Docentes, hermanos maristas y la comunidad wichí armaron una radio para continuar las clases en cuarentena
Los alumnos de la Escuela Cacique Francisco Supaz, del Impenetrable chaqueño, no tienen herramientas tecnológicas ni infraestructura adecuada para asistir a clases remotas, pero gracias a la radio los docentes pueden continuar dando clases.
Los chicos que acuden a la Escuela Cacique Francisco Supaz, ubicada en la Misión Nueva Pompeya, zona conocida como el Impenetrable chaqueño, llegan al colegio recorriendo una gran cantidad de kilómetros. "Vienen a pie, en bicicleta, otros van hasta el camino principal y se suben en algún vehículo de los docentes o en la chata de los hermanos maristas. Cada uno llega como puede, pero eso era antes de la pandemia. Hoy sólo vienen al colegio los que viven cerca. Llegan con una ollita para buscar la comida y las tareas que preparamos. Estamos cocinando con el protocolo indicado, para que todos puedan llevar las viandas a sus casas", aclara Julio Zanuttini (46 años), docente de lengua castellana en 2° año del secundario; y profesor guía de Alternancias de 1° a 5° año. "Alternancia son proyectos de investigación e internación sociocomunitaria", cuenta.
De Santa Fe al Chaco
Julio nació en la ciudad Esperanza, provincia de Santa Fe; luego se instaló en Buenos Aires, donde estudió y trabajó en diferentes colegios. Cuando era docente en el Champagnat, colegio de los hermanos Maristas, lo invitaron a hacer un año de voluntariado en la provincia de Chaco. "Me contaron sobre esta escuela. Es de la congregación marista y es intercultural bilingüe, porque aquí se dictan clases en wichí y en castellano. Acepté venir, y aquí estoy desde hace 15 años. Acá conocí a mi esposa y tengo dos hijos: Jerónimo y María Paz", enumera. Le cuesta hablar sobre su vida, pero no escatima en palabras cuando se le pregunta sobre sus alumnos y sobre la comunidad wichí. "Me siento bendecido. El Impenetrable le ha dado el sentido de mi vida. Además de mi familia, me dio mi lugar en el mundo. Estoy agradecidísimo con mi Chaco", dice, con tanta emoción que se le entrecortan las palabras.
La pandemia en el Impenetrable
Pero al contexto inherentemente complicado de esta comunidad se sumó la pandemia. "En el monte no hay señal de Internet. En la escuela tenemos servicio de Internet y también hay conexión, gratis, en las dos plazas del pueblo. Los chicos que tienen las netbook de Conectar Igualdad o que tienen celulares generalmente van hasta la plaza para conectarse, interactuar, escuchar música o hacer investigaciones. De todas maneras son muy pocos los que tienen teléfono e incluso aquellos que tienen celular no tienen dinero para comprar crédito. Además la señal es muy débil, acá tenemos sólo 3G. Mientras que los chicos que viven en los parajes no tienen, siquiera, luz eléctrica", explica el profesor.
Clases por radio
Pero en lugar de paralizarse o interrumpir totalmente la actividad, decidieron realizar una radio. "Comunicarnos con los chicos es tan complicado que empezamos a buscar alternativas y se nos ocurrió montar una radio, una FM. Así nació TOTNAJ PEK, que hace unos días también comenzó a transmitirse por Internet. La armamos con elementos prestados. La torre, el cable de la antena, la consola, todo nos fue prestado o donado por radios colegas. Los micrófonos fueron aportados por distintos profesores y la computadora es de uno de los hermanos maristas", resume Julio. TOTNAJ PEK significa, en wichí, "Pozo del sapo" y es el nombre del paraje donde está la escuela.
La escuela de todos
Escuela Cacique Francisco Supaz es una Unidad Educativa de Gestión Privada gestionada por los hermanos maristas. Es el resultado de un trabajo en equipo: el Estado paga los sueldos de los docentes y aporta dinero para el comedor. La tierra y mano de obra es realizada por los wichís, además hay padrinos y mucha gente que ayuda con donaciones a través de la Fundación Marista y los colegios de esta comunidad. "Hoy es de gestión privada, pero desde su fundación se acordó que en algún momento la comunidad wichí tendrá que asumir la gestión, y vamos hacia ese camino. Hoy tanto el director de primaria como el de secundaria son docentes wichí y en pocos años también se van a hacer cargo de la gestión y la administración de la escuela. Actualmente la representación legal está a cargo de la congregación de los hermanos maristas, pero en poco tiempo pasará a manos de la comunidad wichí", sostiene el profesor.
