Diez programas indispensables y de costo cero (más algunos otros de yapa)
ADVERTENCIA: en los siguientes párrafos se exhibe productividad explícita y es apta solo para personas (de cualquier edad) que usen una computadora personal para trabajar. De otro modo, las imágenes y descripciones a continuación pueden resultar muy perturbadoras.
Calculo que por una cuestión formativa (vi código fuente por primera vez a los seis años), para mí el software es algo que escribimos entre todos y que se comparte sin otra pretensión que la de contribuir y, de algún modo, trascender. Eventualmente, escribir código y distribuirlo de acuerdo de algunas con las licencias libres también otorga prestigio, lo que a su vez puede conseguirle al programador un buen empleo. Todos tenemos que pagar las cuentas, y el software libre tiene que ver con la libertad, no con la gratuidad. Red Hat, por ejemplo, es una corporación de 12.600 empleados que cotiza en Bolsa; vende su propia distribución de Linux. Desde el 9 de julio forma parte de IBM, nada menos.
El otro día, por ejemplo, me pidieron que diseñara un logotipo y un isotipo. Necesitaba un buen programa de dibujo vectorial. Bajé Inkscape y en una hora ya tenía varios bocetos, y, además, una idea. Se me ocurrió que con la cantidad de programas que uso, no estaría mal mencionar esos que son libres (o al menos gratis), que vengo usando hace más de 15 años, y que se han mostrado no solo útiles, sino robustos. Alguna vez hablé de bestware en esta columna, el software que nunca te deja de a pie. Estos son los bestware sin cargo.
Es cierto que me interesan quizá demasiadas cosas, pero no todas (digamos, no consumo comics). Así que sería genial que si conocen programas excelentes que no se aparecen aquí (hay cientos), los mencionen en los comentarios. Ahí vamos.
LibreOffice
Es algo redundante aclararlo, pero el 90% de mi trabajo es sobre páginas en blanco. Las del procesador de texto. He escrito dos libros y todas mis notas desde hace 20 años con OpenOffice, primero, y luego con su derivado, Libre Office. En serio, no uso Word desde hace dos décadas; es más, encuentro que las aplicaciones de oficina de Microsoft se han vuelto un amasijo de controles incomprensible. Además, en LibreOffice, los diccionarios de sinónimos en casi todos los idiomas son también gratis, y migrar los de autocorrección es una pavada. Tanto que (creo que ya conté esto), cada noche, un archivito de ejecución por lotes copia mis diccionarios a la nube desde el diario, para tenerlos sincronizados con mis otras computadoras.
OpenOffice nació como un derivado de StarOffice (un programa de origen alemán que usé mucho en OS/2) y luego pasó a manos de Oracle, cuando la compañía adquirió Sun Microsystems en 2010. Por razones que llevaría mucho contar, se originó entonces LibreOffice, y se convirtió en el software de oficina libre más usado. Más tarde, Oracle donó OpenOffice a la Fundación Apache.
LibreOffice también ofrece una planilla de cálculo, un gestor de bases de datos, un creador de presentaciones, uno de ecuaciones y un programa de dibujo. Un clásico paquete de oficina, pero de software libre y de una robustez imbatible. Para Linux, Mac y Windows.
VirtualBox
Otra de las aplicaciones que uso mucho, porque simplifican enormemente el probar nuevos sistemas operativos o meterse en lugares no del todo seguros, es VirtualBox, que también quedó en manos de Oracle cuando adquirió Sun. Es de software libre y se la actualiza constantemente; compatible con Linux, Mac y Windows. ¿Para qué sirve?
VirtualBox (o sus equivalentes) permite mentirle a un sistema operativo. Suena raro, pero así es. Primero creás una computadora virtual, es decir, una que no existe, con una cierta cantidad de RAM, memoria de video, espacio de disco y así. De nuevo, la máquina no existe, pero VirtualBox le hace creer al sistema invitado (guest, en inglés) que esa computadora virtual que funciona como huésped (host, en inglés) es real, y de ese modo podés correr un Linux dentro de una computadora (real) con Windows. O viceversa. De hecho, en algunos ejercicios para marear amigos aquí en la Redacción he mostrado un Windows corriendo en un Linux que corría en una máquina virtual dentro de un huésped con Windows.
Ya sé, hasta que no le encontrás la utilidad, suena a que me excedí con el coñac. Pero, es una herramienta indispensable.
Curiosidad al paso: VirtualBox también se originó en un software alemán.
Avidemux
Mi editor de videos favorito es Avidemux, en parte porque existe hace mucho, en parte porque puede usarse casi exclusivamente con el teclado y,gracias a esto, una edición rápida sale en dos minutos. Por edición rápida me refiero a que colgaste grabando un video de cinco minutos y lo realmente copado dura 45 segundos y querés extraer ese fragmento y nada más. para FreeBSD, Linux, Mac y Windows.
