De Misiones al espacio: así es Melchora, el primer nanosatélite nacional que medirá la huella de carbono de la selva misionera
La empresa público-privada FanIOT presentó a Melchora, el primer nanosatélite nacional que se encargará de medir la huella de carbono de la selva misionera. Ya culminaron la tercera etapa de su desarrollo y el lanzamiento está planeado para este año
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La industria satelital argentina sigue avanzando en busca de una mayor soberanía tecnológica en este sector. El 28 de diciembre último, el consorcio público-privado FanIOT y el gobierno de la provincia de Misiones presentaron a “Melchora”, el primer nanosatélite de fabricación nacional que tendrá por misión medir las huellas de carbono de la selva misionera. Su lanzamiento está previsto para 2023 y la información que genere estará disponible de forma pública.
“Misiones es el pulmón de la Argentina y, teniendo una empresa de tecnología público-privada en la provincia, nos pareció interesante desarrollar un nanosatélite cuya función primaria sea medir las absorciones de dióxido de carbono de la selva misionera y poder brindar un servicio diferente de otros nanosatélites que existen actualmente”, le dijo a TSS Martín Bueno, director ejecutivo de FanIOT (por Fábrica Argentina de Nanosensores IOT).
La empresa nació a fines de 2019 a partir de una iniciativa del Gobierno de Misiones, a través de su Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, en colaboración con los emprendimientos SmartCultiva, Polo Tic y Marandu Comunicaciones. En febrero de este año, el consorcio creó el Programa FANSAT para el desarrollo de nanosatélites y obtuvo un aporte de 35 millones de pesos de la Agencia de I+D+i y de 5 millones de pesos del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT) para diseñar el nanosatélite.
Al momento, ya culminaron con tres de las cuatro etapas de desarrollo del dispositivo, que consistieron en la planificación, fabricación e integración de componentes. La última etapa será la realización de ensayos técnicos para comprobar su funcionamiento y la puesta en órbita. “El satélite va a tener dos unidades, una con la electrónica hecha en Argentina y la segunda con componentes importados. Vamos a probar cómo funciona el sistema y, si todo sale bien, para los próximos lanzamientos vamos a usar tecnología diseñada completamente en la Argentina, en FANSAT”, señala Bueno.
Algunas ventajas de los nanosatélites con respecto a los satélites tradicionales es que tienen un tamaño y peso mucho menor, y eso permite abaratar los costos tanto de fabricación como de lanzamiento. “Un nanosatélite cuesta entre 50 y 100 mil dólares, y en un mismo lanzamiento un cohete puede inyectar hasta setenta satélites en una órbita prefijada”, indica el titular de FanIOT.
Melchora posee una estructura de aluminio preparada para resistir las vibraciones del lanzamiento y los cambios bruscos de temperatura del espacio exterior. Tiene una vida útil de dos años y es un satélite de órbita baja (estará a 150 kilómetros de altura). Su misión será monitorear los niveles de CO2 presentes en la selva misionera, por donde pasará cada nueve horas.
La medición se hará a partir de sensores que permitirán obtener datos en tiempo real de la huella de carbono de la selva misionera. La información será de carácter público, de forma que cualquier universidad o instituto del sistema científico podrá utilizarlos, con previa autorización del consorcio. “Tener un satélite propio es fundamental para tener soberanía espacial, generar nuestra propia información y no depender de terceros”, remarca Bueno.
El nombre del nanosatélite es un homenaje a Melchora Caburú, una mujer misionera que desempeñó un importante rol en las luchas por el federalismo. Fue compañera del caudillo Andrés Guacurarí (“Andresito”), quien realizó diversas campañas como Comandante General de Misiones. Melchora se encargaba de organizar los campamentos de niños y mujeres que debían resguardarse de los combates y supo conseguir el respeto de sus pares en una época y un ámbito considerados “impropios” para una mujer.
“La próxima etapa será definir el cohete que lo va a inyectar en órbita. Una vez que eso esté definido, comenzaremos con las tres certificaciones requeridas para este tipo de satélites. Por último, lo pondremos en órbita. Si bien no tenemos fecha concreta, queremos que sea en 2023″, finalizó Bueno.
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