Día de la Mujer: una investigación analiza la enorme brecha de género en el sistema universitario argentino en carreras de ciencia y tecnología
La organización Chicas en Tecnología elaboró un informe donde analiza la brecha de género entre estudiantes de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática en el sistema universitario argentino
- 4 minutos de lectura'
Desde la aparición de la primera computadora personal, la participación de las mujeres en la industria STEM (las siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) cae in picada. En la actualidad, representan a nivel global sólo un 26% de quienes trabajan en el sector de la tecnología.
Estos datos se pueden ver reflejados en los estudios internacionales y locales sobre el tema. Uno de los primeros en dar fe de ello fue “Y las mujeres donde están”, de la Fundación Manuel Sadosky. Data del 2013 y refleja qué pasó, por qué en los años 70 había mayoría de presencia femenina, con un porcentaje cercano al 70%, hasta llegar al 11% en 2013.
Casi diez años después, los números no repuntan. En el informe “CET (2022), Una carrera desigual: la brecha de género en el sistema universitario de Argentina”, elaborado por la organización Chicas en Tecnología (CET), indican que para entender la baja presencia de mujeres en el ámbito laboral STEM es necesario remontarse a instancias previas en sus trayectorias, en particular a las etapas formativas.
Según datos de la industria, en el sistema universitario de Argentina, entre los años 2010 y 2016, se registraron apenas 18% de mujeres como estudiantes de carreras relacionadas con la informática. Una de las razones de este bajo porcentaje es que las mujeres que desarrollan una trayectoria académica y laboral en estas disciplinas enfrentan barreras antes, durante y luego de formarse en estas áreas, basadas en estereotipos familiares y sociales.
Es decir, influyen los estereotipos de la primera infancia a través de los juegos y juguetes, y una brecha de desempeño en estas temáticas en la escuela primaria y secundaria, en donde influyen la autopercepción y el entorno. Esto se potencia por la falta de visibilización de referentes mujeres profesionales en tecnología en las enciclopedias, en los medios, en los directorios de las empresas y en las cúpulas de las organizaciones.
“Se necesitan 150 estudiantes para dar con una mujer estudiando programación” indican en el informe, y agregan que las mujeres representan el 35% de quienes estudian STEM y solo el 17% de quienes estudian programación.
En el mundo, la situación es similar: globalmente las mujeres representan el 26% de quienes trabajan en el sector de la tecnología.
Algunas de las conclusiones del informe de CET son que hubo un incremento de 20% de estudiantes en los últimos ocho años en el sistema universitario argentino, que hay más mujeres que varones en los últimos años: mientras que la cantidad de inscripciones de mujeres aumentó 42% entre 2011 y 2019, para los varones este crecimiento fue de 29%.
Sin embargo, los estudios en STEM crecen a menor ritmo que los estudios universitarios en general, a pesar de que este tipo de carreras son las más demandadas y mejores remuneradas en el mercado general. Las mujeres, en este ámbito, son minoría, y representan solamente el 34% del total de estudiantes de carreras STEM. Sin embargo, egresan más: un 27% en el caso de las mujeres en comparación con un 22% de los varones.
La conclusión del estudio es que la evolución histórica de los indicadores muestra el crecimiento de la brecha de género en carreras de programación, ya que en el período analizado aumentó la brecha: la proporción de mujeres pasó del 19% en 2011 al 17% en 2019.
Los resultados muestran que las mujeres están sobrerrepresentadas en el total de estudiantes, pero son consistentemente minoritarias en las categorías STEM: “Se observa que, cada 100 estudiantes, unas 60 son mujeres y 40 son varones. Solo el 12% de ellas elige una carrera de STEM y únicamente el 1% estudia programación”.
En el mercado laboral la situación se refleja con porcentajes similares. Según datos del Foro Económico Mundial, sólo el 27% de quienes trabajan en este son mujeres y menos del 20% tienen roles de liderazgo. Las posibilidades, también son distintas: una nota del Wall Street Journal de 2017 reveló que las desarrolladoras de software en Facebook tienen 35% mayores probabilidades de que su código de programación sea rechazado en el sistema de revisión de pares de la empresa.