Pero existen otras opciones libres muy celebradas, como Kdenlive, que no he tenido la oportunidad de probar todavía, y Blender, que aparecerá de nuevo en un minuto.
Blender
Este software no solo es extraordinario, sino que es uno de mis favoritos absolutos de todos los tiempos. Este año, Blender cumplió 25 años y, una vez más, conté su increíble historia y entrevisté a Ton Roosendaal, su creador original.
Blender sirve para muchas cosas, pero en general se lo utiliza para la creación de escenas y animaciones 3D. También, como dije arriba, permite editar video, modelar, texturizar, renderizar y unas cuantas cosas más. Para Linux, Mac y Linux.
Lightscreen
En general, hacemos capturas del chat para mandar a otro chat y que se incendie todo. Con el teléfono, claro. Esto se hace apretando un par de botones o con un gesto (pasando la mando de derecha a izquierda sobre la pantalla, por ejemplo).
Pero en una Redacción (y muchos otros espacios de trabajo) necesitamos capturar pantallas de una forma mucho más eficiente. Entra en escena Lightscreen . Funciona en Windows y Linux y es simplemente perfecta. No solo porque jamás la vi colgarse, exponer fugas de memoria o fallar. Se queda ahí, oculto en segundo plano, y basta apretar el atajo que hayamos definido para que capture según los parámetros que establecimos. Para Linux y Windows. (Todas las capturas de esta nota fueron hechas con Lightscreen, obvio.)
Eso es lo fuerte de Lightscreen, se puede configurar todo, desde la carpeta donde guardará las capturas y si notificará con un mensaje emergente y un sonido hasta el formato que le dará al nombre de los archivos. Es software libre y fue creada por el programador argentino Christian Kaiser cuando tenía 16 años. "Cuando tenía 16 años empecé el Lightscreen como un proyecto para uso propio y de aprendizaje, que como me resultó útil lo publiqué como open source y con el tiempo fui expandiéndolo, reescribiéndolo y mejorándolo. El armar algo que le sea útil a la gente y los conocimientos que fui adquiriendo en el camino fueron dos de las razones principales por las que hoy trabajo en la industria del software", me contó por correo electrónico Christian, que ahora forma parte de la compañía Brandtrack.
Audacity
Mi editor de audio predilecto es Audacity. Con una interfaz despojada (lo mismo ocurre con Avidemux) que puede hacernos pensar que es un software menor, Audacity es fácil de usar y está repleto de funciones. Lo he usado mucho y con grabaciones extensas (reportajes, por ejemplo) y no recuerdo que haya fallado ni una vez. Para Linux, Mac y Windows.
GIMP
El Photoshop es un clásico de Mac y PC, y también un estándar de la industria. Pero los que preferimos el software libre echamos mano de GIMP. ¿Son iguales? No. Ah, entonces Photoshop debe ser mejor, porque cuesta dinero. No, tampoco. En algunas cosas gana Photoshop, en otras, GIMP.
En todo caso, para el resto de nosotros, GIMP basta y sobra (por mucho). Como me ocurre con Word, hace dos décadas que no necesito usar Photoshop. Disponible para Linux, Mac y Windows.
GIMP es tan generoso en funciones que con mucha frecuencia me encuentro usando en su lugar un programa gratis (no libre) llamado XnView, de Pierre-emmanuel Gougelet, a quien entrevisté en 2011. XnView es un organizador de imágenes, pero su editor es más que suficiente para operaciones rápidas y básicas, así como para renombrar o cambiar el tamaño de muchas archivos a la vez. Tenés que tenerlo en la máquina. Es compatible, según la versión que elijas, con Linux, Mac, Windows, Android y iOS. Una crítica: la nueva versión arranca con un despliegue de ventanas excesivo. A no desesperar, eso se configura fácilmente para que vuelva a tener un aspecto comprensible.
VeraCrypt
Es el sucesor del misterioso TrueCrypt y, en pocas palabras, sirve para cifrar archivos en el disco de la máquina (o el disco entero, llegado el caso). VeraCrypt está disponible para FreeBSD, Linux, Mac y Windows. En 2014 entrevisté a su desarrollador, Mounir Idrassi.
VLC
Hay muchos reprodutores de video; VLC es mi favorito, y lo uso incluso para desgrabar reportajes, gracias a sus atajos de teclado globales. VLC está disponible para Android, iOS, Linux, Mac, Windows y Windows Phone (en serio, Windows Phone).
Krita
En Mac y Windows tenemos el excepcional Painter, de Corel. ¿Y en Linux? Krita, un magnífico software de pintura e ilustración de Matthias Ettrich cuyos orígenes se remontan a 1998. Si tenés una máquina con pantalla táctil y lápiz, Krita no debe faltarte. En rigor, no solo está para Linux, sino también para Mac y Windows.
Inkscape
Y para ir redondeando, el software que mencioné al principio. Inkscape es un potente editor de gráficos vectoriales. Es decir, un programa equivalente a Illustrator, pero de software libre.