Wichí y castellano
Por eso las clases y los programas de radio se dictan en los dos idiomas: wichí y castellano. "Los docentes nos juntamos por área y armamos diferentes programas. Los profesores de cosmovisión indígena y filosofía, por ejemplo, hacen un programa que se llama En torno al fuego, durante esta transmisión realizan entrevistas a los ancianos, para que cuenten historias y relatos de los antepasados. De esta manera reflexionan y conocen esas enseñanzas culturales", agrega.
Tareas y comida cada 15 días
En total, 25 profesores están haciendo programas radiales para los alumnos de este colegio, que entre nivel inicial, primaria y secundaria cuenta con 400 estudiantes. "Cada 15 días los padres o tutores de los chicos vienen a retirar los cuadernillos del gobierno, la tarea que les armamos, los bolsones de comida y nos traen las tareas que debemos corregir. Cuando vienen les contamos sobre la radio y algunos nos han dicho que nos escuchan. Pero no sabemos, con certeza, cuántos son. Hemos preparado, además, un buzón y algunos nos han escrito para hacernos saber que nos están escuchando", señala Julio.
Un día de clase
¿Cómo vive un chico wichí del paraje? Aunque parezca increíble, se despiertan solos porque sus padres no les exigen ir al colegio. En su mayoría, los chicos que van a la escuela lo hacen porque quieren o les interesa, por motivación propia. "Los papás wichís más jóvenes entienden la importancia de la escuela y los acompañan en la escolarización. Algunos padres, incluso, han ido al colegio y hacen todo lo posible para que sus hijos también vayan", cuenta Julio. Después de levantarse, se cambian, se lavan la cara y empiezan a caminar hacia la ruta para poder encontrarse con algún vehículo que los acerque al colegio. Los alumnos de jardín y primaria desayunan en cuanto llegan, porque son muy poco los que pueden comer algo en su casa.
Tienen clases hasta el mediodía. Almuerzan antes de irse del colegio. Al salir algunos van para sus casas, otros ayudan en las actividades de sus familias, según la edad y la actividad que realizan. "Las familias del paraje fabrican ladrillos, crían animales o construyen", enumera el docente.
Julio cuenta que muchos de sus alumnos no tienen comodidades en sus casas como para sentarse y estudiar. "Por eso tratamos de no darle muchas tareas para hacer en sus hogares, o si les damos tratamos que sean trabajos que impliquen preguntas a sus papás, tíos o abuelos sobre relatos o sobre enseñanzas de la comunidad, sobre las plantas medicinales o sobre cuestiones que tienen que ver con sus ricas culturas", asegura.
Riqueza cultural
En esta comunidad, donde las carencias económicas y de infraestructura son muchas, el docente asegura que hay una gran riqueza. "La cultura y el reservorio de humanidad es muy grande en esta zona, tanto en los pobladores indígenas como en los campesinos criollos, y mucho de eso tiene que ver con el sentido de comunitario y cooperativo", destaca.
¿Qué pasará con la radio después de la pandemia? La idea es que este medio continúe. Claro que necesitarán devolver todo el equipamiento prestado y deberán comprar los propios. Por eso los interesados en colaborar podrán hacerlo contactando a la Fundación Marista. "Queremos que los chicos puedan aprender locución y puedan crear sus propios programas", afirma el docente.
Zanuttini extraña el ida y vuelta con sus alumnos. "Tuvimos que aprender a dar clases por radio. El desafío más importante es hablar sin ver a los chicos, ni interactuar con ellos. Como docentes, al mirar los rostros de los estudiantes te das cuenta si te están entendiendo o si necesitan una traducción. Ahora no tenemos eso. De todas maneras estamos contentos, porque frente a esta cuarentena apareció la creatividad", dice, con orgullo, por el resultado de una tarea hecha en equipo.