano de Elon. Hoy el riesgo es mucho mayor en términos absolutos, pero el imperio de Musk no depende de Twitter. Aun así, no se permite fracasos.
Vance cita a Jeff Heilman, uno de los primeros empleados de la primera empresa de Musk, Zip2, de servicios de internet. “‘Elon tenía ese impulso de que esto, fuera lo que fuera, tenía que hacerse y que si no lo hacía, fallaría su oportunidad’, dijo Heilman. ‘Eso es lo que veían los inversores de riesgo: que estaba dispuesto a apostar su existencia en la construcción de esta plataforma’. Musk en realidad le dijo lo mismo a un inversor: ‘Mi mentalidad es la de un samurái. Preferiría cometer harakiri antes que fallar’”.
Más allá del fracaso, una de las distinciones de Musk es cómo reinvierte buena parte del dinero que logra en sus nuevos proyectos. En los años más difíciles de SpaceX y Tesla, cuando aún vivía con su primera mujer, Justine, le dijo esto a Antonio Gracias, amigo e inversor en sus empresas: “‘Las cosas empezaban a ir mal con Justine, pero aún estaban juntos’, dijo Gracias. ‘Durante esa cena, Elon me dijo: ‘Gastaré mi último dólar en estas empresas. Si tenemos que mudarnos al sótano de los padres de Justine, lo haremos’”.
¿Es de derecha?
Una polémica persistente con Musk, que ha crecido desde su compra de Twitter, es si es de derecha. “Creo que es una estupidez”, dice Vance. “Algo de esto lo ha provocado él mismo con las cosas que dice y tuitea, pero la gente tiene que entender que la mayor parte del tiempo está bromeando solo para tocar las narices. No es un fascista radical ni nada por el estilo. Es bastante racional y sus lealtades políticas tienden a cambiar según la forma en que el gobierno trata a sus empresas en cada momento. Es excéntrico y le encantan los enredos, pero en mi opinión no es de extrema derecha, no lo creo”.
Las vacaciones “te matan”
Musk estuvo a punto de morir en un viaje a África con Justine. Se enfermó con un tipo de malaria grave y se la descubrieron tarde a la vuelta. Musk pasó 10 días difíciles en la unidad de cuidados intensivos. Tardó seis meses en recuperarse. Perdió 20 kilos durante la enfermedad. “Estuve muy cerca de morir”, dijo Musk a Vance. “Esa es mi lección para las vacaciones: las vacaciones te matarán”.
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