EE.UU. da un nuevo paso legal para blindar la neutralidad de la Red
La banda ancha se considera un servicio básico como la electricidad, el agua o el teléfono
La agencia que regula las comunicaciones en Estados Unidos se anotó el martes una importante victoria legal en la batalla por garantizar el acceso al Internet a gran velocidad, después de que un tribunal de apelaciones federal apoyara las nuevas reglas para preservar la llamada neutralidad en la Red. La banda ancha se considera un servicio básico como la electricidad, el agua o el teléfono, y las empresas no pueden limitarla por el uso que se vaya a hacer de ella, aunque favorezca a la competencia.
El dictamen judicial supone un serio revés para los grandes operadores de cable como Comcast o Verizon, que restringen la velocidad de forma selectiva a sus clientes cuando tratan de conectarse a plataformas de distribución de contenido audiovisual como Netflix. Su argumento es que las medidas adoptadas por la Administración de Barack Obama para garantizar la igualdad de acceso a contenidos son injustas y desincentivan la inversión.
La acción de la FCC —siglas en inglés de la Comisión Federal de las Comunicaciones— lleva años generando un intenso debate en EE UU. Google, dueña de Youtube, reclamó a Washington que se estableciera una legislación nacional que impidiera a los propietarios de la infraestructura poner límites a la velocidad en la transmisión de datos y así impedirles decidir qué servicios bloquean, lo que crear en la práctica contenidos de primera y segunda clase.
El tribunal de apelación considera que la FCC tiene poder para regular el acceso a la banda ancha, para prohibir que los operadores de telecomunicaciones bloqueen los servicios de sus competidores. Acepta así que se equiparen los servicios de Internet con una compañía eléctrica o una telefónica. "Actúan como plataformas neutrales", afirma la opinión. Así se evita que haya un Internet a dos velocidades.
Barreras a los grandes operadores
Las organizaciones de consumidores aplaudieron el dictamen judicial, porque consideran que llegó el momento de impedir a los grandes operadores que impongan ellos sus propias reglas de juego y así favorezcan sus propios servicios. "Ahora los consumidores tendrán el derecho de poder acceder plenamente a Internet sin interferencia de los guardianes de la red", señalan desde Public Knowlege.
Las nuevas reglas adoptadas el año pasado por la FCC se aplican también a los operadores de telefonía móvil, para evitar que favorezcan sus propios servicios frente al de los competidores como Skype y otras nuevas compañías emergentes. La iniciativa está teniendo lugar, en paralelo, mientras los operadores de cable tratan de fusionares y dotarse de nuevos servicios para reforzar sus plataformas de distribución de contenido.
La batalla legal, en cualquier caso, no está acabada. La FCC ya tuvo que hacer frente a dos decisiones en contra ante los tribunales. Para salir al paso optó por cambiar de estrategia y aplicar la misma fórmula que le permite regular desde 1934 a las compañías de telefonía. También sancionó a Comcast en el pasado por bloquear el acceso de usuarios. Los operadores de cable tienen ahora la opción de poder elevar el caso hasta la Corte Suprema si optan por apelar esta reclasificación.
Es lo que dio a entender que va a hacer AT&T, al señalar tras la decisión del tribunal federal que desde el principio del proceso entendieron que es algo que debe ser abordado por la máxima instancia judicial en EE UU. Eso significa que el intenso melodrama que enfrenta a los diferentes actores de la industria y a la opinión pública desde hace una década seguirá vivo unos años más. Pero hasta entonces, la FCC tiene carta blanca para regular.
Google, Netflix, Amazon y Facebook no están dispuestas a esperar y por eso están creando su propia infraestructura para transmitir datos. Más allá de los argumentos constitucionales, lo que está por ver, como señalan los expertos, es hasta qué punto este nuevo blindaje que logró la FCC para poder garantizar la neutralidad de la Red puede afectar a la manera en la que los grandes actores del sector se adaptan a los rápidos cambios que impone la tecnología.